Miedo al descontrol del material nuclear
El intento de vender medio kilo de uranio dispara las alertas. En el mundo se registran al a?o 250 incidentes radiactivos. ?Es la punta del iceberg?
La semana pasada, la polic¨ªa detuvo a tres individuos que intentaron vender medio kilo de uranio en polvo a 2.400 euros el gramo en la frontera entre Hungr¨ªa y Eslovaquia. El polvo radiactivo pod¨ªa haber sido utilizado para fabricar una de las llamadas bombas sucias, con escaso poder explosivo pero alto poder de contaminaci¨®n.
Las autoridades dan por hecho que hay contrabando de material radiactivo
Hospitales e industria usan material que puede ser peligroso
Las cantidades aprehendidas son peque?as, pero peligrosas
Las fuentes posibles de material radiactivo son casi infinitas
En EE UU el control interno no se estrech¨® hasta despu¨¦s del 11-S
El 62% de los incidentes est¨¢n relacionados con la falta de control
?Se trata de un hecho aislado? En absoluto. Los datos de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (AIEA) hablan de 252 casos en 2006 de material radiactivo robado y desaparecido o en manos de personas no autorizadas. "Y esto es s¨®lo la punta del iceberg", indica Abel Gonz¨¢lez, del comit¨¦ de Naciones Unidas para el efecto de las radiaciones (UNSCEAR). A Gonz¨¢lez y a la propia agencia le preocupan no s¨®lo los casos registrados, sino sobre todo los contrabandos no detectados. "Hoy hay material radiactivo, que no est¨¢ bien controlado, circulando por muchos pa¨ªses", dice Gonz¨¢lez.
Los avances cient¨ªficos en los programas nucleares de uso civil, unidos al desmantelamiento de armamento nuclear, han disparado en los ¨²ltimos 20 a?os el uso y almacenamiento de este tipo de materiales radiactivos, que, como advierten los expertos, de no estar a buen recaudo corren el peligro de acabar en manos de contrabandistas e incluso de terroristas.
"La mayor amenaza a la que nos enfrentamos es la posibilidad de que un grupo terrorista adquiera el material suficiente para construir un artefacto explosivo nuclear. Las consecuencias de una detonaci¨®n en una zona poblada ser¨ªan verdaderamente catastr¨®ficas y tendr¨ªan consecuencias impredecibles en el futuro", asegur¨® recientemente Richard Hoskin, de la oficina de Protecci¨®n F¨ªsica y Seguridad de los Materiales de la AIEA en una conferencia en Edimburgo.
Seg¨²n los c¨¢lculos de Hoskin, el n¨²mero de robos o posesi¨®n il¨ªcita de materiales radiactivos aumenta cada a?o y entre 2002 y 2006 ese aumento se cifr¨® en un 385%. En el ¨²ltimo a?o la base de datos de la AIEA registr¨® 150 incidentes mundiales en la custodia de material nuclear. Aclara sin embargo Hoskin que el incremento se debe en parte a que los Estados, cada vez m¨¢s preocupados con este tema, han reforzado los controles y, por tanto, las incautaciones. Y adem¨¢s lo comunican con m¨¢s regularidad a la Agencia de la Energ¨ªa. El n¨²mero de pa¨ªses que participa en el recuento tambi¨¦n ha aumentado en los ¨²ltimos a?os.
En cualquier caso, los datos que recopila anualmente la AIEA permiten afirmar que hay un mercado ah¨ª fuera de material radiactivo, pero que los expertos son incapaces de cuantificar. Tampoco se sabe muy bien qui¨¦n lo compra, qui¨¦n lo vende y con qu¨¦ fines. S¨ª se sabe en la mayor¨ªa de los casos d¨®nde se producen los robos porque las autoridades dan parte.
Las fuentes de material radiactivo a las que acuden los criminales son casi infinitas. Adem¨¢s de las centrales y los cementerios nucleares, casi cada hospital almacena este tipo de materiales. En la industria, abundan las fuentes radiactivas que se utilizan por ejemplo para medir el espesor del petr¨®leo o para analizar la movilidad de los sedimentos. La investigaci¨®n y el desarrollo tambi¨¦n recurre a estas sustancias.
Identificar el recorrido que siguen los materiales una vez robados es, sin embargo, mucho m¨¢s complicado. Expertos y publicaciones citan a la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica como una de las principales fuentes de materiales radiactivos. La elevada presencia de estos materiales en aquel territorio y el descontrol posterior al colapso del sistema sovi¨¦tico permiti¨® a los criminales acceder al material nuclear.
Parte de estas partidas han ido apareciendo a?os despu¨¦s en pa¨ªses como Georgia o Kazajist¨¢n. Gonz¨¢lez, antiguo director de seguridad radiol¨®gica de la AIEA, advierte, sin embargo, de que no hay que achacar todos los males a los rusos. "En Estados Unidos, el control interno fue catastr¨®fico hasta el 11 de septiembre [de 2001, cuando se produjeron los atentados contra las Torres Gemelas], en parte porque las competencias las detentan los diferentes Estados y eso complica mucho las cosas".
