"Hay liderazgos esterilizantes. Yo s¨¦ jugar en equipo"
De m¨¦dico rural a las investigaciones punteras en diabetes. Y del laboratorio al despacho de ministro. Cierra el c¨ªrculo. Un observador de primera sobre la ciencia y la sanidad.
Antes que ¨¦l han pasado por el despacho del Ministerio de Sa??ni??dad nueve ministros: cuatro eco??nomistas, tres abogados y el caso inclasificable de Celia Villalobos. Hasta que lleg¨® Ana Pastor no se sent¨® en este sill¨®n ning¨²n m¨¦dico. Bernat Soria no s¨®lo es m¨¦dico, sino que ha ejercido la medicina desde todos los ¨¢ngulos posibles. Ha sido m¨¦dico rural, investigador cl¨ªnico y de laboratorio, docente -fue el decano de Medicina m¨¢s joven- y gestor de grandes proyectos de investigaci¨®n. Ha estado con los pacientes y en el laboratorio, en el sill¨®n de director y en el que est¨¢ junto a la probeta. Con su llegada al ministerio ha cerrado el c¨ªrculo. Es consciente de que con su nombramiento, el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha querido lanzar un mensaje: Espa?a apuesta fuerte por la investigaci¨®n. Pero la pol¨ªtica se mueve por unos derroteros muy distintos de la ciencia, y Bernat Soria ha comenzado a acusar la diferencia. Estaba acostumbrado a que cuando habla un cient¨ªfico, su opini¨®n es respetada y, si alguien le refuta, tiene que aportar s¨®lidas pruebas. En pol¨ªtica, ese respeto no existe, los hechos son menos importantes que las versiones, y de pruebas, mejor no hablar. Hay tambi¨¦n mucho teatro, y por eso se qued¨® de piedra cuando, despu¨¦s de su primera y cordial¨ªsima reuni¨®n con los sindicatos, nada m¨¢s terminar, algunos de los asistentes lanzaron agrias descalificaciones contra el ministro.
Pero Bernat Soria no pierde su sonrisa. Tampoco durante la entrevista, que comenzamos en su despacho y terminamos en una comida en el ¨²ltimo piso del ministerio, con vistas sobre los tejados de Madrid. Es sin duda un gran comunicador y derrocha afabilidad, incluso cuando la conversaci¨®n entra en cuestiones claramente inc¨®modas.
De cient¨ªfico perseguido por el PP por sus investigaciones a ministro estrella del Gobierno socialista. ?C¨®mo lleva el traje oscuro? Je, je, el traje estaba lleno de moho. Yo siempre he llevado trajes claros, y cuando decid¨ª aceptar la cartera, mi mujer me dijo: "Tendr¨¢s que llevar traje oscuro". Pero cuando fuimos a ver qu¨¦ ten¨ªamos en el armario, s¨®lo hab¨ªa dos, y uno estaba a¨²n con la funda de la tintorer¨ªa y debi¨® de quedar algo de humedad, as¨ª que cuando lo abrimos, estaba lleno de moho. Pero, bueno, eso ya est¨¢ resuelto. Respecto a lo otro, yo nunca me he sentido perseguido, pero es cierto que tuve dificultades. Ten¨ªa un proyecto muy importante entre manos y aquello pod¨ªa desbaratarlo, y en parte as¨ª ocurri¨®. Sent¨ª mucho perder una ayuda de 600.000 d¨®lares de la Juvenile Diabetes Research Foundation, porque es muy dif¨ªcil que una organizaci¨®n tan importante conceda fondos para investigar fuera de EE UU.
