Los Mossos viven una primera noche pl¨¢cida en el Baix Llobregat

Mientras miles de ciudadanos disfrutaban pl¨¢cidamente de la castanyada, en la noche del mi¨¦rcoles al jueves, el primer turno de los 1.123 mossos d'esquadra que ya patrullan las calles del Baix Llobregat, el Garraf y el Alt y el Baix Pened¨¨s, debut¨® en su nueva jurisdicci¨®n. Nuevos uniformes, nuevos coches, nuevas instalaciones y nuevas caras para una poblaci¨®n que, a partir de ahora, deber¨¢ acostumbrarse a marcar el 088 en lugar del 091.

Con este despligue, los Mossos prestan servicio al 91% de la poblaci¨®n. "Es un d¨ªa hist¨®rico porque ya no hacemos la cuenta atr¨¢s en a?os, sino en meses", declar¨® el secretario de seguridad p¨²blica de Interior, Joan Delort, en la reuni¨®n informativa que se celebr¨® a las 23.30 en la sala de reuniones de la nueva comisar¨ªa de Sant Boi.

En noviembre de 2008, los Mossos llegar¨¢n a la provincia de Tarragona y se dar¨¢ por concluido el despliegue. Delort habl¨® a los polic¨ªas flanqueado por el alcalde de Sant Boi, Jaume Bosch, y el jefe de la comisar¨ªa, Miquel Hueso. Tras ellos, una sola bandera, la senyera. Delante, los diez mossos, nueve hombres y una mujer, que iban a realizar el primer turno en Sant Boi y Santa Coloma de Cervell¨®.

Pasan 20 minutos de la madrugada cuando salen del aparcamiento cuatro coches policiales y un veh¨ªculo todoterreno. "Esperamos una noche tranquila", comenta Sergio, de 29 a?os y siete de experiencia en el cuerpo. Conduce despacio, reconociendo el terreno. "S¨ª, esta zona es tranquila, no tendremos trabajo", confirma Jos¨¦ Manuel, de 27 a?os y que inicia su cuarto a?o.

Sant Boi registra la mitad de actividad delictiva que la media. A los cinco minutos de patrullaje, la unidad Riba 720 atiende su primer servicio. Un individuo con pinta de haber bebido en exceso pregunta por una parada de taxi. No queda satisfecho con la indicaci¨®n ni con el n¨²mero de tel¨¦fono que le facilitan, y se excusa diciendo que no tiene saldo en el m¨®vil. Parece dif¨ªcil que s¨ª tenga para el taxi. Se aleja contrariado, tras comprobar que entre las competencias de los Mossos no entra el transporte gratuito de personas.

Tras lentos minutos con el coche al ralent¨ª entre las miradas extra?adas de los peatones, Sergio y Jos¨¦ Manuel reciben su primer aviso por radio: "Atenci¨®n Riba 720. En Eusebi G¨¹ell una persona ha quedado atrapada con su coche entre otros dos veh¨ªculos". Jos¨¦ Manuel prescinde del GPS y saca el mapa. Sergio aplica los primeros acelerones al Seat Altea. Nada grave, sin embargo, en el lugar de los hechos. Un novato ha cruzado su coche en medio de la v¨ªa, emparedado entre dos autos aparcados. Poco trabajo m¨¢s all¨¢ de avisar a la gr¨²a. Ni siquiera es necesario calmar los ¨¢nimos, bastante templados por tres vecinas en bata que consuelan al joven conductor. Al poco rato la Polic¨ªa Local, responsable del tr¨¢fico, releva a los Mossos. Un humilde ejemplo de la colaboraci¨®n demandada por la Administraci¨®n.

Sergio y Jos¨¦ Manuel contin¨²an con la ronda. A¨²n quedaban por delante 11 horas de servicio repartidas en dos turnos, que se saldaron, en las cuatro comarcas del sur de Barcelona, con un c¨®modo resultado de cinco detenciones.