Todo empez¨® ah¨ª
Desde la aparici¨®n hace cuarenta a?os de Cien a?os de soledad, su popularidad ha ido en aumento. La de Garc¨ªa M¨¢rquez tambi¨¦n, aunque frente a esta ¨²ltima hay que considerar que a ella han contribuido, cada cinco a?os (o cada tres como ocurre recientemente), la aparici¨®n de un nuevo t¨ªtulo suyo, y que estas apariciones est¨¢n rodeadas de un gran aparato de publicidad y mercadeo. Pero no ha ocurrido as¨ª con Cien a?os de soledad. Durante cuarenta a?os nadie recuerda una pauta publicitaria en torno a esa novela que ya se encuentra traducida a m¨¢s de 34 lenguas y de la cual se calcula que se han vendido m¨¢s de cuarenta millones de ejemplares.
En este excepcional escenario se oyen en medio del barullo dos voces diversas. La primera de ellas se?ala que esa popularidad conden¨® al olvido a otros autores y que esa circunstancia ha devenido en una cat¨¢strofe para las generaciones posteriores. La otra voz se pregunta, con desconcierto, en d¨®nde radica la maravilla, el encanto que hace posible esa popularidad perpetua. En lo que concierne a la primera voz hay que empezar por reconocer que no es f¨¢cil crecer y mucho menos hacerse con el espacio que se merece (o se cree merecer), al lado de un gigante de la literatura. Un ¨¢rbol frondoso puede ser una sombra acogedora, pero a ratos, tambi¨¦n, una presencia intimidatoria. Y en esas condiciones no hay alternativa distinta a la que siguieron sus amigos y compa?eros de generaci¨®n, de Colombia y el continente, que tambi¨¦n optaron por ser autores: ?seguir escribiendo!
Y el encanto, ?en d¨®nde radica? Radica en su escritura, aunque parezca de perogrullo. Garc¨ªa M¨¢rquez le devolvi¨® a la literatura en general, pero muy en particular a la escrita en espa?ol, una caracter¨ªstica perdida: la fabulaci¨®n, lo m¨¢gico, la imaginaci¨®n, hacen parte de la realidad y su presencia en la narrativa no es incompatible con la buena literatura. Garc¨ªa M¨¢rquez es realista en el mejor y m¨¢s amplio y m¨¢s leg¨ªtimo sentido de la palabra. Como lo son Cervantes o Rabelais. Es decir, el realismo que hace suyos tambi¨¦n la imaginaci¨®n y los sue?os. En otras palabras, la literatura de Garc¨ªa M¨¢rquez es todo lo contrario a lo que se?ala Javier Mar¨ªas: "La mayor parte de la producci¨®n novel¨ªstica posterior a Cervantes ha sido escrupulosamente anticervantina; es decir, realista, costumbrista (...), s¨®rdida, malencarada, zafia y, casi siempre, malhumorada y solemne".
Lo que algunos escritores no han logrado entender es que despu¨¦s de m¨¢s de cien a?os, con muy pocas excepciones, de un realismo chato y rampl¨®n, a partir de Cien a?os de soledad en 1967, nada volvi¨® a ser igual en la literatura, ni para los lectores ni para los autores.
El placer casi olvidado de leer en espa?ol lo recuper¨® Garc¨ªa M¨¢rquez para colombianos, latinoamericanos y espa?oles. Pero lo hizo extensivo tambi¨¦n al mundo entero gracias a otro elemento tan determinante como el de la imaginaci¨®n, la f¨¢bula y el sue?o. En una palabra, de las verdades del coraz¨®n y no de las gl¨¢ndulas. La obra de Garc¨ªa M¨¢rquez habla de esas verdades del coraz¨®n y est¨¢ te?ida de una profunda nostalgia, impregnada de una arraigada melancol¨ªa que acomete la empresa de cifrar el mundo entero en una obra de ficci¨®n, por aquello de que cada novela es una adivinanza del mundo.
?ste es el aspecto definitivo y fundamental. El otro asunto, el que tienen pendiente los j¨®venes autores: matar al padre, es un episodio que se repite todos los d¨ªas. -
Conrado Zuluaga es escritor, autor de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez: el vicio incurable de contar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.