Para su investigaci¨®n, usted ten¨ªa que usar embriones, y eso no le gustaba nada a Ana Botella. ?Es as¨ª? Las directrices ven¨ªan de este despacho, de la ministra de Sanidad Celia Villalobos, y tampoco directamente, sino a trav¨¦s de su equipo. Contactaron con todos los que ocupaban alg¨²n cargo en mi universidad para decirles que lo que yo hac¨ªa era una infracci¨®n grave. Y parece ser que s¨ª, que las ideas sal¨ªan directamente de do?a Ana Botella, con la que nunca he tenido ocasi¨®n de hablar sobre estos temas, y de ¨¢mbitos muy ligados al Opus Dei y a los Legionarios de Cristo Rey. Son sectores de la derecha que pretenden convertir una ideolog¨ªa religiosa muy restrictiva en un sistema para gobernar a los dem¨¢s. Es cierto que no la comparte todo el PP y, de hecho, en todos estos a?os no he encontrado a nadie que defendiera esa posici¨®n, pero en aquel momento se traslad¨® a la acci¨®n de Gobierno, y eso me cre¨® dificultades.
Pero usted no se arrug¨®. Es que no me he arrugado nunca. ?Por qu¨¦ me ten¨ªa que arrugar? ?Cu¨¢l era el peligro? El ¨²nico peligro real es que ocurriera lo que en parte ocurri¨®: que un proyecto que estaba en su momento ¨¢lgido, en el momento en el que pod¨ªa dar sus mejores frutos, se retrasara, se troceara, como as¨ª ocurri¨®, porque tuve que trasladar una parte a Singapur en condiciones muy buenas desde el punto de vista de financiaci¨®n y regulaci¨®n, pero malas desde el punto de vista personal. En eso s¨ª que hay que reconocer que consiguieron su objetivo.
Usted ten¨ªa una intensa carrera como investigador. ?Por qu¨¦ se ha dejado tentar por la pol¨ªtica? Yo creo que nunca estamos fuera de la pol¨ªtica, en el sentido en que se entend¨ªa en la polis griega. Yo he participado siempre, ya fuera como delegado de curso, como delegado de los PNN o desde el decanato de Medicina. Pero siempre he procurado que esos cargos durasen poco, porque me separaban de algo que me gusta mucho m¨¢s, que es el laboratorio y la investigaci¨®n.
Empez¨® como m¨¦dico rural. ?Ya sab¨ªa entonces qu¨¦ quer¨ªa investigar? S¨ª, s¨ª. Fui m¨¦dico de Cullera b¨¢sicamente porque a mis padres les preocupaba que quisiera dedicarme a la investigaci¨®n? Bueno, luego se ha demostrado que se puede vivir de ella, pero entonces no estaba tan claro. Saqu¨¦ las oposiciones, pero en cuanto pude ped¨ª una excedencia para ir a investigar a uno de los institutos Max Planck de Alemania. Y la verdad es que aquellas oposiciones me sirvieron tambi¨¦n en los a?os del posgrado en Alemania, que fueron muy duros. Cuando por la noche volv¨ªa a casa a altas horas, con aquel fr¨ªo caminando sobre la nieve virgen, y pensaba: "Hace horas que nadie pasa por esta calle", era un consuelo poder decir: "Bueno, si las cosas no salen bien, siempre puedo volver a Cullera".
Supongo que ahora que es ministro ver¨¢ con cierta simpat¨ªa a esos esforzados becarios e investigadores que est¨¢n en el laboratorio? M¨¢s que con simpat¨ªa.
? En condiciones precarias y sin un Cullera al que regresar. La precariedad es cada vez menor. En los ¨²ltimos a?os se ha hecho un importante esfuerzo en mejorar las condiciones de trabajo, pero donde de alguna forma est¨¢ fallando el sistema es en el proceso de retorno. Hemos dise?ado una formaci¨®n predoctoral y posdoctoral que incluye salir al extranjero por un periodo de tres, cuatro a?os, pero en un momento determinado hay que volver, y ah¨ª es donde no acabamos de acertar con diferentes ofertas para reincorporar ese capital humano que puede volver y que en muchos casos desea hacerlo.
?Eso significa que no somos suficientemente atractivos? Que las ofertas que hacemos no son atractivas, eso es cierto. El salario es importante, pero un investigador se mueve, sobre todo, por las condiciones de trabajo, por los recursos de los que va a disponer. Y en este aspecto estamos mejorando mucho. En nuestros laboratorios hay ya muchos extranjeros; en el grupo que yo he dejado, espero que transitoriamente, en Sevilla, un 30%, lo cual significa que consideran que ¨¦ste es un sitio al que pueden venir a formarse, y algunos, espero, a desarrollar su profesi¨®n.
