El arte del dibujo
Alrededor de seis mil obras sobre papel guarda el Museo de Bellas Artes de Bilbao en sus dependencias. Muchas de ellas han sido mostradas al p¨²blico en distintas ocasiones, con el apelativo gen¨¦rico El Papel del Arte. Por estos d¨ªas, y hasta el 17 de febrero de 2008, se presenta la sexta entrega. Son unas 80 obras, entre dibujos, grabados y acuarelas, pertenecientes a la vertiente m¨¢s academicista del siglo XIX, bajo el t¨ªtulo De Goya a Benlliure.
De los valores art¨ªsticos m¨¢s notables de la exposici¨®n significamos los tres aguafuertes de Goya, por su potencia expresiva y firme trazo gr¨¢fico. Le siguen tres piezas de Eduardo Zamacois, en especial las obras tituladas Espadach¨ªn y Buf¨®n sentado, debido al acucioso tratamiento de la acuarela y el l¨¢piz. Destaca, asimismo, la aguada que lleva por t¨ªtulo La bandera del profeta, realizada por quien promet¨ªa por esas fechas (1882) ser un buen pintor -y lo fue-, el bilba¨ªno Anselmo Guinea. Como es estimable la aportaci¨®n de Mariano Fortuny (muerto a la edad de 36 a?os), con varios dibujos a plumilla y, sobre todo, por el aguafuerte Retrato de Zamacois, hecho con diligente soltura. Mientras los dibujos del pintor nacido en Bilbao Juan Barroeta no pasan de ser los de un alumno en formaci¨®n, su acuarela La playa de Itzurun, Zumaia, es una obra con un limpio juego de luces y sombras, elaborado todo ello con escueta sobriedad encaminada a conseguir lo m¨¢ximo con lo m¨ªnimo.
Es estimable la aportaci¨®n de Mariano Fortuny y de Zamacois
Francisco de Paula Bringas (1827-1855) es quien est¨¢ representado con mayor n¨²mero de obras. Sobre temas costumbristas, unas veces sus l¨ªneas son duras, cortantes y otras veces son pura sutileza, como puede comprobarse en la acuarela Retrato de N. Smith y en la litograf¨ªa Retrato del arquitecto Mu?iz. La artista francesa Rosa Bonheur pone de manifiesto su finura de estilo en sus dibujos sobre el mundo de los animales. De buena factura puede calificarse el aguafuerte de Ignacio Su¨¢rez Llanos Retrato de Carlos Haes. Lo mismo puede decirse del grabado firmado por Manuel Esquivel de Sotomayor Retrato de un asi¨¢tico, aunque rest¨¢ndole m¨¦ritos valorativos puesto que se trata de una copia del cuadro de Ticiano, del mismo t¨ªtulo. A no olvidar la aceptable aportaci¨®n de autores como Alejandro Saint-Aubin, Maximino Pe?a, F¨¦lix Borrell Vidal, Agust¨ªn Lhardy, Antonio Hoffmeyer, Jos¨¦ Bringas, Casimiro Sainz, entre otros.
Respecto a un par de obras de Mariano Benlliure los ojos protestan, porque se han encontrado con algunos fallos dibuj¨ªsticos. Antes dir¨¦ que arte, como en casi todo, no es suficiente mirar; es preciso ver. En la acuarela Una bacante hay partes aceptables junto a partes donde se evidencian defectos en el dibujo, como por ejemplo el desencaje espacial de la mano izquierda, con la pandereta y la sombra, as¨ª como la plasmaci¨®n un tanto ensuciada y confusa de varias sombras, y otros pormenores. Otro tanto sucede con el dibujo a l¨¢piz Vapor de N¨¢poles a Capri. En la figura que est¨¢ de espaldas se aprecia una falta de habilidad notable a la hora de encajar el sombrero. La cabeza es cabezona en relaci¨®n con el sombrero, que parece precipitarse hacia abajo, completamente confuso y desencajado. Por m¨¢s que sea un dibujo de trazo r¨¢pido y suelto, el defecto ten¨ªa su arreglo si al lado del l¨¢piz hubiera estado la auxiliadora goma de borrar, correctora de los errores posibles. Esa clase de est¨¦tica tiene una medida; y en esa cabeza no existe medida alguna. Lo advirti¨® Shakespeare: "Un ¨¢tomo de impureza corrompe la m¨¢s noble sustancia".
Se puede arg¨¹ir, en descargo de Mariano Benlliure, que ese dibujo a l¨¢piz lo realiz¨® siendo un joven de 22 a?os. Debemos disculp¨¢rselo. Lo que merece menos disculpa es que se le haya premiado por ello, al punto de utilizar ese dibujo para portada del cat¨¢logo de la exposici¨®n y para los programas de mano correspondientes.
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