La 'vendetta' del Estado
Italia aplica a los mafiosos un dur¨ªsimo r¨¦gimen carcelario para forzar su confesi¨®n
Un d¨ªa en la prisi¨®n, un capo me pregunt¨® por qu¨¦ estaba all¨ª. Le contest¨¦ que me acusaban de pertenecer a una asociaci¨®n mafiosa. Me mir¨® de arriba abajo y dijo: 'Usted no es un mafioso, usted es un gilipollas'. En dos minutos, este se?or comprob¨® lo que la justicia tard¨® a?os en demostrar", cuenta Roberto Giannoni tras su dram¨¢tica experiencia.
Casi peor a¨²n: a Giannoni se le aplic¨® un nuevo art¨ªculo de la ley penitenciaria, el 41-bis, por el que se encarcela en condiciones de extremada dureza a los sospechosos de pertenecer a la Mafia. Se adopt¨® tras el asesinato en 1992 del juez Giovanni Falcone, su mujer y su escolta. Objetivo de la norma: que el detenido confiese. "Es la vendetta del Estado contra la Mafia", sostiene el director del departamento de la Administraci¨®n penitenciaria, Sebastiano Ardita, que introdujo el art¨ªculo.
El art¨ªculo 41-bis naci¨® como respuesta al asesinato de Falcone, pero tiene un car¨¢cter exclusivamente punitivo
El 41-bis s¨®lo permite al recluso estar dos horas diarias en el patio, proh¨ªbe recibir objetos del exterior, acariciar a los hijos y tener m¨¢s de un libro a la vez. Los contactos humanos est¨¢n limitados a cinco personas y s¨®lo se pueden recibir dos visitas de una hora al mes a trav¨¦s de un cristal antibalas. En realidad, la ¨²nica actividad que se puede realizar es la de pensar y la de confesar.
Para colmo, puede llevar a inocentes a la c¨¢rcel. Como a Giannoni, encarcelado preventivamente en 1992. Fue una doble v¨ªctima del sistema. Director de un banco de Livorno, dos mafiosos arrepentidos confesaron su nombre. La imputaci¨®n proporcion¨® grandes beneficios a sus autores y el infierno para el banquero.
En espera de juicio, Giannoni comparti¨® sus nueve metros cuadrados de celda con varios mafiosos. En tan s¨®lo 12 meses perdi¨® 24 kilos y a sus padres: ambos murieron de infarto. "Me ped¨ªan que confesara; si no, me dec¨ªan, pasar¨ªa toda mi vida en aquella celda. Pero yo no ten¨ªa nada que confesar". Para muchos, el 41-bis anula a la persona, es una forma de tortura moderna.
Esta norma ha vuelto al primer plano tras la decisi¨®n del juez D. D. Sitgraves, de Los ?ngeles, de negarse a extraditar a un miembro de la familia palermitana Gambino, por considerar las medidas carcelarias italianas como "peligrosas para la vida" y contrarias a los principios fundamentales de la ONU. Y, tambi¨¦n, con la detenci¨®n en Sicilia, hace dos semanas, del jefe mafioso Salvatore Lo Piccolo, junto a varios de sus colaboradores.
Las medidas penitenciarias extraordinarias, que se aprobaron en 1992 tras los grandes atentados con los que la Cosa Nostra amenazaba a las instituciones, adquirieron carta de naturaleza en 2002, si bien con algunas modificaciones que facilitaban su impugnaci¨®n (la UE se pronunci¨® en ese sentido en varias ocasiones). Sin embargo, algunos aspectos del 41-bis conservaron su "car¨¢cter exclusivamente punitivo", seg¨²n Giuliano Pisapia, ex diputado y autor de los decretos aprobados en 2002 para suavizarlo. Una norma por la que se rigen hoy 13 centros de detenci¨®n especial que albergan 536 mafiosos, entre ellos, cinco mujeres.
"El 41-bis se aplica de forma preventiva a los sospechosos de asociaci¨®n mafiosa", explica Mauricio Turco, diputado del Partido Radical y autor del libro Tortura democr¨¢tica. "Tiene como objetivo hacer confesar al prisionero. Esto es algo contrario a todos los tratados internacionales y a los propios principios del Estado de derecho. En la Constituci¨®n italiana (y tambi¨¦n en la Convenci¨®n Europea), el objetivo es que los presos se rehabiliten, pero lo que busca el 41-bis es el arrepentimiento a trav¨¦s de medidas vejatorias denunciadas ya por organizaciones de derechos humanos".
La confesi¨®n es su objetivo principal, ya que no s¨®lo significa obtener informaci¨®n, sino tambi¨¦n "una garant¨ªa de ruptura de todos los lazos con la organizaci¨®n criminal", dice Luca Cianferoni, abogado del ex capo de los Corleoneses Salvatore Tot¨° Riina. Tras confesar, los mafiosos se convierten en "colaboradores de la justicia" y gozan de protecci¨®n del Estado.
En varias ocasiones, la Corte Europea de Derechos Humanos ha considerado esta forma de prevenci¨®n una violaci¨®n de los derechos fundamentales, en particular el que afecta al art¨ªculo 6, que prev¨¦ el derecho a un juicio imparcial, y el 8, que prev¨¦ el derecho al respeto de la vida privada y la familia.
A pesar de las cr¨ªticas, funcionarios antimafia lo consideran un instrumento fundamental, ya que, seg¨²n ellos, "el 41-bis ha impedido estos a?os que los mafiosos est¨¦n en contacto, como pasaba en los a?os ochenta cuando, desde la c¨¢rcel de Palermo, se segu¨ªan impartiendo ¨®rdenes. Hoy no estar¨ªamos celebrando el desmantelamiento de la c¨²pula de Cosa Nostra (tras el arresto de Salvatore Lo Piccolo) si no fuera por el 41-bis", a?aden.
Recientemente, Giulio Petrilli, de Refundaci¨®n Comunista, denunci¨® las condiciones de las cinco mujeres encarceladas en Roma y L'Aquila. "El aislamiento en el que viven les est¨¢ provocando da?os irreparables; en particular, las dos presas de L'Aquila no ven a nadie, no reciben visitas, no comen y han padecido isquemias cerebrales", dice Petrilli. "Muchos dir¨¢n que son culpables de hechos muy graves, pero ?puede el Estado justificar el recurso a pr¨¢cticas de sufrimiento, como el aislamiento total durante a?os?", se pregunta.
"Es fundamental crear las condiciones para que los criminales interrumpan todo tipo de contacto con sus organizaciones", dice Giuliano Pisapia, "pero en el 41-bis hay una serie de medidas que son exclusivamente punitivas, como, por ejemplo, prohibir el contacto con los hijos en las visitas, lo que puede provocar el efecto contrario: que los hijos, en vez de odiar a la Mafia, terminen odiando al Estado".
"La Mafia es un mal que hay que combatir, y la pena para los mafiosos tiene que ser dura", dijo Pisapia, "pero cuando el 41-bis se convierte en una forma de prevaricaci¨®n y limitaci¨®n de la dignidad de la persona, su efecto es lo contrario". -
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