Usted ha planteado un objetivo muy ambicioso: que si Espa?a es la octava potencia econ¨®mica mundial, tambi¨¦n ocupe el octavo lugar en investigaci¨®n m¨¦dica. ?Qu¨¦ se necesita para conseguirlo? Tiempo. Trabajo y tiempo.
Y dinero, supongo. Pero el dinero llega, el dinero no me preocupa tanto.
Ah, ?no? No, no. Dinero en Espa?a hay mucho. No estoy diciendo que haya suficiente para la investigaci¨®n. Pero hay dinero. Y voy a decir algo que puede resultar dif¨ªcil de entender, pero es as¨ª: cuando hay un equipo s¨®lido, su verdadero l¨ªmite no es el dinero. Globalmente, el problema m¨¢s importante es el capital humano, y en eso estamos bien, aunque podemos estar mejor. Es decir, que en calidad estamos por lo menos al nivel de otros pa¨ªses punteros, pero en cantidad no. Y hay cosas que tienen que ver con la masa cr¨ªtica. Cuando un buen cient¨ªfico decide cambiar de ciudad, lo que busca no es ser cabeza de rat¨®n, porque eso significar¨ªa que se quiere jubilar; lo que busca es que en su entorno haya otros diez centros de investigaci¨®n y una din¨¢mica de seminarios, viajes, conferencias y contactos con los que poder interactuar. Desde el sector p¨²blico se ha hecho un gran esfuerzo y se puede hacer a¨²n m¨¢s, pero lo que yo detecto, y me preocupa, es que el sector privado no se est¨¢ implicando lo suficiente.
?Y por qu¨¦ cree que es as¨ª? A¨²n no lo s¨¦. Estoy reflexionando y creo que hay lagunas que tienen que ver con el liderazgo. Antes de estudiar la carrera de m¨¦dico, yo hice otros oficios: aprend¨ª a ser labrador, apicultor, y, a veces, ver las cosas desde otras ¨®pticas te ayuda. Mire, pondr¨¦ otro ejemplo que creo que puede ser ilustrativo. Yo de peque?o jugaba mucho al f¨²tbol, y nunca he sido muy bueno jugando al f¨²tbol, pero sab¨ªa jugar en equipo y met¨ªa goles a pesar de que no era un buen jugador. Creo que eso es lo que he ido haciendo toda mi vida: jugar en equipo, y creo que sigo jugando muy bien en equipo. Pienso que es un elemento muy importante, porque hay liderazgos que son esterilizantes.
?Quiere decir que aqu¨ª hay mucho individualismo? Bueno, el individualismo tambi¨¦n puede ser un valor, pero sirve para unas cosas y para otras no. Lo importante es saber detectar el hueco. Volviendo al ejemplo de antes: ?c¨®mo jugaba yo al f¨²tbol? Pues b¨¢sicamente yo marcaba goles porque ve¨ªa la jugada un poco antes, sab¨ªa d¨®nde se iba a producir el hueco, me pon¨ªa all¨ª y, cuando recib¨ªa la pelota, estaba preparado para chutar a gol.
Estoy viendo que eso es lo que ha hecho toda su vida. Claro, buscar el hueco. ?C¨®mo, si no, se va un m¨¦dico de cabecera de Cullera a trabajar al Max Planck de Alemania? Porque va buscando la oportunidad, y en ese caso la oportunidad era trabajar con dos j¨®venes investigadores entonces muy prometedores, tanto que luego les dieron el Premio Nobel. Pero no se trata de detectar el hueco, sino de d¨®nde se va a producir un hueco.
?Y cu¨¢ndo detect¨® que se iba a producir un hueco en la pol¨ªtica sanitaria del presidente Rodr¨ªguez Zapatero? Bueno, eso no lo detect¨¦ nunca. [Risas]
No le creo. No, no, la verdad es que el hueco lo detect¨® Zapatero. Yo nunca pens¨¦ que iba a ser ministro, y a¨²n no me lo acabo de creer. Pero tendr¨¦ que aceptarlo, porque ya llevo unos cuantos d¨ªas firmando papeles?
