Un juez valiente
Sobre las 22.45 horas del pasado 7 de octubre, en un tren de cercan¨ªas de Barcelona, no en el metro, un var¨®n manose¨® y golpe¨® a una menor ecuatoriana con insultos xen¨®fobos, y, finalmente, le propin¨® un patad¨®n sobrecogedor dirigido al rostro.
Es conveniente que se sepa que en el mismo vag¨®n, en el momento de la agresi¨®n, viajaban varias personas m¨¢s. Tan s¨®lo una de ellas, un ciudadano argentino, consol¨® a la agredida, aconsej¨¢ndole que denunciara telef¨®nicamente la agresi¨®n. As¨ª lo hizo la v¨ªctima. Por ello, al llegar a su estaci¨®n de destino, la Guardia Civil la atendi¨® y acompa?¨®, ofreci¨¦ndole que denunciara los hechos formalmente y que acudiera a un m¨¦dico. Ella no quiso hacerlo. Sus peque?os problemas dom¨¦sticos, por llegar tarde a casa, eran prioritarios, como para tantos adolescentes.
"El juez del caso dio muestras de una especial serenidad y prudencia. Y no era f¨¢cil ante la exigente presi¨®n medi¨¢tica"
La Guardia Civil, no obstante, comenz¨® sus actuaciones. El d¨ªa 19 el agresor era detenido. Esto no habr¨ªa sido posible sin la ayuda y el consejo del viajero argentino, el cual, debe saberse, tambi¨¦n hab¨ªa sido objeto de amenazas racistas por parte del iracundo agresor.
El d¨ªa 22 las televisiones difundieron el DVD de las c¨¢maras de seguridad del tren. La n¨ªtida difusi¨®n de la imagen del testigo, que tan injustas ofensas le depararon, debi¨® ser evitada, porque su ¨²nico destino debe ser la autoridad judicial, pero no la p¨²blica exhibici¨®n de la imagen indiscutiblemente amparada por el derecho a la intimidad, que no fue respetado.
El detenido fue presentado ante el juez de guardia. La v¨ªctima no compareci¨®. El juez, por ello, no dispuso de testimonio directo de los hechos, ni de evidencia objetiva de las posibles lesiones. Estim¨® que el asunto era leve, le pareci¨® innecesario convocar al fiscal, que estaba interviniendo en otro interrogatorio en otro juzgado pr¨®ximo, y remiti¨® las actuaciones al juez competente para seguir la investigaci¨®n. La razonable incomprensi¨®n y la justificada indignaci¨®n generalizadas que esto provoc¨® llegaron al juez y fiscal competentes, antes que los papeles. El d¨ªa 25 el fiscal, conocidas las actuaciones, pidi¨® la prisi¨®n del agresor. Para ¨¦l los hechos no eran leves, a pesar de que la brutal patada, afortunadamente, no alcanz¨® el rostro de la muchacha, sino el hombro, produciendo un simple hematoma. La agresi¨®n constitu¨ªa un trato degradante, con menoscabo de la integridad moral de la v¨ªctima, que nunca se puede estimar como leve.
El juez competente, no obstante, decidi¨® no encarcelar al agresor. En su auto del 25 de octubre explic¨® que para evitar nuevas agresiones, en vez de la prisi¨®n, bastaba con imponer al acusado la prohibici¨®n de acercarse a la v¨ªctima menos de un kil¨®metro, o comunicarse con ella de ning¨²n modo, prohibi¨¦ndole, adem¨¢s, viajar en aquel tren de cercan¨ªas, y acudir a otras localidades distintas de la de su residencia y las inmediatas, sin autorizaci¨®n judicial. Para asegurar su vigilancia le orden¨® presentarse a la polic¨ªa de su pueblo por la ma?ana y por la tarde, cada d¨ªa, todo ello hasta el d¨ªa en que se celebre el juicio.
Se podr¨¢ estar de acuerdo con la decisi¨®n judicial, o en desacuerdo, como lo hace el fiscal. Pero, en todo caso debe convenirse que el juez dio muestras de una especial serenidad y prudencia. Y no era f¨¢cil. La presi¨®n medi¨¢tica en demanda de prisi¨®n adquiri¨® caracteres de exigencia. El Consejo General del Poder Judicial, tan necesitado de discreci¨®n como ayuno de prestigio, decidi¨® ser tambi¨¦n protagonista del incidente, y, al parecer, abri¨® unas diligencias informativas, que seguramente s¨®lo servir¨¢n para confirmar la efectiva prudencia y serenidad de este juez, y, en todo caso, adem¨¢s, para poner de manifiesto su innegable valent¨ªa.
El agresor, en breve, tendr¨¢ su juicio. Otro juez distinto de los anteriores oir¨¢ al acusado, a la v¨ªctima, examinar¨¢ las pruebas y dictar¨¢ sentencia. Los ciudadanos, y los medios de comunicaci¨®n, tendr¨¢n ocasi¨®n y derecho, de conocer, valorar, aplaudir o criticar lo que se decida. Pero, en todo caso, es deseable, y exigible, que se decida sin pasi¨®n, al margen de presiones, con equidad y serenidad. Que buena falta nos hace.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena es fiscal jubilado. Ha sido fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a.
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