Una l¨¢grima de plata para Pek¨ªn

Unos lo ven como una gota de mercurio ca¨ªda del cielo, otros como una l¨¢grima de plata. Pero, para la mayor¨ªa, es simplemente el huevo. Parezca lo que parezca, a nadie que pasa por la avenida Chang'an en Pek¨ªn, junto a la plaza de Tiananmen, se le escapa el nuevo Centro Nacional de Artes Esc¨¦nicas, una gigantesca estructura de titanio y cristal proyectada por Paul Andreu, que alberga en su interior tres auditorios con una capacidad conjunta de casi 5.500 butacas, y que ser¨¢ inaugurado el pr¨®ximo d¨ªa 22, tras 10 a?os de pol¨¦micas, retrasos y recortes presupuestarios.

El complejo cultural forma parte del plan de las autoridades chinas de dotar a Pek¨ªn de las infraestructuras y de los proyectos emblem¨¢ticos que considera que debe tener la capital de una de las principales potencias econ¨®micas y pol¨ªticas del mundo, y viene a paliar la penuria de salas de conciertos y teatros modernos de la ciudad.

Sidney tiene su famosa ¨®pera, Par¨ªs posee las de Garnier y Bastille, y Pek¨ªn quer¨ªa la suya. "Se trata de un edificio simb¨®lico, del siglo XXI, para mostrar que China se desarrolla y puede satisfacer las necesidades de cultura de la poblaci¨®n", afirma Zhu Jing, portavoz del organismo gestor.

El centro, de forma elipsoidal, 212 metros de largo, 46 de alto y 32 bajo el nivel del suelo, est¨¢ situado junto a tres de los lugares sagrados de la capital -el Gran Palacio del Pueblo (sede de la Asamblea Popular Nacional), la Ciudad Prohibida y la plaza de Tiananmen-, y se eleva con mesura -las autoridades exigieron que no sobrepasara la altura del paralelep¨ªpedo de estilo sovi¨¦tico de la Asamblea Nacional- en una zona en la que sobreviven excelentes muestras de la arquitectura tradicional pequinesa.

Pocos parecen dudar de que Pek¨ªn necesitaba una ¨®pera moderna. El progreso econ¨®mico que ha experimentado en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas no ha venido acompa?ado de un desarrollo de infraestructuras culturales, y la capital se hab¨ªa quedado muy por detr¨¢s incluso de Shanghai. Pero su dise?o, la designaci¨®n de un arquitecto extranjero y el alto coste han sido fuente de rechazo entre los expertos locales. Los cr¨ªticos aseguran tambi¨¦n que es m¨¢s un monumento de prestigio del Gobierno que una construcci¨®n al servicio del pueblo.

"Visto desde la avenida Chang'an, est¨¢ bien. Su forma redondeada parece muy moderna, puede acoger muchas instalaciones y encaja con el entorno. Pero, contemplado desde las colinas, choca con los edificios antiguos. El dise?ador no ha tenido en cuenta la vista desde el Palacio Imperial

. Es demasiado grande. Adem¨¢s, crear¨¢ serios problemas de tr¨¢fico", dice Lin Chuan, profesora en la Universidad de Ingenier¨ªa Civil y Arquitectura de Pek¨ªn.

El Gobierno aprob¨® la inversi¨®n en octubre de 1997, el concurso fue ganado por Paul Andreu en 1999, y las obras comenzaron en abril de 2000. Apenas hab¨ªan pasado tres meses, cuando fueron paralizadas, debido a las protestas de muchos arquitectos. Las autoridades ordenaron reducir el presupuesto y el dise?o fue revisado. Seg¨²n el arquitecto franc¨¦s, el coste final ha sido de unos 350 millones de euros. Fue sacrificada la sala de teatro experimental prevista, aunque se mantuvieron sin variaciones las otras tres.

Los trabajos fueron reiniciados en diciembre de 2001. Pero tuvieron que hacer frente a nuevas dificultades, como la epidemia de SARS, en 2003, o los temores a que pudiera haber defectos t¨¦cnicos ocultos, surgidos a ra¨ªz del desplome de una terminal del aeropuerto de Roissy (Par¨ªs), en 2004, obra tambi¨¦n de Andreu.

El acceso principal al edificio se realiza por el ala norte, a trav¨¦s de un pasillo de 80 metros de largo, que pasa bajo el estanque. El fondo de cristal de ¨¦ste queda sobre las cabezas de los visitantes. A ambos lados, hay salas de exposiciones. El corredor desemboca en un vest¨ªbulo de dimensiones catedralicias, al que se asciende por unas escaleras mec¨¢nicas. All¨ª, se mezclan luces y sombras. Las primeras penetran por la cortina de cristal que cubre parte del elipsoide. Las segundas son generadas por la zona recubierta por las placas de titanio. El suelo est¨¢ cubierto con 10 tipos de piedra de distintas zonas de China; el techo, con palo de rosa, importado de Brasil. El conjunto rezuma solemnidad.

El vest¨ªbulo da paso a los tres auditorios: el teatro, de tonos p¨²rpura y rojo; la sala de conciertos -presidida por los 6.500 tubos met¨¢licos del ¨®rgano-, de color gris, y la sala destinada a las representaciones de ¨®pera, de color oro. "El dorado representa la magnificencia china", dice Zhu.

Lin no comparte su entusiasmo: "No creo que los grandes proyectos en marcha en Pek¨ªn contribuyan al desarrollo de la ciudad. S¨®lo est¨¢n siendo construidos para los Juegos Ol¨ªmpicos. Son demasiado caros y no encajan con la situaci¨®n de nuestro pa¨ªs. Creo que el Gobierno es inmaduro".

El edificio deb¨ªa haber sido finalizado en 2002. Luego se habl¨® de 2004. Y despu¨¦s, de 2006. Pero, con los Juegos de Pek¨ªn asomando en el horizonte, al fin ha llegado la hora. Los ensayos comenzaron en septiembre con la representaci¨®n de la ¨®pera revolucionaria El destacamento rojo de mujeres ante los obreros que lo han construido y los habitantes del barrio que fueron desplazados para hacerle sitio.

La programaci¨®n incluir¨¢ en la primera temporada, seg¨²n afirman sus responsables, las actuaciones de la compa?¨ªa del Teatro de la ?pera Mariinsky (San Petersburgo), las filarm¨®nicas de Nueva York y Londres, las sopranos Kathleen Battle y Kiri Te Kanawa y el tenor Jos¨¦ Carreras.

"El Centro Nacional de Artes Esc¨¦nicas ser¨¢ una plataforma para impulsar los intercambios art¨ªsticos con el extranjero, contribuir¨¢ a educar a los artistas y a la gente, y permitir¨¢ proyectar el arte chino en el mundo", dice Zhu, quien asegura que el play back -habitual en los escenarios del pa¨ªs- no estar¨¢ permitido entre sus paredes. Unas paredes levantadas para la cultura, a la sombra del poder y la historia.