?Qu¨¦ pens¨® cuando se lo propusieron? Pues varias cosas. Con el presidente habl¨¢bamos con cierta frecuencia, la suficiente como para que al menos ¨¦l me conociera a m¨ª. Una de las cosas que pens¨¦ es: 'Puedo decir que s¨ª o que no, pero si digo que no, ya nunca m¨¢s podr¨¦ protestar'. Porque b¨¢sicamente, cuando uno habla con alguien que ocupa una Presidencia, habla para protestar, para decir c¨®mo cree que deber¨ªan ser las cosas.
No dudo de su sentido de la responsabilidad, pero me cuesta creer que ¨¦sa fuera la ¨²nica raz¨®n para aceptar. No, no, la raz¨®n es que una propuesta as¨ª es una oportunidad ¨²nica en tu vida, que se le da a muy poca gente y que posiblemente nunca me habr¨ªa perdonado a m¨ª mismo no haberla aprovechado para hacer algo. Aunque cuando pregunt¨¦ por el manual de instrucciones, me explicaron que no hay manual de instrucciones para ser ministro. Lo ¨²nico que me dijo el presidente fue: "Lo vas a hacer muy bien". Pero como siempre juego en equipo, creo que en un tiempo r¨¦cord, en menos de una semana, ya ten¨ªa un equipo que es, no voy a decir el mejor para no ofender a ning¨²n otro ministro, pero de los mejores que se pueden tener.
?Un equipo para ocho meses o para otra legislatura? Bueno, el compromiso es por ocho meses, porque es muy dif¨ªcil prever qu¨¦ puede ocurrir en pol¨ªtica. Aunque yo conf¨ªo mucho en nuestro presidente y s¨¦ que ¨¦l tiene una dimensi¨®n temporal de la jugada mucho m¨¢s? Posiblemente ¨¦l ve huecos que yo no soy capaz de ver.
?Cree que podr¨¢ comunicar el Gobierno sus resultados, o el ruido lo tapar¨¢ todo? No lo s¨¦. No quiero transmitir una imagen de falso optimismo. Yo soy optimista y el mundo lo construyen optimistas, pero no quiero llevar mi optimismo tan lejos como para decir "vamos a ganar, vamos a barrer". Creo que hay ruido, y que el ruido est¨¢ ocultando un mensaje importante sobre c¨®mo est¨¢ cambiando esta sociedad. Por ejemplo, en investigaci¨®n, en esta legislatura se ha duplicado la inversi¨®n p¨²blica. Nuestro ritmo de crecimiento econ¨®mico anual ha sido el doble de la media europea, hemos aumentado los fondos de reserva de la Seguridad Social de unos 13.000 o 14.000 millones de euros a m¨¢s de 40.000; la deuda externa ha disminuido tambi¨¦n seis o siete puntos, y en cifras relativas es la m¨¢s baja de Europa. Y frente a todo eso, ?cu¨¢l es la alternativa?
M¨¢s mercado, menos regulaci¨®n, recuperar competencias de los estatutos de autonom¨ªa, privatizar los aeropuertos y la gesti¨®n de los hospitales? Dejar de magnificar el cambio clim¨¢tico? Alternativa no se puede decir que no haya. Hay una forma de entender el mundo que es consumirlo todo r¨¢pidamente, quemarlo y ya est¨¢. Es una actitud propia de depredadores. Es una forma de entender la econom¨ªa, las relaciones internacionales, las pol¨ªticas sociales que est¨¢ abandonando todo el mundo y que ya est¨¢ siendo muy cuestionada incluso en EE UU. La pregunta que yo me hago y que el PP no quiere contestar es: ?c¨®mo ser¨¢ el mundo que les dejar¨¦ a mis hijos? Este mensaje, que para m¨ª es el m¨¢s importante, no est¨¢ en la calle, y eso me preocupa.
