Norman Foster despega en Pek¨ªn
El arquitecto m¨¢s influyente de nuestro tiempo crea el mayor aeropuerto del mundo - 50.000 personas han trabajado en este emblema de la China ol¨ªmpica
Norman Foster disfruta describiendo su arquitectura; explicando su concepci¨®n del mundo, a trav¨¦s de unos pocos trazos de l¨¢piz r¨¢pidos y certeros sobre el primer papel que encuentra. Todo sirve, una servilleta, un sobre usado, la solapa de un cat¨¢logo. Es un maestro proyectando. No para un instante. Puede ser el boceto de un nuevo edificio, el croquis de un mueble, una imaginativa soluci¨®n t¨¦cnica. O tres palabras que le sugieran algo. Su actividad es fren¨¦tica. Continua. Incansable. "Es cierto, nunca dejo de darle vueltas a la cabeza", confiesa con un ligero rubor. Hace tan s¨®lo cuatro a?os, durante un viaje rel¨¢mpago a Hong Kong, algunas de esas l¨ªneas salidas de su mano y garabateadas en una cuartilla eran apenas el bosquejo de un sue?o. Hoy se han convertido en el aeropuerto m¨¢s grande y moderno del planeta, el de Pek¨ªn. El escaparate de la nueva China que abrir¨¢ sus puertas al mundo el pr¨®ximo mes de agosto, con la inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos.
"Se ha movido una cantidad de acero y cemento impensable en Occidente"
"Este espacio representa una nueva experiencia para el viajero"
Lord Foster (Manchester, 1935) es el encargado de mostrar a EL PA?S, sobre el terreno, el ¨²ltimo y, posiblemente, m¨¢s impresionante trabajo de su carrera. "Trabajar en China es atenerte a otra escala, algo que los arquitectos de Europa no pueden ni imaginarse. En esta obra han trabajado 50.000 personas. Se han movido cantidades de acero y cemento impensables en Occidente. Y todas las piezas han encajado en un tiempo r¨¦cord: hemos terminado en tiempo y presupuesto". Es un proyecto con el que tambi¨¦n celebra los 40 a?os de su estudio de arquitectos, Foster and Partners. Un dise?o en el que se resumen las grandes l¨ªneas maestras de un estilo acu?ado durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas: sofisticado t¨¦cnicamente, est¨¦ticamente elegante, eficiente, integrado en la cultura para la se construye y con una ambici¨®n de sostenibilidad y respeto ambiental.
Este mi¨¦rcoles de noviembre, la nueva terminal del aeropuerto de Pek¨ªn, la 3-B, ya est¨¢ concluida, pero es a¨²n un espacio virgen, silencioso, sin vida, cubierto por una fin¨ªsima nube de polvo; sin maletas ni pasajeros, pero transitado por miles de obreros uniformados que dan los ¨²ltimos retoques a esta inmensa superficie de casi un mill¨®n de metros cuadrados por la que pasar¨¢n 60 millones de personas al a?o y que ha supuesto una inversi¨®n de 2.800 millones de d¨®lares, un tercio de lo que hubiera costado en Occidente.
Dos grandes banderolas rojas del Partido Comunista con caracteres en chino reciben orgullosas al visitante. Seg¨²n nos aclara un traductor, la de la izquierda reza: "En tiempos de guerra, el que tenga miedo a luchar no puede ser miembro del Partido". La de la derecha: "En tiempos de paz, el que tenga miedo de trabajar no puede formar parte del equipo del aeropuerto". Foster, traje de pana color cereza, mocasines italianos de ante y casco de obrero sonr¨ªe con sorna: "Podr¨ªa ser el eslogan de Foster and Partners: el que no trabaje duro no nos vale".
Acaba de aterrizar en Pek¨ªn tras 12 horas de vuelo. No ha dormido. Y, sin embargo, no es f¨¢cil seguir su ritmo; se mueve siempre por delante, a paso de atleta, con la mano derecha en el bolsillo, escaneando lo que encuentra a su paso. Chequea y admira la calidad de los materiales y acabados de los constructores chinos. El m¨¢rmol, el cristal, los perfiles: "Que desmontan todos los t¨®picos y mentiras sobre la ineficacia de su industria". Las columnas de acero y las de cemento, de una sola pieza, de hasta 30 metros de altura, "que ocultan en su interior todo el cableado y tienen unas dimensiones que no se podr¨ªan fabricar en Occidente, no olvide que China es la primera potencia metal¨²rgica". Entra en los ba?os. Inspecciona el tren acristalado que une sobre rieles los tres cuerpos del complejo. Por fin, abre los brazos y comenta a media voz, sin aspavientos: "Este espacio representa una nueva experiencia para el viajero. Una nueva forma de moverse por un aeropuerto; con luz natural, m¨¢s cerca del avi¨®n, con los transportes p¨²blicos perfectamente integrados y un tiempo m¨ªnimo para conectar de un vuelo con otro. Es otra forma de viajar. El romance de un vuelo".
