"La derecha consigue hacer votar a la gente contra sus intereses"
Susan George (Akron, Ohio, EE UU, 1934) lleva 50 a?os sin vivir en Estados Unidos, aunque viaja a su pa¨ªs a menudo. Y cree que esta distancia le ha dado "una perspectiva de estar fuera y dentro a la vez" perfecta para poder analizar c¨®mo el pensamiento ultraconservador ha ido tejiendo una estrategia para acabar dominando el panorama cultural, pol¨ªtico, intelectual y religioso de EE UU.
"La izquierda tiene mucho que aprender de la derecha sobre su manera de hacer cambiar la ideolog¨ªa. Ha olvidado del todo que las ideas tienen consecuencias"
"Un presidente dem¨®crata cambiar¨ªa las cosas de forma marginal en EE UU. La balanza est¨¢ muy desequilibrada y quitar a Bush no acabar¨¢ con 30 a?os de trabajo"
No tiene idea de c¨®mo se percibir¨¢ en su pa¨ªs El pensamiento secuestrado, libro publicado por Icaria en Espa?a donde bucea en el papel de fundaciones privadas, iglesias evang¨¦licas y grandes corporaciones en la transformaci¨®n de un cuerpo com¨²nmente aceptado de creencias y valores. "Los americanos no son conscientes de lo que ocurre", se lamenta.
Pregunta. Describe la hegemon¨ªa cultural de la derecha, pero lo que ataca es la incapacidad de reaccionar de la izquierda.
Respuesta. La izquierda tienen mucho que aprender de la derecha sobre su manera de hacer cambiar la ideolog¨ªa y de fabricar lo que yo llamo el sentido com¨²n. Deber¨ªa ir con cuidado, ha olvidado del todo que las ideas tienen consecuencias.
P. El triunfo de las ideas ultraconservadoras se ha construido sobre la base de miles de millones de d¨®lares donados a instituciones, escuelas, iglesias, intelectuales. ?Qui¨¦n tiene dinero para contrarrestar todo eso?
R. Hay fundaciones que tienen dinero y que son progresistas o al menos son de centro. Es posible financiar las ideas progresistas. Pero es importante que las fundaciones comprendan que los proyectos que financian no van a tener ¨¦xito si el clima ideol¨®gico que los envuelve no los protege. Est¨¢ muy bien que exista un centro para mujeres maltratadas, por ejemplo, pero de poco sirve si la sociedad cree que la mujer maltratada no tiene m¨¢s que dejar a su marido y ponerse a trabajar, tan f¨¢cil. Si la ideolog¨ªa dominante no dicta que tenemos responsabilidades unos con otros, que no debe haber excluidos, no tienen ¨¦xito los proyectos. P. ?La derecha comunica mejor que la izquierda?
R. S¨ª. La derecha consigue hacer votar a la gente contra sus intereses. Es extraordinario. En EE UU predominan las pol¨ªticas comunitaristas y no llevan a ninguna parte. Defender y financiar a los negros, a los latinos, a las mujeres, a los gays, hacerles trabajar para s¨ª mismos... hace que la gente se centre en lo que es en lugar de en lo que puede hacer toda junta. Si yo fuera la derecha, estar¨ªa encantada.
P. ?D¨®nde est¨¢ la c¨²spide, la cima de este tinglado?
R. No hay una ¨²nica cabeza pensante que dise?e la estrategia. Hay mucha gente que no acepta lo que ocurri¨® en los sesenta, que no han aceptado nunca el New Deal ni los movimientos por los derechos civiles y que dice: "Somos los blancos ricos y vamos a tomar las riendas del pa¨ªs y a dirigir el mundo". Hay sectores religiosos que creen que se ha dado demasiado a los gays, a las abortistas, a las minor¨ªas, y que no se ha atendido al americano medio heterosexual y su familia.