Esa pol¨ªtica depredadora de la que habla, ?puede poner en peligro el sistema sanitario p¨²blico? Yo creo que lo que corre peligro es el modelo. Me ex??pli??co: esa idea de que las leyes del mercado lo resuelven todo es falsa, lo sabe todo el mundo, y quienes hacen la propuesta lo saben tambi¨¦n. Porque, aplicada al sistema nacional de salud, ya se sabe a qu¨¦ conduce: a un sistema dual, una sanidad para pobres y otra para ricos, de manera que, al final, los pobres, los inmigrantes, las clases m¨¢s desfavorecidas, acaban utilizando un sistema p¨²blico que cada vez se parece m¨¢s a una beneficencia, y quienes tienen dinero para pagarse seguros complementarios tienen acceso a todo. Podemos disfrazarlo diciendo que sigue habiendo un sistema p¨²blico, pero ser¨ªa un sistema con un gran par¨¢sito, el sector privado. Con el actual modelo, sabemos que cualquier ciudadano espa?ol tiene un seguro de salud a todo riesgo que paga el Estado, y adem¨¢s sabemos lo que cuesta. No hay ning¨²n sistema sanitario privado capaz de ofrecer tanto por ese dinero. Y m¨¢s del 70% de los ciudadanos dice que funciona bien. D¨ªga??me otras instituciones del Estado que tengan ese nivel de aceptaci¨®n.
Lo cual no quiere decir que no tenga problemas. Claro; si no, no existir¨ªan los ministros de Sanidad.
Pues vamos a ellos, ministro. ?Sabe que hay mucho malestar entre los m¨¦dicos porque tienen la impresi¨®n de que han perdido el control de su profesi¨®n y porque adem¨¢s se consideran mal mandados? Lo s¨¦, lo s¨¦. Eso es lo que me transmiten, y yo no tengo por qu¨¦ dudar de ello. En un discurso ante 4.000 m¨¦dicos en el congreso organizado por SEMERGEN [Sociedad Espa?ola de M¨¦dicos de Atenci¨®n Primaria] coment¨¦ que sab¨ªa que muchos ten¨ªan la percepci¨®n de no estar bien gestionados.
?Y eso tiene remedio? Lo primero es aceptar que el problema existe. Porque una cosa que llama la atenci¨®n en medicina es que el paciente llega dolorido y preocupado, pero si se le explora bien, se habla con ¨¦l y se hace un buen an¨¢lisis de su caso, cuando sale por la puerta, la mitad del mal ya se le ha ido por la sensaci¨®n de estar en buenas manos. Reconocer el problema es la primera parte de la soluci¨®n, de modo que mi mensaje es: el problema existe y vamos a analizarlo. La segunda parte de la soluci¨®n a¨²n no la s¨¦.
Daniel Callahan, promotor del The Hustings Center, plantea que con el encarecimiento de las tecnolog¨ªas m¨¦dicas y el aumento de la esperanza de vida, no va a ser posible seguir dando todo a todos gratis. ?Cree que habr¨¢ que establecer l¨ªmites? El problema es que las expectativas de salud son ilimitadas y los recursos no. Esa ecuaci¨®n no tiene soluci¨®n: con recursos limitados no puedes atender unas expectativas que pueden ser infinitas. Pero en nuestro caso podemos estar orgullosos, porque tenemos una cartera de servicios que algunos dicen que es la mejor del mundo, aunque pueda ser mejorable. Despu¨¦s, no hay que olvidar que las tecnolog¨ªas sanitarias son muy caras, pero tambi¨¦n son un factor de creaci¨®n de riqueza. En Espa?a estamos gastando unos 50.000 millones de euros al a?o en salud. Si por cada 100 euros que se invierten en salud se recuperan 40 en riqueza, eso significa que lo que gastamos en sanidad genera ingresos adicionales de 20.000 millones.
