La iron¨ªa esc¨¦ptica de Odo Marquard
Lo siento, me resisto a jubilar las obras de consulta de mi biblioteca en pro de wikipedias y similares. No dudo de que "entre todos lo sabemos todo", como se?al¨® Cervantes, pero sigo prefiriendo acudir a mis especialistas en compendios impresos. Sin embargo, este caso es como para hacerle dudar a uno: busco referencias sobre Odo Marquard y no encuentro su nombre en ninguno de los dos diccionarios de filosof¨ªa que manejo habitualmente (el de Ferrater Mora, edici¨®n ampliada en cuatro vol¨²menes de 1994, y el editado por Espasa y dirigido por Jacobo Mu?oz). Sin embargo, Marquard no es un principiante, porque est¨¢ a punto de cumplir los ochenta a?os y por lo tanto pertenece a la ilustre generaci¨®n alemana de los Habermas, Apel, P?ggeler, etc¨¦tera... De modo que ha habido tiempo para enterarse de su existencia... incluso en Espa?a. Sobre todo porque su obra es bastante m¨¢s interesante y desde luego m¨¢s grata al paladar literario que la de muchos de sus contempor¨¢neos y sucesores. Rara avis, Odo Marquard es un fil¨®sofo cuya lectura hace realmente disfrutar. Quienes se han resignado a que los fil¨®sofos profundos deben ser enmara?ados e indigestos y los legibles tienen que ser fr¨ªvolos, har¨¢n bien en leer a Marquard: erudito pero ligero, profundo y divertido, profundamente divertido. ?l mismo llama a lo que hace "literatura trascendental". Lo seguro es que dedic¨¢ndonos a ¨¦l no perdemos el tiempo ni tampoco -?gracias, oh dioses!- el buen humor.
Dedic¨¢ndonos a ¨¦l no perdemos el tiempo ni tampoco -?gracias, oh dioses!- el buen humor
Alguna vez se ha referido a su vocaci¨®n de caballo de Troya vac¨ªo "porque no lleva dentro una carga secreta de viejos griegos"
Por supuesto, Marquard tambi¨¦n ha vivido su parte correspondiente en los padecimientos del siglo XX: en la infancia estuvo recluido en un internado nazi, para despu¨¦s ser movilizado como soldado adolescente y m¨¢s tarde conocer el cautiverio. Su primer libro de ensayos (el ¨²ltimo, si no me equivoco, traducido al castellano), Las dificultades con la filosof¨ªa de la historia, se inicia con el siguiente lema: "Tristesse obligue". Y va dedicado a la memoria de Joachim Ritter, su maestro, bajo cuya direcci¨®n estudi¨® filosof¨ªa, german¨ªstica y teolog¨ªa en M¨¹nster y Friburgo. De ¨¦l dice que aprendi¨® "que percatarse es m¨¢s importante que deducir; que nadie puede empezar desde el principio, que cada uno tiene que enlazar con lo anterior... que las contradicciones est¨¢n presentes de una manera m¨¢s impresionante mediante las personas que por las lecturas, lo cual requiere ser capaz de convivir con puntos de vista extra?os y aprender de ellos; que la constelaci¨®n filos¨®fica m¨¢s plural es la mejor; adem¨¢s (aprend¨ª) la sensibilidad para lo institucional y sus deberes; y por ¨²ltimo, que la experiencia vital es insustituible para la filosof¨ªa". Marquard fue catedr¨¢tico durante treinta a?os de la Universidad de Giessen, de la que actualmente es em¨¦rito, y ha sido presidente de la Sociedad General Alemana de Filosof¨ªa. Ha recibido por su obra ensay¨ªstica el Premio Sigmund Freud y el Premio Ernst Robert Curtius, entre otros galardones.
