El obispo Bl¨¢zquez pide perd¨®n para la Iglesia por la Guerra Civil
Discurso rupturista del l¨ªder episcopal, que insta a honrar a todas las v¨ªctimas
El obispo Ricardo Bl¨¢zquez acaba su mandato al frente de la Conferencia Episcopal con dos mensajes que dejaron ayer mudos a muchos jerarcas del catolicismo espa?ol. Pidi¨® perd¨®n por "actuaciones concretas" de miembros de la Iglesia durante la II Rep¨²blica y la Guerra Civil -"el decenio de los treinta", en palabras del prelado-, y record¨® al cardenal Vicente Enrique y Taranc¨®n como un hombre providencial por haber aplicado en Espa?a el Concilio Vaticano II y ser "instrumento eficaz de reconciliaci¨®n" tras la muerte del dictador Franco. Los anticlericales de derechas y muchos obispos execraron de Taranc¨®n por sus posiciones aperturistas durante su largo mandato al frente de la Conferencia Episcopal (CEE), entre 1971 a 1982.
Dice Bl¨¢zquez: "La purificaci¨®n implica el reconocimiento de los pecados"
Posici¨®n oficial: "La Iglesia en la Guerra Civil fue sujeto paciente y v¨ªctima"
Hasta ahora los obispos han considerado a su iglesia v¨ªctima de la II Rep¨²blica y de la Guerra Civil, pese a haber impulsado y apoyado el golpe militar que desat¨® la guerra fratricida el 18 de julio de 1936, y bendecido como "cruzada cristiana" las acciones b¨¦licas que desembocaron en una f¨¦rrea dictadura de 40 a?os. "La Iglesia, en la guerra civil, fue sujeto paciente y v¨ªctima", proclam¨® el siete de abril de 2000 el entonces portavoz de la CEE, hoy obispo de C¨®rdoba, Juan Jos¨¦ Asenjo. El presidente era entonces el cardenal de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco.
En cambio, el sucesor de Rouco, en el discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de la CEE, la ¨²ltima de su mandato, dijo ayer: "En muchas ocasiones tendremos motivos para dar gracias a Dios por lo que se hizo y en otros momentos, sin erigirnos orgullosamente en jueces de los dem¨¢s, debemos pedir perd¨®n y reorientarnos, ya que la purificaci¨®n de la memoria implica tanto el reconocimiento de las limitaciones y de los pecados como el cambio de actitud y el prop¨®sito de la enmienda".
Bl¨¢zquez dijo estas palabras al referirse a la beatificaci¨®n de 498 m¨¢rtires de la Guerra Civil, el pasado 28 de octubre en Roma, y al derecho de los otros colectivos implicados en aquella terrible guerra de honrar tambi¨¦n a sus v¨ªctimas. A?adi¨®: "Los que nos han precedido pueden haber sido testigos luminosos del Evangelio, y en otras ocasiones pueden haber realizado lo que el Evangelio desaprueba. Todos nosotros debemos pedir diariamente a Dios que nos libre de caer en la tentaci¨®n".
Escuchando a Bl¨¢zquez, sentado a su izquierda en la presidencia, se encontraba Rouco. Era la primera vez que el cardenal acud¨ªa a o¨ªr un discurso de su sucesor. Rouco fue desalojado del liderazgo de la CEE hace tres a?os porque no logr¨® los dos tercios de los votos necesarios para un tercer mandato. Ayer regres¨®, quiz¨¢s porque se abr¨ªa la precampa?a de las pr¨®ximas elecciones episcopales, convocadas para marzo de 2008, en las que quiere volver a ser protagonista, seg¨²n sus seguidores.
El perd¨®n reclamado ahora por Bl¨¢zquez contrasta con la actitud del episcopado en pleno, elevada a documento oficial cuando Rouco era presidente. Fue en noviembre de 1999, bajo el t¨ªtulo La fidelidad de Dios dura siempre. Mirada de fe al siglo XX. Dec¨ªan entonces los obispos sobre la que llamaban "la guerra civil m¨¢s destructiva" de la historia de Espa?a: "No queremos se?alar culpas de nadie en esta tr¨¢gica ruptura de la convivencia. Deseamos m¨¢s bien pedir el perd¨®n de Dios para todos los que se vieron implicados en acciones que el Evangelio reprueba".
Bl¨¢zquez record¨® ayer c¨®mo en el a?o 2000 el Papa, "abrazado a la cruz, en el marco incomparable del Coliseo de Roma, pidi¨® perd¨®n por los pecados de los hijos de la Iglesia". Tambi¨¦n se desmarc¨® de las tesis oficiales del episcopado respecto a las recientes beatificaciones y el frontal rechazo a la llamada Ley de la Memoria Hist¨®rica. Dijo: "Recordamos la historia no para enfrentarnos sino para recibir de ella o la correcci¨®n por lo que hicimos mal o el ¨¢nimo para proseguir en la senda acertada".
A?adi¨® el prelado de Bilbao, nacido hace 65 a?os en el seno de una humilde familia de agricultores de un pueblecito de ?vila, Villanueva del Campillo: "La beatificaci¨®n de los m¨¢rtires no va contra nadie, a nadie se echa en cara su muerte, a nadie se pide cuentas. Aunque nosotros nos referimos a los m¨¢rtires cristianos, mostramos nuestro respeto a las personas que han servido a sus causas hasta las ¨²ltimas consecuencias. Ante toda persona que lucha honradamente por la libertad de los oprimidos, por la defensa de los pobres y por la solidaridad entre todos los hombres inclinamos nuestra cabeza, remitiendo a Dios el juicio ¨²ltimo".
Tambi¨¦n dijo que "cada grupo humano -una sociedad concreta, la Iglesia cat¨®lica en un espacio geogr¨¢fico, una congregaci¨®n religiosa, un partido pol¨ªtico, un sindicato, una instituci¨®n acad¨¦mica- tiene derecho a rememorar su historia, a cultivar su memoria colectiva, ya que de esta manera profundizan tambi¨¦n en su identidad". Pero a?adi¨®: "No es acertado volver al pasado para reabrir heridas, atizar rencores y alimentar desavenencias. Miramos al pasado con el deseo de purificar la memoria, de corregir posibles fallos, de buscar la paz".
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