El poeta del no lugar
Mientras sus padres le hablaban en ruso y los exiliados espa?oles le contaban historias de la Guerra Civil, Juan Gelman fue acostumbr¨¢ndose desde ni?o al desarraigo. Por eso no se extra?¨® cuando su poes¨ªa empez¨® a indagar en el realismo de la ciudad para establecer un di¨¢logo con el vac¨ªo. Ra¨²l Gonz¨¢lez Tu?¨®n destac¨® la aparici¨®n del primer libro de Juan, Viol¨ªn y otras cuestiones (1956), por su capacidad de amor a las palabras, a la historia y a las ciudades. El fondo de la poes¨ªa del joven Gelman se identificaba mucho con Buenos Aires, una ciudad formada por rusos, italianos, turcos, ¨¢rabes, jud¨ªos y espa?oles dispuestos a encontrar un lugar definitivo en el mundo. Pero ni al mundo, ni a la poes¨ªa, ni a Juan Gelman le gustan los lugares definitivos. La b¨²squeda parece el ¨²nico punto de llegada, porque la realidad es tan compleja como el lenguaje y como nosotros mismos. Las negociaciones de Juan con sus realidades fueron perfilando algunos libros firmados por ¨¦l y por los otros que forman parte de su personalidad, por los distintos personajes que lo habitan. Nacieron de su propia inquietud, al paso de los a?os y las quebraduras, las palabras de Sydney West, John Wendell o Julio Grecco, voces distintas de un solo poeta verdadero.
Su lenguaje se fue extremando hasta romperse, por la vida y su factura
El lenguaje de Juan Gelman se fue extremando hasta romperse por dentro, como ¨¦l mismo, a medida que una historia cruel pasaba factura. Sufri¨® el asesinato de su hijo y su nuera, el secuestro de su nieta, dos condenas de muerte y una definitiva condici¨®n de exiliado. El dolor se hizo lenguaje en desesperaci¨®n, herida en verso, a trav¨¦s de los guiones, los neologismos y la m¨²sica secreta. El malestar de la sintaxis sostuvo los huecos y las sombras de la vida. Y lo consigui¨® con efectividad, con rigor, con inteligencia emocionada, porque Juan Gelman es un gran poeta, autor de libros como Got¨¢n (1962), C¨®lera buey (1964), Dibaxu (1994) o Pa¨ªs que fue ser¨¢ (2004).
En esta ocasi¨®n el Premio Cervantes ha se?alado a un buen escritor (periodista inteligente y ensayista que ense?a a mirar la vida y los libros desde perspectivas que suelen pasar desapercibidos). Eso es lo que importa. Luego, por supuesto, est¨¢n las otras cuestiones, la dignidad ¨¦tica, el modo de querer a sus amigos, sus silencios, la capacidad de seguir apasion¨¢ndose en una discusi¨®n pol¨ªtica, el deseo de recuperar la luz junto a Mara, su mujer. Juan es de esos amigos que est¨¢ realmente contigo cuando se toma una copa contigo. Su presencia no es un tr¨¢mite. Le gusta atender al otro, cuidar al otro, vivir junto al otro. Su nuevo libro se titula Mundar, y lo publicar¨¢ Visor el pr¨®ximo mes de enero.
Los lectores encontrar¨¢n las viejas heridas, los interrogatorios sobre la identidad, las nubes negras y un rayo de esperanza. Ahora da gusto verlo sonre¨ªr. Juan escribe: "El tango que dice hay dolor / que no se cura con l¨¢grimas / vigila un sue?o". La poes¨ªa vigila los sue?os, porque el vac¨ªo no debe confundirse con la nada. Sin ingenuidades, vuelve a alumbrar el temblor de un sue?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.