A su lado corretea imperturbable, vestido con un viejo traje gris de la era Jruschov, Chen Guoxing, el miembro del partido responsable de llevar a cabo el proyecto. Mister Chen, ha vivido durante estos ¨²ltimos tres a?os en una barraca junto al aeropuerto al lado de sus obreros. Ha coordinado los trabajos. Sin vacaciones. Aliment¨¢ndose de t¨¦ verde. El aeropuerto ha tenido la mayor prioridadpol¨ªtica dentro del Gobierno. Cuesti¨®n de Estado. Cuesti¨®n de imagen. Este inmenso terreno era hace cuatro a?os un erial incomunicado al este de Pek¨ªn. Cercano a la vieja terminal 1, un edificio de aire sovi¨¦tico construido en 1959. Enfrentarse hoy al nuevo aeropuerto supone el encuentro con un gigantesco drag¨®n aerodin¨¢mico de dos kil¨®metros de extremo a extremo; con una gradaci¨®n de 16 colores en su decoraci¨®n interior que fluyen del rojo al amarillo (los colores tradicionales del pa¨ªs). En su cubierta ondulante y escamosa, claraboyas como linternas chinas abren el cielo al interior del aeropuerto, tamizando la luz con una ligera y oscilante celos¨ªa met¨¢lica. El conjunto es elegante, amplio y muy limpio. Todo el espacio hace gui?os crom¨¢ticos y espaciales a la Ciudad Prohibida, el antiguo palacio de los emperadores chinos. En el exterior de la terminal, soldado a ella como un siam¨¦s, otro cuerpo arquitect¨®nico, una enorme tortuga de cristal, cubre la estaci¨®n de tren que conectar¨¢ en 15 minutos el aeropuerto con el centro de la capital. En torno suyo, un jard¨ªn minimalista, cuidado como un green de golf, esconde bajo sus ra¨ªces 7.000 plazas de aparcamiento. Marca de f¨¢brica del arquitecto de Manchester.
Norman Foster, piloto de reactores y adicto a la t¨¦cnica y la aeron¨¢utica, aclara que el nuevo aeropuerto de Pek¨ªn no responde a un chispazo de genialidad creativa, sino que es el resultado de un largo trabajo de investigaci¨®n que inici¨® en 1981, con el aeropuerto de Stansted, en las afueras de Londres; continu¨® en 1992 con el aeropuerto Chep Lap Kok, de Hong Kong, y culmina con este proyecto. Con cuatro golpes de lapicero dibuja la planta de un aeropuerto y luego le da la vuelta al croquis. "?ste fue el origen de todo. Nos inventamos un nuevo modelo de aeropuerto. Contrario a todo lo que se hab¨ªa hecho hasta entonces. Bello y funcional. Y todos nos han seguido. En todos los aeropuertos, todos los servicios, el cableado, estaba en el techo y eso imped¨ªa entrar la luz natural. Le dimos la vuelta en Stansted. Pusimos los servicios en el suelo. Dejamos entrar la luz. Y le dimos otra dimensi¨®n al espacio. A partir de ah¨ª, todos nos han copiado. Incluso lo han hecho en Madrid. La arquitectura es la historia de las influencias y contrainfluencias. La arquitectura es la historia de la copia: alguien innova y otros copian".
Sue?os superlativos
El momento ha llegado. China quiere influir. Marcar tendencias. Es hora de abrir sus puertas al mundo. La primera l¨ªnea de fuego arquitect¨®nica est¨¢ situada en el tri¨¢ngulo compuesto por Pek¨ªn (la capital pol¨ªtica y cultural), Shanghai (el centro financiero) y Shenzhen (industrial). El objetivo de las autoridades chinas y la nueva clase empresarial emergente se expresa con superlativos: construir edificios m¨¢s altos, m¨¢s grandes, realizados en menos tiempo. Y proyectados por los m¨¢s grandes arquitectos del mundo.
En Pek¨ªn, con vistas a los Juegos Ol¨ªmpicos de 2008, que se celebrar¨¢n en agosto, se trabaja a toda m¨¢quina en el gigantesco Estadio Nacional, obra del estudio suizo Herzog & De Meuron, que ya es conocido en la capital como El nido de p¨¢jaro. Otro de los dise?os m¨¢s espectaculares de Pek¨ªn est¨¢ firmado por el arquitecto holand¨¦s Rem Koolhaas. Se trata de la nueva sede de la televisi¨®n p¨²blica China, al que se une un centro cultural. Entre ambos sumar¨¢n m¨¢s de 500.000 metros cuadrados.
Otra obra espectacular a¨²n en marcha es el edificio ovalado en vidrio y titanio que albergar¨¢ el Gran Teatro Nacional de Pek¨ªn, dise?ado por el arquitecto franc¨¦s Paul Andreu. Tambi¨¦n la arquitecta Zaha Hadid, de origen iraqu¨ª y premio Pritzker en 2004, se encuentra trabajando en un espacio residencial en la capital china, cuyos n¨²meros se sit¨²an sobre el mill¨®n de metros cuadrados. En a?os sucesivos, la marea se extender¨¢ al resto del pa¨ªs, donde, una vez roto el aislamiento y las restricciones para cruzar fronteras, se calcula que ser¨¢ necesaria la construcci¨®n de un total de 400 aeropuertos para cubrir las crecientes necesidades de movilidad de los ciudadanos chinos.
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