La crisis de los rumanos en Italia
El horrible crimen perpetrado recientemente en los alrededores de un campo de refugiados de Tor di Quinto, en la periferia de Roma, ha provocado una fuerte conmoci¨®n en Italia y en Ruman¨ªa. El caso no ha tardado en adquirir relevancia social y pol¨ªtica para el debate p¨²blico acerca del estatus de los refugiados y de los residentes extranjeros. Se han producido, adem¨¢s, violentas reacciones de resentimiento por parte de ciertas franjas de la poblaci¨®n, pero tambi¨¦n escandalosas tomas de posici¨®n por parte de algunos representantes pol¨ªticos italianos y rumanos, dispuestos a ofrecer soluciones apresuradas, con tonos xen¨®fobos y totalitarios de triste memoria.
?Castigos colectivos para un delito individual, sobre cuyo autor no caben dudas? Nos hallamos, no sin una pizca de iron¨ªa, ante un grotesco reverso del "orgullo nacional", que se apropia de prestigiosos logros culturales o deportivos individuales present¨¢ndolos como patrimonio colectivo... Acrecentar la tragedia de un crimen cometido por un individuo contra otro individuo con nuevas tragedias individuales y colectivas, provocadas por medidas contra una minor¨ªa que nunca ha sido homog¨¦nea, no ser¨ªa m¨¢s que un acto de irresponsabilidad.
?Hay que castigar a una comunidad por el horrible crimen de uno de sus miembros?
La prueba de la ben¨¦fica falta de homogeneidad de cualquier comunidad se deriva, en este caso, del mismo terrible episodio del crimen y del arresto del culpable: la persona que puso a la polic¨ªa italiana tras sus huellas fue una compatriota del criminal, ?que pertenece al mismo campo de refugiados!
Medidas de castigo colectivas significar¨ªan asimismo una inaceptable amnesia, tanto para Italia como para Ruman¨ªa, no solo en relaci¨®n con cuanto ocurri¨® en el mundo bajo el fascismo y el nazismo, y bajo el comunismo, y sigue ocurriendo todav¨ªa en dictaduras de todas clases, incluidas las religiosas, sino tambi¨¦n en relaci¨®n con la propia historia de ambos pueblos, el italiano y el rumano. Los italianos se han visto obligados con frecuencia a emigrar, en busca de una vida mejor, no solamente desde el sur hacia el norte del pa¨ªs, sino tambi¨¦n fuera de la propia Italia: por lo tanto, les resulta familiar la condici¨®n de refugiado, de exiliado, de extranjero.
Ruman¨ªa tiene, a su vez, una historia no precisamente admirable en las relaciones de sus ciudadanos con la minor¨ªa gitana, cuyas lacras se reprueban sin haber hecho lo suficiente en el curso de los siglos y sin hacer lo suficiente tampoco hoy en d¨ªa para ponerles remedio. La presencia de esta minor¨ªa aparece en el territorio rumano desde el siglo XIV, pero no fue hasta 1856 cuando dio comienzo, de hecho, su liberaci¨®n oficial de la servidumbre, ?su estatus social durante cinco siglos!La Rumania de hoy est¨¢ librando una dura batalla contra los residuos de decenios de terror y mentira, de demagogia y pobreza, que han marcado la existencia de algunas generaciones. Las consecuencias no pueden ser desenraizadas de golpe. El postcomunismo dio inicio no s¨®lo con una gran liberaci¨®n de energ¨ªas productivas, sino tambi¨¦n con una c¨ªnica transferencia de funciones, privilegios y bienes a otras franjas de la misma nomenclatura, con un nuevo darwinismo de la supervivencia y del arribismo, que se han inventado sus propios juegos bizantinos de m¨¢scaras. Por m¨¢s que hoy resulten visibles cierto progreso econ¨®mico y una gradual recuperaci¨®n de la conciencia colectiva en el proceso de democratizaci¨®n, la vida pol¨ªtica a menudo burlesca del actual nuevo miembro de la Uni¨®n Europea se resiente todav¨ªa de las tradicionales malas costumbres de la falsedad y de la superficialidad, del escepticismo y del fatalismo, de la inercia, de la corrupci¨®n, que act¨²a a menudo como motor social del momento. Existen en la Rumania de hoy numerosas franjas de poblaci¨®n desfavorecidas y olvidadas, relegadas a los m¨¢rgenes m¨¢s s¨®rdidos de la sociedad. Seg¨²n los datos proporcionados por el diario Evenimentul Zilei, el 41% de la numerosa poblaci¨®n gitana est¨¢ formado por jornaleros, el 33,5% no posee oficio, el 38,7% es analfabeta. Hoy, sin embargo, este antiguo aunque siempre nuevo problema de Rumania se ha convertido en un problema de toda Europa central y oriental y, m¨¢s recientemente, de Europa occidental. Los n¨®madas provenientes de la India, que peregrinaron por Oriente Medio y por el Imperio Bizantino, hoy son, en un 80%, europeos.
