Bolivia, dividida
M¨¢s que refundar el pa¨ªs, Evo Morales lo est¨¢ rompiendo al imponer una nueva Constituci¨®n
Una Constituci¨®n democr¨¢tica establece las reglas del juego pol¨ªtico, la divisi¨®n de poderes y los derechos de los ciudadanos. Por ello, su cambio o revisi¨®n requiere del m¨¢s amplio consenso posible. Evo Morales y su Movimiento al Socialismo (MAS) quieren imponer a Bolivia un texto que rechaza casi la mitad de la sociedad y que, si bien supone dar a los ind¨ªgenas una capacidad y unos derechos hist¨®ricamente denegados, tambi¨¦n implica graves pasos atr¨¢s e hipotecas de futuro.
No es un paso adecuado que el ¨ªndice de la nueva Carta Magna haya tenido que votarse s¨®lo por la mayor¨ªa y cuatro sustitutos que garantizaron el qu¨®rum en un edificio militar en Sucre ante la imposibilidad de celebrar la sesi¨®n de la Asamblea Constituyente en su sede parlamentaria. La mayor¨ªa ha cambiado la regla que obligaba a aprobar el articulado en la capital constitucional, para poder hacerlo en cualquier lugar.
El borrador es un paso atr¨¢s en muchos aspectos. Pretende volver al pasado, con ese "pluralismo jur¨ªdico" que se quiere consagrar para aceptar las tradiciones ind¨ªgenas. Y es una regresi¨®n inaceptable que se autorice el castigo f¨ªsico. Como si la Bolivia del siglo XXI quisiera vivir a espaldas de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos.
Pero adem¨¢s, el nuevo texto, con su consagraci¨®n del "poder social", generar¨¢ una inseguridad jur¨ªdica para los ciudadanos y las empresas mayor que la que ya se da en la actualidad en un pa¨ªs necesitado de inversi¨®n extranjera. Se reconoce el derecho a la "propiedad privada, individual o colectiva, siempre que ¨¦sta cumpla una funci¨®n social" y no sea "perjudicial al inter¨¦s colectivo", en cuyo caso se contempla la expropiaci¨®n.
Bolivia est¨¢ dividida social y geogr¨¢ficamente, con el riesgo de una peligrosa confrontaci¨®n ante la revoluci¨®n de Morales, pues de una revoluci¨®n se trata. En los enfrentamientos del pasado s¨¢bado en Sucre murieron tres personas y hubo centenares de heridos. La huelga decretada por la oposici¨®n parece haber tenido ¨¦xito en las grandes ciudades de las seis provincias opuestas al masismo, que s¨®lo apoyan tres. La general de hambre a partir del lunes parece un gesto exagerado de esta oposici¨®n. Pero Morales debe ser consciente de que en vez de "refundar Bolivia" la est¨¢ rompiendo.
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