Pero la necesidad de priorizar plantea el problema de c¨®mo se han de tomar las decisiones, porque gastar un dinero en una prestaci¨®n significa dejar de gastarlo en otra. Los gestores sanitarios se enfrentan con este problema todos los d¨ªas con un instrumento que se llama "coste-efectividad". Se trata de evaluar si invertir un mill¨®n de euros en una prestaci¨®n va a producir m¨¢s salud que invertirla en otra. Este tipo de decisiones se est¨¢n tomando continuamente, y con ello estamos haciendo varias cosas: estamos garantizando calidad de vida a la gente, pero tambi¨¦n creando riqueza. Y estamos atendiendo adem¨¢s otras necesidades, porque si s¨®lo tuvi¨¦ramos en cuenta el coste-efectividad, no invertir¨ªamos en enfermedades raras, por ejemplo. En las decisiones, tambi¨¦n hay elementos que tienen que ver m¨¢s con la sensibilidad social.
Y a veces con ciertos estados de opini¨®n, como cuando los pa¨ªses europeos deciden acumular Tamifl¨² cuando es m¨¢s que dudoso que este f¨¢rmaco contra la gripe convencional pudiera ser efectivo en caso de epidemia de gripe aviar. A veces las decisiones son muy complejas e intervienen, como he dicho, m¨²ltiples factores.
Le pondr¨¦ otro ejemplo. Se acaba de aprobar que se vacune a todas las ni?as contra el virus del papiloma para prevenir el c¨¢ncer de cuello de ¨²tero. No hay duda de que en los pa¨ªses pobres con altas tasas de infecci¨®n, ¨¦sa ser¨ªa una decisi¨®n muy acertada. Pero en Espa?a, la incidencia es muy baja; provoca unas 600 muertes anuales, que se podr¨ªan prevenir mejorando el actual sistema de cribado. Un grupo de expertos en salud p¨²blica estima que para cuando se empiecen a prevenir con la vacuna los primeros casos de c¨¢ncer, dentro de por lo menos 30 a?os, nos habremos gastado 4.000 millones de euros. Si s¨®lo una parte de semejante cantidad se aplicara conjuntamente al cribado de c¨¢ncer de ¨²tero y de c¨¢ncer de mama, del que mueren 6.000 mujeres cada a?o, ?no podr¨ªamos salvar m¨¢s vidas y mucho antes? El caso es interesante y puede que en su d¨ªa sea un ejemplo para estudiar en los cursos de econom¨ªa de la salud. Pero para este ministro es un caso que ya se encontr¨® resuelto cuando aterriz¨® en el cargo. Con eso no trato de rebajar la responsabilidad de ninguna de mis decisiones. Creo que uno tiene que repartir los ¨¦xitos entre los dem¨¢s, y lo que haya de responsabilidad, atribu¨ªrsela toda. ?sa es una vacuna que tiene una eficacia del 100% en las cepas m¨¢s frecuentes y una efectividad que iremos comprobando con el paso de los a?os, porque la ¨²nica forma de saberlo es esperar veinte o treinta a?os. El precio es ahora muy alto, pero yo creo que va a bajar, porque tenemos que esperar que salgan m¨¢s vacunas. Pero he de decir que en el momento en que se tom¨® la decisi¨®n, todas las sociedades cient¨ªficas se hab¨ªan posicionado a favor y algunas comunidades aut¨®nomas tambi¨¦n. El clima que hab¨ªa era m¨¢s bien el de ?cu¨¢ndo har¨¢ los deberes el ministerio para que podamos vacunar? Y en el momento en que se toma la decisi¨®n, no hay sobre la mesa ning¨²n documento que la cuestione.
Pero ahora s¨ª. ?Es una decisi¨®n que se pueda revisar? Todas las decisiones se pueden revisar.
Prestigiosos especialistas en salud p¨²blica piden una moratoria en la aplicaci¨®n de la vacuna, ?qu¨¦ opina? Creo que ¨¦sa es una cuesti¨®n t¨¦cnica que ha de decidir cada comunidad, en el uso de sus competencias. Pero yo habr¨ªa agradecido mucho que este debate se hubiera producido hace un a?o, ?eh? Porque quienes piden esa moratoria son todos amigos m¨ªos y conf¨ªo en ellos al 300%. Pero quiero decir que una cosa es estar jugando el partido, y otra, verlo desde la grada. Quien jugaba el partido, que en ese mo??mento era yo, s¨®lo ten¨ªa una decisi¨®n posible por tomar, y es la que tom¨¦. Por otra parte, he de insistir en que el coste-efectividad no es el ¨²nico criterio a tener en cuenta. Si lo hubiera sido a la hora de autorizar los primeros trasplantes, hoy no har¨ªamos ninguno.
