Trabajo manual
La luz atraviesa los ventanales del local de Erandio, frente a las gr¨²as de la r¨ªa de Bilbao, y los rayos se reflejan en los cartones con botones que Miriam Oc¨¢riz (Bilbao, 1969) tiene sobre una de las mesas de su taller en el que se ensamblan la creaci¨®n y la industria. Sobre el tablero est¨¢n los dise?os de las prendas para la pr¨®xima temporada oto?o-invierno que la artista tiene previsto presentar en la Pasarela Cibeles. Mientras habla y va explicando su trabajo, se mueve continuamente. Sus manos no paran y sobre los maniqu¨ªes va prendiendo las telas que terminar¨¢n siendo un vestido entretejido con encaje. "Llevaba mucho tiempo con el encaje a vueltas y sab¨ªa que en alg¨²n momento ten¨ªa que estar en una de mis prendas. Creo que lo estoy consiguiendo". La colecci¨®n est¨¢ muy avanzada para estas fechas y en los pr¨®ximos d¨ªas tiene previsto lanzarse a los dibujos para la estampaci¨®n: "Es m¨¢s complicado para el invierno y tengo que pensarlo m¨¢s pausadamente".
Junto a la mesa en la que dibuja, una y otra vez, a plumilla o entremezclando colores, tiene colocada otra con un ordenador de grandes dimensiones donde suele ir retocando las prendas hasta que finalmente da con la pieza que ella ten¨ªa en su mente.
A unos metros, y separados por una columna, se sit¨²an los patronistas y modistas que trabajan codo a codo con ella. "No podr¨ªa hacer nada si ellos no me hubiesen acompa?ado en los ¨²ltimos a?os. Su colaboraci¨®n resulta imprescindible. Hay veces que despu¨¦s de tener todo montado una aportaci¨®n de alguno de mis compa?eros es capaz de dar la soluci¨®n a una pieza que estaba inconclusa". Telas, percheros, papeles, hilos y agujas se entremezclan en la tercera planta del taller. En las otras dos est¨¢n las oficinas y el taller de estampaci¨®n y fabricaci¨®n de camisetas. Ella dibuja y luego en las telas quedan impresos sus grabados. Un trabajo manual en el que cada una de las piezas forman parte de un puzle que en esta ocasi¨®n son parte de una falda.
Miriam Oc¨¢riz no se cansa de mirar los barcos que cruzan a cada momento la r¨ªa. Le recuerdan su ni?ez y adolescencia cuando cruzaba a diario la zona para ir al entrenamiento de nataci¨®n. El lugar le sirve de inspiraci¨®n para sus telas, dibujos, bocetos, figurines o serigraf¨ªas. Muchos de ellos terminar¨¢n expuestos al p¨²blico. Se vuelve y se vuelca sobre el cart¨®n que hab¨ªa estado tocando. "Lo encontr¨¦". Le ha costado horas, pero por fin tiene el bot¨®n que estaba persiguiendo para su pieza.
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