Salario menos m¨ªnimo
Razones de equidad social aconsejan elevar la retribuci¨®n de referencia, la m¨¢s baja de Europa
El presidente Rodr¨ªguez Zapatero anunci¨® el domingo pasado que el salario m¨ªnimo en Espa?a llegar¨¢ a los 600 euros en enero de 2008 y alcanzar¨¢ los 800 euros en 2013. La promesa, fiada a cinco a?os vista, ha recibido las cr¨ªticas habituales de electoralismo e improvisaci¨®n que suelen recibir ¨²ltimamente las iniciativas presidenciales. Con frecuencia est¨¢n justificadas, y este caso no es la excepci¨®n. Pero hay una diferencia importante a favor del ¨²ltimo anuncio econ¨®mico: parece fuera de discusi¨®n que el nivel del salario m¨ªnimo en Espa?a es demasiado bajo, que no resiste la comparaci¨®n con los salarios m¨ªnimos de otros pa¨ªses europeos y que los sindicatos vienen reclamando con poderosos argumentos una subida del suelo salarial. No es, pues, una soluci¨®n inventada ni arbitraria.
Tampoco genera riesgos insufribles para la econom¨ªa espa?ola, a pesar de que las primeras reacciones de la oposici¨®n mencionan una objeci¨®n de manual: encarecer¨¢ los empleos menos cualificados y, por tanto, disminuir¨¢n los puestos de trabajo para quienes los ocupan, que son los trabajadores inmigrantes. Sobre este punto, crucial para entender uno de los elementos que explican el crecimiento econ¨®mico persistente durante casi dos lustros, merece la pena recordar que en el mercado laboral espa?ol se ha producido un crecimiento muy escaso de los sueldos m¨¢s bajos, pr¨¢cticamente una congelaci¨®n o ligera disminuci¨®n en t¨¦rminos reales, tendencia favorecida por la entrada de trabajadores de otros pa¨ªses. ?ste ser¨ªa uno de los fundamentos de la creaci¨®n masiva de empleo en sectores como la construcci¨®n.
Efectivamente, existe el riesgo de que el incremento del salario m¨ªnimo repercuta en una disminuci¨®n del empleo menos cualificado, pero hay buenas razones para aceptarlo -al margen del s¨ªndrome electoral-, aunque no todas sean de ¨ªndole econ¨®mica. En Espa?a no s¨®lo se ha creado empleo de mala calidad, es decir, de car¨¢cter temporal y retribuido con el salario m¨ªnimo; tambi¨¦n hay m¨¢s puestos de trabajo para cualificaciones medias, dotados de una razonable estabilidad. A medida que la burbuja inmobiliaria deje de ser el impulso principal del crecimiento, aumentar¨¢ probablemente el empleo industrial y de servicios que compensar¨¢ la hipot¨¦tica desaceleraci¨®n del empleo menos cualificado.
Hay tambi¨¦n razones de equidad, dif¨ªciles de medir, pero que contribuyen al reconocimiento p¨²blico de los asalariados. Durante los ¨²ltimos a?os se ha desplomado la participaci¨®n de los salarios en la renta nacional, prueba casi concluyente de que la prosperidad espa?ola se ha basado, entre otros factores, en la moderaci¨®n salarial. No es un exceso transmitir el mensaje de que se har¨¢ un esfuerzo por acercar las retribuciones m¨ªnimas a las que se pagan en Europa. Sigue siendo una pena que se hagan estos anuncios como parte de la euforia de un mitin preelectoral. De esa forma, una iniciativa con buenos fundamentos pol¨ªticos y sociales se confunde con un regalo demag¨®gico.
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