Muchos de los incidentes de robo y desaparici¨®n se refieren a peque?as cantidades de materiales radiactivos. Los expertos sostienen que a¨²n as¨ª, como demostr¨® el caso Litvinenko -el antiguo esp¨ªa ruso que muri¨® envenenado con polonio radiactivo hace un a?o-, una dosis muy peque?a puede causar una alarma inmensa y poner patas arriba a todo un pa¨ªs.
Adem¨¢s, la OIEA advierte del peligro de que terroristas junten peque?as cantidades que han ido desapareciendo en distintos puntos y las junten hasta alcanzar lo que llama cantidades "altamente peligrosas".
Que los criminales se hagan con paquetes de esos materiales que andan por ah¨ª sueltos es un tema que preocupa, y mucho, a las autoridades europeas, conscientes de que el poder de contaminaci¨®n y destrucci¨®n de los artefactos nucleares convierten el tr¨¢fico il¨ªcito en una importante amenaza.
"Nos tomamos este tema muy en serio", indica Annalisa Giannella, representante en la Uni¨®n Europea de Javier Solana para la no proliferaci¨®n y armas de destrucci¨®n masiva. "Hay un riesgo real de que estos robos los perpetren criminales, no para hacer una bomba como la de Hiroshima, pero s¨ª para hacer una bomba sucia que puede matar a mucha gente y contaminar a muchos otros. La amenaza antiterrorista ha crecido y ahora, claro, prestamos mucha m¨¢s atenci¨®n a estos casos".
La amenaza terrorista ha crecido, pero adem¨¢s ha cambiado. Los cient¨ªficos nucleares minimizaban hasta hace pocos a?os el riesgo de ataques, debido a que por su propia naturaleza implican tambi¨¦n la muerte por contaminaci¨®n del criminal, algo entonces casi impensable. Estas hip¨®tesis han quedado obsoletas. Hoy, la presencia de miles de potenciales suicidas dispuestos a morir por una causa ha hecho que el riesgo de este tipo de ataques radiactivos menores aumente en gran medida.
Para ilustrar la preocupaci¨®n de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea sobre los robos y desapariciones de material radiactivo, Giannella explica que desde hace tres a?os, la Uni¨®n es el mayor contribuyente al fondo que la AIEA dedica al control f¨ªsico y de acceso a las centrales nucleares y de otras fuentes de materias radiactivas. Tambi¨¦n prueba de la preocupaci¨®n europea son las conclusiones del consejo de ministros de Interior de la UE aprobadas ayer mismo en Bruselas.
Los representantes de los Estados dedican parte del documento a la estrategia de lucha contra ataques qu¨ªmicos, biol¨®gicos, radiol¨®gicos y nucleares, lo que en la jerga comunitaria se conoce como CBRN. En sus conclusiones, los ministros de la UE se centran sobre todo en la respuesta a este tipo de ataques. Planean mejorar la coordinaci¨®n entre los distintos Estados miembros para que, de producirse un ataque de este tipo, la alerta se propague inmediatamente por los pa¨ªses vecinos. Tambi¨¦n destacan la necesidad de evitar que "los terroristas puedan obtener el futuro directa o indirectamente materiales CBRN", sin citar medidas concretas.
"Tenemos que estar preparados para evaluar la amenaza y responder en caso de ataque", indica Gilles de Kerchove, el nuevo coordinador antiterrorista de la UE. Explica adem¨¢s que los Veintisiete han realizado varios simulacros para saber c¨®mo responder¨ªan en caso de un ataque con sustancias contaminantes.
De un an¨¢lisis detallado de los datos de la AIEA se desprende que el 62% de los incidentes est¨¢n relacionados con la falta de control y no con fines criminales. Pero los descuidos pueden ser tan letales o m¨¢s que los ataques como demostr¨® el caso de Goiania, en Brasil que en 1987 expuso a la radiaci¨®n a 250 personas, seg¨²n las cifras m¨¢s conservadoras, y se cobr¨® la vida de otras cuatro.
En aquella ocasi¨®n no fue un terrorista, sino un chamarilero quien entr¨® en un instituto radiol¨®gico abandonado y se llev¨® un amasijo de hierros y el polvo fluorescente a casa y lo reparti¨® entre varias personas esparciendo cesio-137 por toda la ciudad.
Pol¨ªticos y cient¨ªficos est¨¢n de acuerdo en que por el mundo circulan importantes partidas de material radiactivo incontrolado; tambi¨¦n del peligro que suponen tanto si caen en manos de terroristas como de delincuentes de poca monta.
?Qu¨¦ pueden hacer las autoridades para poner coto al descontrol nuclear? "No basta con aleccionar a los agentes de fronteras, los pa¨ªses tienen que responsabilizarse de su material radiactivo", dice Gonz¨¢lez. Como muchos otros conocedores del tema, este experto pide una convenci¨®n internacional en la que los pa¨ªses firmantes se comprometan a controlar su material radiactivo. Los que no cumplan se enfrentar¨ªan a sanciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.