Leo Hurwicz, el pionero
Parec¨ªa que ya no iba a ocurrir. Los admiradores de Hurwicz y de su contribuci¨®n al pensamiento econ¨®mico ya pens¨¢bamos que su trayectoria y la del Premio Nobel no se cruzar¨ªan. Pero, para cr¨¦dito del mismo, se han cruzado. Como tantos distinguidos con el premio Nobel, Leo Hurwicz es europeo. De ascendencia jud¨ªa y escapado de la Europa nazi hacia Estados Unidos a finales de los a?os treinta.
Se form¨® como economista en la Cowles Foundation, primero en la Universidad de Chicago y despu¨¦s en la Universidad de Yale. En Chicago fue un joven asistente de Oskar Lange, otro emigrado polaco que en aquellos tiempos participaba muy activamente en el llamado debate sobre el socialismo.
Fue precisamente del fermento intelectual de aquellos a?os, en que la esencia misma de c¨®mo deb¨ªa organizarse la econom¨ªa estaba en cuesti¨®n y era objeto continuo de debate, que se fragu¨® el inter¨¦s de Hurwicz por lo que ser¨ªa la pasi¨®n intelectual de su vida: una reflexi¨®n profunda sobre los mecanismos econ¨®micos para la asignaci¨®n de recursos y la toma de decisiones.
Hurwicz plantea el problema econ¨®mico no como el an¨¢lisis de instituciones dadas sino como el dise?o de aquellas que cumplan necesidades especificadas
En sus inicios, Hurwicz particip¨® en la consolidaci¨®n te¨®rica de temas cl¨¢sicos o emergentes: as¨ª, sobre la dualidad pesimismo-optimismo como componente de la teor¨ªa de la decisi¨®n, o sobre la muy nueva teor¨ªa de los juegos, o sobre el an¨¢lisis del funcionamiento de los mercados y, en particular, de su estabilidad. Ah¨ª explot¨® metodolog¨ªas de programaci¨®n matem¨¢tica muy nuevas en su tiempo. En esta etapa inicial colabora intensamente con Kenneth Arrow, tambi¨¦n galardonado con el premio Nobel a?os atr¨¢s.
La madurez de Leo Hurwicz emerge con un art¨ªculo de enorme relevancia publicado en 1959 y dedicado a la definici¨®n de los temas fundamentales de la teor¨ªa del dise?o de mecanismos. Para empezar, Hurwicz plantea el problema econ¨®mico no como el an¨¢lisis o la formalizaci¨®n de instituciones dadas sino como el dise?o de instituciones que cumplan necesidades especificadas y que tengan propiedades deseables. Por supuesto, el mercado es un mecanismo importante pero es un mecanismo que en la perspectiva de esta contribuci¨®n debe tener, para ser validado, una justificaci¨®n a partir de propiedades m¨¢s fundamentales.
No olvidemos que el clima intelectual de aquellos a?os era de intenso debate, sino disputa, entre el mercado y la planificaci¨®n o, m¨¢s bien, sobre el grado ¨®ptimo de planificaci¨®n. La l¨ªnea anal¨ªtica de Hurwicz en aquella primera etapa de desarrollo de la teor¨ªa de los mecanismos puso ¨¦nfasis en los temas informacionales.
Los mecanismos econ¨®micos deben recoger y capturar informaci¨®n acerca de la realidad para la asignaci¨®n de recursos. Para ello, la captaci¨®n de informaci¨®n es fundamental, pero en esa realidad, la informaci¨®n est¨¢ dispersa.
A partir de esta constataci¨®n, los mecanismos que Hurwicz postula, y en particular su an¨¢lisis de los mercados competitivos, parten del deseo y de la necesidad de economizar los intercambios de informaci¨®n para llegar a buenos resultados econ¨®micos.
A finales de los a?os sesenta, Hurwicz fue el iniciador de lo que podr¨ªamos llamar una segunda ola en el desarrollo de la teor¨ªa de mecanismos. Fue ¨¦l quien insisti¨® en que cualquier mecanismo induce comportamientos de adaptaci¨®n por parte de los participantes en el mismo. Es decir, estos mecanismos que, en principio, coordinan la actividad econ¨®mica no lo har¨¢n muy bien si no inducen el comportamiento adecuado, es decir, si no generan incentivos alineados. De ah¨ª surge la confluencia entre la teor¨ªa de mecanismos y la teor¨ªa de los juegos. A partir de estas contribuciones de Hurwicz, el dise?o de mecanismos econ¨®micos de todo tipo (subastas, entre otros) reconoce, por ejemplo, que el comportamiento de sus participantes debe tener en cuenta estos efectos. De ah¨ª que surgen, incidentalmente, los trabajos de Maskin y Mayerson, los economistas m¨¢s j¨®venes que Hurwicz, que le han acompa?ado en la distinci¨®n Nobel de este a?o y que han hecho sentir su trabajo y su impacto precisamente en este aspecto.
En Espa?a, donde dispone de un doctorado honoris causa por la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, Hurwicz es una figura muy querida. Desde finales de los a?os sesenta ha habido toda una generaci¨®n de estudiantes espa?oles que han realizado sus estudios doctorales de econom¨ªa en la Universidad de Minnesota. Para ellos, para m¨ª mismo, fue un descubrimiento encontrarnos al europeo Leo Hurwicz en el medio oeste americano.
Y tambi¨¦n fue una gran inspiraci¨®n intelectual. La lista de espa?oles a quienes dirigi¨® su tesis doctoral es considerable: Paulina Beato, Xavier Calsamiglia, Carlos Escribano, Josep Oliu, Jos¨¦ Trujillo, Fernando Vega... y su influencia sobre muchos otros, incluido yo mismo, fue muy grande.
Perm¨ªtanme una an¨¦cdota personal: mi carrera investigadora se aceler¨® porque en mi primer a?o en Minnesota sab¨ªa que Hurwicz se marchaba a Harvard a final de curso (volvi¨® al cabo de dos). As¨ª que me lanc¨¦ a seguir los cursos avanzados que estaba impartiendo y, de hecho, mi primera investigaci¨®n (sobre estabilidad de mecanismos y no publicada) fue producto de esta interacci¨®n con ¨¦l. Realmente, Hurwicz era, es, un gran maestro.
Andreu Mas-Colell es catedr¨¢tico de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
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