El ni?o poliz¨®n que sue?a con Messi
Un nigeriano de 14 a?os se meti¨® con varios amigos en el eje del tim¨®n de un petrolero, donde sobrevivieron 14 d¨ªas hasta ser descubiertos en Las Palmas
No sabe leer ni escribir. Aparenta estar a¨²n muy impactado por lo que ha vivido y no entiende nada de lo que ocurre a su alrededor. Friday T. asegura que el 15 de diciembre cumplir¨¢ 15 a?os. La prueba ¨®sea de su mu?eca certifica que apenas tiene 13. Una noche (el 24 de octubre) se subi¨® a un peque?o bote con seis amigos, de los que cinco se metieron en el hueco del eje del enorme tim¨®n de un petrolero anclado en un puerto de Nigeria que no revela. Ah¨ª, en menos de un metro cuadrado vivieron los cinco j¨®venes, hasta que uno de ellos cay¨® al mar mareado y muri¨®. La polic¨ªa del puerto de Las Palmas los descubri¨® el d¨ªa 6. Salvamento Mar¨ªtimo los rescat¨® y la polic¨ªa de fronteras los identific¨®. S¨®lo Friday T. permaneci¨® en tierra y hasta la charla con este peri¨®dico no sab¨ªa que sus amigos Imma, Ousseyni e Imma hab¨ªan regresado al buque con la orden de ser desembarcados en Nigeria, en cumplimiento de la ley internacional sobre polizones.
Triste, callado, pensativo, el chico presenta numerosas peque?as cicatrices en la cara. Son las muescas de su vida. Ca¨ªdas desde varios metros de alturas, peleas y agresiones. A medida que habla, revela unos pocos detalles de su pasado. Este joven espigado, casi esquel¨¦tico, es el primero de cinco hermanos (las hembras Ouigui y Lorot y los chicos Jacob, Austin y ¨¦l). Viv¨ªa en una casa "muy peque?a", en el margen de un r¨ªo, con su padre, Uiui, pescador, y su madre, Uibika, cocinera de arroz que vend¨ªa en el pueblo. No ten¨ªan luz el¨¦ctrica y el agua la tomaban del r¨ªo. Pero pronto dej¨® a su familia. No explica por qu¨¦. Se fue a otro pueblo, donde era el menor de los chicos. Se gan¨® la vida durante meses buscando madera para vender. "Caminaba mucho hasta tener lo suficiente para comer cada d¨ªa". Desde ese momento, perdi¨® contacto con los suyos. Ni siquiera saben que est¨¢ vivo y en Canarias.
La noche del 24 de octubre, los amigos acordaron marcharse de all¨ª "a otro pa¨ªs africano o a Europa, donde fuera". Se subieron a un bote y alcanzaron el hueco del eje del tim¨®n de un petrolero de 165 metros de eslora con bandera de Bahamas, el Captain Thomas J. Hudver. El gran buque estaba al lastre (sin carga en los tanques). Eso les salv¨® la vida, pues el peque?o cub¨ªculo met¨¢lico quedaba por encima de la l¨ªnea de flotaci¨®n y se convirti¨® en su madriguera. Con ellos llevaban la red que protegi¨® a los dos m¨¢s peque?os (Friday y John), mientras los otros tres (Imma, Ousseyni e Imma) se manten¨ªan de pie o sentados, al borde del mar. Tambi¨¦n llevaron algo de carne seca, algunos frutos secos, un litro de leche y 25 litros de agua. S¨®lo vest¨ªan vaqueros, camisetas y una chaqueta. El embarque fue el d¨ªa 24, pero el barco no zarp¨® hasta el 28. Nadie los descubri¨®. Y emprendieron camino.
"El barco navegaba muy r¨¢pido", a unos 13 ¨® 14 nudos (unos 25 kil¨®metros a la hora), estim¨® An¨ªbal Carrillo, responsable de Salvamento Mar¨ªtimo en Las Palmas. "Las olas eran enormes, nos mareamos enseguida". No fue lo peor. Uno de los m¨¢s peque?os, John, "se mare¨® tanto una noche, que resbal¨® y cay¨® al mar; no pudimos hacer nada para salvarlo; est¨¢bamos semidormidos y muy mareados". El propio Friday se lesion¨® una pierna.
No sabe un n¨²mero para contactar con su familia, pero pide hablar con sus compa?eros de viaje para que le digan a sus padres que est¨¢ vivo y bien. "Ahora que estoy en Europa, me gustar¨ªa ir al colegio y aprender a leer y escribir", aunque a medida que entra en confianza confiesa que a lo ¨²nico a lo que se quiere dedicar es a "jugar al f¨²tbol" y cita a Leo Messi y Beckham entre sus ¨ªdolos. "Ahora soy mucho m¨¢s feliz", dice. Hoy vive en un centro para menores extranjeros no acompa?ados en Icod de los Vinos (Tenerife), una macroguarder¨ªa africana abierta por el Gobierno de Canarias, que gestiona la Asociaci¨®n Mundo Nuevo. Al despedirse, su mirada y sus labios a¨²n recuerdan el ni?o que es. Se vuelve a poner la gorra, agacha la cabeza y regresa a la sala de v¨ªdeo donde proyectan El circo del Sol.
"Le ped¨ªa a Dios que me ayudara y lo hizo"
Los cinco polizones nigerianos soportaron asfixiantes temperaturas diurnas durante la traves¨ªa, aunque su mayor temor era la llegada de la noche, donde en alta mar no se superan los dos o tres grados. Una ola de calor los salv¨® de morir de fr¨ªo, ya que la temperatura nocturna se mantuvo entre 10 y 12 grados, con una humedad del 99%. "Rezaba mucho a Dios", dice el peque?o Friday, ense?ando orgulloso un rosario con cuentas celestes de pl¨¢stico que le dieron "en una iglesia" cat¨®lica de Nigeria. De hecho, asegura que cantaba por las noches una de las m¨¢s conocidas oraciones, Mar¨ªa, madre de Dios. "Le ped¨ªa a Dios que me ayudara y lo hizo; ahora estoy aqu¨ª".
El peque?o poliz¨®n asegura no haberse topado ni con fauna marina ni con cayucos. "S¨®lo vimos algunos botes, pero estaban muy lejos". Ajeno al peligro que ha vivido, ahora que han pasado unos d¨ªas, se atreve a decir que no lo "pasaron tan mal, incluso hac¨ªamos bromas", pero tambi¨¦n reconoce que no puede dormir recordando a su amigo John, que muri¨® en la traves¨ªa. La comida mengu¨®. "S¨®lo mastic¨¢bamos algo dos veces al d¨ªa", hasta que la guardia del puerto de Las Palmas los descubri¨®.
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