Ahora me est¨¢ haciendo un poco de trampa, ministro, porque no es lo mismo un trasplante de h¨ªgado, del que de??pen??de la vida de la persona, que una vacuna preventiva. No, no. No es tal trampa. Porque ahora estamos muy seguros de los beneficios de los trasplantes, pero en el momento en que autorizamos los primeros no estaba tan claro. Lo que quiero decir es que el coste-efectividad es un argumento poderoso a la hora de tomar grandes decisiones, pero hay tambi¨¦n otros a considerar.
?No nos estamos obsesionando demasiado con la salud en la sociedad occidental? Buscar la salud no es un peligro, medicalizar la vida s¨ª que lo es. Y eso est¨¢ ocurriendo mucho m¨¢s en EE UU que en Europa. Aqu¨ª a¨²n aguantamos bastante bien. Este ministerio ha sido especialmente activo en pol¨ªticas de salud destinadas a promover los h¨¢bitos saludables, que es la forma de proteger la salud a largo plazo. Pero es cierto, debemos reflexionar mucho sobre esto. Los cient¨ªficos hemos de insistir, como hacen ahora quienes plantean un debate sobre la oportunidad de la vacuna del papiloma, en la importancia de continuar la reflexi¨®n, incluso cuando ya has tomado la decisi¨®n. Hay que estar reflexionando siempre.
?Volver¨¢ a reflexionar sobre la oportunidad de ampliar la ley del tabaco y reeditar la del alcohol, que su antecesora tuvo que retirar? Porque ah¨ª s¨ª que hay muertes por evitar? M¨¢s de 100.000 al a?o. Le hablo como posible ministro de Sanidad en la pr¨®xima legislatura? Ah, pues muchas gracias. [Risas]. La relaci¨®n del ta??ba??co y el c¨¢ncer es una de las m¨¢s obvias que existen. Cuando se aprob¨® la ley, se lleg¨® hasta donde en ese momento se pod¨ªa llegar, y desde ese punto de vista es una buena ley. Pero para que tenga resultados, tiene que cumplirse. Y algunas autonom¨ªas no est¨¢n colaborando. Hay cinco comunidades, cuatro gobernadas por el PP (Madrid, Valencia, La Rioja y Castilla y Le¨®n) y una por el PSOE (Baleares), que buscan f¨®rmulas distintas de aplicaci¨®n de la ley. Con esas comunidades no vamos a hacer convenios, porque el dinero previsto en la ley es para proteger a los ciudadanos.
?Y respecto al alcohol? La ley que propon¨ªa el Gobierno fue una ley mal le¨ªda, claramente, y posiblemente mal explicada. Lo que buscaba esa ley era proteger a los menores, porque sabemos que el alcohol produce da?os cerebrales irreparables en los adolescentes. Habr¨¢ que volver a reflexionar sobre ello, pero a lo mejor no hay que volver con una ley. Un Gobierno tiene diferentes formas de promover salud, y ya se ha visto que en alguna tenemos ¨¦xito, por ejemplo, en la de las drogas: el consumo est¨¢ bajando. En todo caso, el objetivo es siempre proteger a los menores.
Cosa que no es f¨¢cil, porque no tienen percepci¨®n del riesgo. Usted es padre de dos chicas adolescentes. ?C¨®mo lo lleva? ?Es una adolescencia florida? S¨ª, s¨ª, est¨¢ siendo florida, pero no pod¨ªa ser de otra forma, porque son hijas de mi mujer y m¨ªas, y ambos hemos tenido tambi¨¦n adolescencias floridas. B¨¢rbara tiene 14 a?os, y Aitana va a cumplir ahora 17. Y son guap¨ªsimas, pero en eso s¨ª que no tengo ning¨²n m¨¦rito, los genes los puso la madre. S¨¦ que est¨¢n en una edad de riesgo, porque un adolescente es una persona en desarrollo que vive una tormenta hormonal, y las hormonas condicionan mucho el comportamiento de las neuronas. Son conductas que si las vieras en un adulto, te dejar¨ªan desconcertado, pero en un adolescente tienen su explicaci¨®n. Y como suele ser pasajero, y dentro de casa? Vamos, a m¨ª me sorprende lo bien que hablan de mis hijas los padres de sus amigas y amigos, lo bien que se comportan en otros sitios. Yo hago broma: ?de verdad est¨¢is hablando de mis hijas? Porque en casa? Pero tambi¨¦n es cierto que muchas veces me sorprende su gran madurez. De todos modos, si piensas c¨®mo eras t¨² a su edad, entonces empiezas a entenderlo un poco mejor.