P. Esta nueva hegemon¨ªa no acabar¨¢ cuando Bush deje el poder. Un presidente dem¨®crata, ?qu¨¦ cambiar¨ªa?
R. Un presidente dem¨®crata cambiar¨ªa las cosas de forma marginal. Por ejemplo, me sorprender¨ªa que un dem¨®crata dijera que la tortura es normal. Pero hay una balanza muy desequilibrada. Si se quita del extremo a Bush, no se conseguir¨¢ dar un vuelco a 30 a?os de trabajo.
P. Mentiras sobre las armas de destrucci¨®n masiva o la reacci¨®n del Gobierno federal ante el Katrina... ?qu¨¦ efecto tienen?
R. Agita las conciencias, pero la poblaci¨®n americana es muy cr¨¦dula. Un 60% cree en la creaci¨®n como se cuenta en el G¨¦nesis, el 70% cree en los milagros o el para¨ªso. Si las figuras de autoridad y todas las informaciones dicen que Sadam Husein es responsable del 11-S y que posee armas de destrucci¨®n masiva, la gente lo cree.
P. ?Este movimiento se est¨¢ expandiendo a Europa?
R. Si en Europa se destruye el sistema de educaci¨®n p¨²blica, si los medios de comunicaci¨®n no ejercen su funci¨®n de cr¨ªtica, si no se act¨²a para que no se forme una poblaci¨®n excluida, empobrecida y poco formada, puede llegarse a lo mismo que en EE UU. Europa deber¨ªa ser el modelo. No tiene por qu¨¦ seguir el modelo de EE UU.
P. Para usted, ?qu¨¦ tiene de bueno la globalizaci¨®n?
R. La mundializaci¨®n podr¨ªa implicar un intercambio de culturas, de conocimiento mutuo. Pero no puedo decir que la globalizaci¨®n actual tenga mucho de positivo. Incluye a quienes producen y consumen y excluye al resto. Aunque hay problemas que s¨®lo podemos resolver juntos, como el cambio clim¨¢tico.
P. Los movimientos por una globalizaci¨®n distinta parecen cada vez menos visibles.
R. Son menos visibles, pero no quiere decir que no trabajen. Lo que los hace visibles, lo que interesa a los medios de comunicaci¨®n, son las grandes manifestaciones. Hace poco m¨¢s de un a?o en EE UU hubo una manifestaci¨®n con m¨¢s de 250.000 personas no violenta y los grandes peri¨®dicos no informaron. Cuando no hay violencia, no interesa. Las grandes manifestaciones de Seattle no fueron el principio ni hoy es el fin. No se puede viajar todo el tiempo. No tenemos dinero. Veremos qu¨¦ ocurre el 26 enero, jornada internacional donde nos manifestaremos en lugar de hacer un foro social mundial. Si fracasa, habr¨¢ que repensarlo todo. Si sale bien, ser¨¢ como el 15 de febrero de 2003 (millones de personas protestaron contra la guerra de Irak).
P. ?En qu¨¦ batallas est¨¢?
R. Las mismas. La deuda, los para¨ªsos fiscales, una tasa sobre los flujos de capital: se puede cambiar el mundo con una d¨¦cima de los 3,2 billones de euros en intercambios en los mercados, la cifra se ha duplicado.
P. ?Qu¨¦ victorias dir¨ªa que han tenido estos movimientos?
R. Pocas cosas, es cierto. Hemos hecho mucha formaci¨®n. Hemos puesto en aprietos a la OMC. En cuestiones concretas, como retomar el control local del agua. Hemos puesto en la agenda el tema de la tasa internacional. Y el fracaso de la Constituci¨®n europea, aunque, como se ve en el nuevo tratado, si la derecha no obtiene lo que quiere de una forma, lo intenta de otra.
P. En Am¨¦rica Latina despierta la voluntad de recuperar la soberan¨ªa de los recursos naturales. ?C¨®mo ve esta tendencia? ?Y el incidente del Rey de Espa?a con Hugo Ch¨¢vez?
R. Ch¨¢vez no debi¨® llamar fascista a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. No debemos tener relaciones internacionales si alrededor de una mesa nos llamamos fascistas. Hay que respetar ciertas convenciones. Si no, no podemos hablarnos. Pero est¨¢ bien defender los recursos naturales propios.
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