Nicolae Romulus Mailat, un joven de 25 a?os, pas¨® a los 14 por un reformatorio y hab¨ªa sido condenado e indultado por robo con agravante un a?o antes de su llegada a Italia. ?Es la pobreza la causa de su delincuencia juvenil y del crimen cometido ahora?
En la gran novela de Dostoievski, el estudiante Rask¨®lnikov se ve empujado al crimen no s¨®lo por su nihilismo rebelde, sino tambi¨¦n por la pobreza. Su identidad social es completamente diferente de la de Mailat, su "entidad" espiritual es dr¨¢sticamente diversa, pero su doble crimen no resulta menos execrable en absoluto. No podemos hallar afinidades del "yo" entre el criminal de la realidad de 2007 y el de la novela de 1866. Podr¨ªamos, con todo, demorarnos unos instantes en las palabras de uno de los interlocutores del h¨¦roe dostoievskiano, quien, refiri¨¦ndose a la "Sodoma que rechaza" por la que vaga, no cree que la pobreza sea un vicio, pero s¨ª que lo es la miseria. En la pobreza conservamos a¨²n, seg¨²n afirma, "la nobleza de los sentimientos innatos". En la miseria, en cambio, las ca¨ªdas son inevitables y catastr¨®ficas... Mailat huy¨® de la miseria de Rumania y de su pasado rumano, sin poder imaginarse que encontrar¨ªa en la Italia del campo de refugiados una miseria igual de opresiva y que en el espejo del presente acabar¨ªa por adjudicarse una imagen a¨²n m¨¢s feroz de criminal sanguinario y despiadado. Quienes conocen el campo de Tor di Quinto y la oscura zona que la rodea, donde fue asaltada y asesinada Giovanna Reggiani, reservan duras palabras contra la negligencia y la indiferencia de la Administraci¨®n de la ciudad de Roma. No se trata, en todo caso, de una excusa o una circunstancia atenuante para un crimen como ese ni para ninguna clase de crimen, pero s¨ª es una premisa que no puede ser descuidada cuando se intente poner remedio, para el futuro, a la situaci¨®n. Si no podemos esperar, por el momento, una milagrosa reencarnaci¨®n ang¨¦lica del criminal Mailat, podemos y debemos, sin embargo, exigir una radical reconsideraci¨®n social de la situaci¨®n de estos marginados. Pensemos en el Estado rumano y en el italiano, en las comunidades de los gitanos y de los rumanos de Italia y de Rumania e, inevitablemente... en la Comunidad Europea. Por muy extra?o que pueda parecer, el malhechor es miembro de todas estas comunidades.
Se oyen desde hace tiempo voces cada vez m¨¢s exasperadas ante la ampliaci¨®n de la Comunidad Europea y las tensiones que, inevitablemente, ello genera. El aumento de la emigraci¨®n en nuestra modernidad centr¨ªfuga y global es un hecho cotidiano, pero no es s¨®lo un fen¨®meno negativo. La libre circulaci¨®n no significa ¨²nicamente un incremento de la criminalidad y de los conflictos sociales en Occidente, como creen algunos, sino tambi¨¦n una situaci¨®n de gradual convivencia rec¨ªprocamente ben¨¦fica, que tendr¨¢ el mismo efecto que tuvo, despu¨¦s de la guerra, la inclusi¨®n de los pa¨ªses derrotados en el com¨²n esfuerzo europeo de democratizaci¨®n y de prosperidad.
Durante la visita que realic¨¦ la primavera pasada a Madrid y a Barcelona, pude o¨ªr con alegr¨ªa por parte de quienes me hab¨ªan invitado noticias entusiastas a prop¨®sito de los ¨¦xitos de la comunidad rumana de Espa?a, que ha crecido mucho en los ¨²ltimos tiempos. Algunos de los refugiados rumanos, apreciados por su laboriosidad y honradez, ya se hab¨ªan presentado como candidatos a las elecciones locales. Quiero confiar en que algo parecido llegue a suceder en otras partes tambi¨¦n, y no s¨®lo en el caso de los rumanos, sino en el de todos aquellos que est¨¢n dispuestos a hacer propias las provocaciones del presente. Ser¨¢ una victoria comunitaria, no s¨®lo individual. Europa puede demostrar que es -y que merece serlo- una verdadera comunidad, digna de su civilizaci¨®n antigua y nueva. Diversa, democr¨¢tica, espiritual, libre, pr¨®spera. Ejemplar.
Norman Manea es escritor rumano. Traducci¨®n del italiano de Carlos Gumpert.
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