Odo Marquard hace una filosof¨ªa que pod¨ªamos denominar minimalista. Sus libros nunca son demasiado extensos y est¨¢n compuestos por breves ensayos o conferencias, a su vez divididos en porciones a¨²n m¨¢s concisas. Siempre est¨¢n precedidas o acompa?adas de notas ir¨®nicamente deprecatorias de comprensi¨®n o benevolencia. Pero sus contenidos tambi¨¦n tienden a lo rebajado, el semitono, la demolici¨®n ir¨®nica de lo altisonante. Eso le opuso desde un principio a la filosof¨ªa de la historia que a fines de los sesenta y comienzos de los setenta del pasado siglo obligaba al mundo a marcar el paso del proceso revolucionario. "La filosof¨ªa de la historia revolucionaria no es la filosof¨ªa del mundo moderno, sino la filosof¨ªa del ataque al mundo moderno", sostiene. Y se uni¨® a los que defend¨ªan la Rep¨²blica Federal Alemana contra quienes llevados por su celo transformador la acusaban pr¨¢cticamente de fascismo, frente a los para¨ªsos del Este o a la utop¨ªa en devenir. Incluso diagnostic¨® certeramente esta batalla truculenta a toro pasado: "Con la resistencia a la no-tiran¨ªa se pretende suplir la no-resistencia a la tiran¨ªa". Dictamen, por cierto, que tambi¨¦n puede aplicarse a esa parte de nuestra izquierda que se acomoda prudentemente al fascismo batasunero pero no renuncia al hero¨ªsmo de imponerse a t¨ªtulo p¨®stumo sobre el franquismo.
De ah¨ª tambi¨¦n su apolog¨ªa de lo contingente en un contexto congestionado en el que a toda costa y con todo pretexto se busca el sentido absoluto. Aconseja renunciar a la b¨²squeda sensacional de sentido, "porque lo que nos saca adelante no es el gran lamento por la p¨¦rdida de sentido, sino una reducci¨®n de la pretensi¨®n excesiva de sentido, una dieta en relaci¨®n a la expectativa de sentido". Algunas de las grandes palabras, como por ejemplo la de felicidad, deber¨ªamos tomarlas junto al proceso reductor que convierte a su opuesto en el camino necesario del fin buscado: as¨ª la infelicidad ser¨¢ la base de lo que nos llegue como feliz, por el mecanismo de compensaci¨®n sin el cual no hay dicha humanamente inteligible. Este minimalismo no conlleva abandonar las cuestiones esenciales de la filosof¨ªa, s¨®lo sugiere afrontarlas con la modestia que impone nuestra contingencia o, por decirlo a¨²n m¨¢s claramente, nuestra mortalidad: "Hay problemas humanos en relaci¨®n a los cuales ser¨ªa antihumano (ser¨ªa un error en el arte de la vida) no tenerlos, y ser¨ªa sobrehumano (ser¨ªa un error en el arte de la vida) resolverlos".
Alguna vez Odo Marquard se ha referido a su vocaci¨®n innata de caballo de Troya pero vac¨ªo "porque no lleva dentro una carga secreta de viejos griegos". En cualquier caso, pocos como ¨¦l saben responder sonriendo a la pregunta entre despectiva y acusatoria de muchos robotizados sobre a qu¨¦ viene hoy en d¨ªa, cuando tanto las ciencias adelantan, el empe?o de seguir filosofando: "El antiqu¨ªsimo vicio de los fil¨®sofos (su d¨¦ficit cr¨®nico de consenso) se revela una virtud interdisciplinar ultramoderna: sobre todo si lo entendemos como la capacidad de sobrevivir a las confusiones en el di¨¢logo sin perder el ¨¢nimo. Los fil¨®sofos son ¨²tiles tambi¨¦n para otras cosas; pues, por cuanto respecta a su jurisdicci¨®n, no tienen un coto de caza propio, sino una licencia general de furtivos". -
Obras de Odo Marquard publicadas en castellano: Las dificultades con la filosof¨ªa de la historia. Traducci¨®n de Enrique Oca?a. Pre-Textos. 2007. 268 p¨¢ginas. 19 euros. Felicidad en la infelicidad. Traducci¨®n de Norberto Espinosa. Katz editores. Buenos Aires, 2006. 180 p¨¢ginas. 15,90 euros. Filosof¨ªa de la compensaci¨®n. Traducci¨®n de Marta Tafalla. Paid¨®s. Barcelona, 2001. 146 p¨¢ginas. 9,90 euros. Adi¨®s a los principios. Traducci¨®n de Enrique Oca?a. Instituci¨® Alfons el Magn¨¢nim. Valencia, 2000. 200 p¨¢ginas. 10,82 euros. Apolog¨ªa de lo contingente. Traducci¨®n de Jorge Navarro P¨¦rez. Instituci¨® Alfons el Magn¨¢nim. Valencia, 1999. 151 p¨¢ginas. 7,22 euros.
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