Las hormonas son las mismas, pero todo lo dem¨¢s ha cambiado mucho. S¨ª, claro; de entrada, las relaciones en la propia familia. Nosotros somos una familia que nos llevamos bien. No puedo ni imaginar lo que ser¨ªa vivir un conflicto con tu pare??ja con hijos adolescentes. Porque incluso si te llevas bien, si quieres mucho a tu pareja, no es f¨¢cil? Lo que m¨¢s ha cambiado, creo yo, es que ahora los adolescentes tienen acceso a una enorme cantidad de informaci¨®n que nosotros no ten¨ªamos.
Y para la que a veces no est¨¢n maduros emocionalmente, lo cual requiere m¨¢s acompa?amiento por parte de los padres, justo cuando los padres pueden menos. Muchos padres viven este conflicto, y muchos hacen la jugada esa de decir: "Bueno, yo les dedico poco tiempo, pero de gran calidad". Esto al final no es as¨ª, porque t¨² estas siempre dispuesto a dar una atenci¨®n de calidad a tus hijos, pero ha de ser cuando ellos te la piden, y eso ocurre cuando ocurre, no es algo previsible. T¨² has de estar ah¨ª siempre, para cuando te necesiten.
?Y usted c¨®mo lo ha resuelto con una agenda tan hiperactiva? Es cierto que he trabajado siempre mucho, pero tambi¨¦n he estado mucho con la familia. Los fines de semana siempre comemos juntos. Y cuando he tenido que viajar, he procurado incorporar a mi familia a mi agenda de viajes. Si iba a un congreso, ven¨ªan conmigo, yo daba mi conferencia y luego nos reun¨ªamos. Eso lo hemos hecho mu??cho. Pero la clave es hablar, hablar mucho y contar cosas. No conceder a los ni?os la capacidad para entender problemas de adultos es un error. Lo est¨¢n captando todo y, por tanto, es mejor hablar las cosas. No es bueno interrumpir las conversaciones que tienes con tu pareja cuando llegan los hijos, sino que se ha de continuar y que ellos lo oigan. Es as¨ª como van incorporando tu forma de pensar.
Un gran especialista en diabetes
Naci¨® en Carlet (Valencia) en 1951, y aunque despu¨¦s de terminar la carrera de Medicina en 1974 se inici¨® como m¨¦dico rural, pronto se adentr¨® en el mundo silencioso de las probetas.
Empez¨® su carrera como investigador en Alemania, en el Instituto Max Planck de Qu¨ªmica Biof¨ªsica de G?ttingen, donde realiz¨® estudios de posdoctorado. Tras dos a?os m¨¢s en el departamento de Biof¨ªsica de la Universidad East Anglia, en Norwich (Reino Unido), volvi¨® a Espa?a. En 1997 fund¨® y pas¨® a dirigir el Instituto de Bioingenier¨ªa de la reci¨¦n creada Universidad Miguel Hern¨¢ndez.
Su investigaci¨®n se ha centrado en la diabetes. Encontr¨® su gran oportunidad cient¨ªfica en el prometedor campo de las c¨¦lulas madre. Su equipo logr¨® en el a?o 2000 transformar c¨¦lulas madre de rat¨®n en c¨¦lulas beta productoras de insulina, las que no funcionan en los diab¨¦ticos. En 2001 lo consigui¨® con c¨¦lulas embrionarias humanas.
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