"La arquitectura debe ser tambi¨¦n generosa"
"Una vez, en Shanghai, un joven arquitecto me dijo: 'Su proyecto es una bomba ideol¨®gica'. Le pregunt¨¦ por qu¨¦. Y me respondi¨®: 'A m¨ª no me gusta mucho, pero est¨¢ muy bien que se construya porque va a cambiar muchas cosas. A partir de ahora, seremos m¨¢s libres para dise?ar".
Paul Andreu, franc¨¦s, de 69 a?os, autor de aeropuertos en todo el mundo o museos como el mar¨ªtimo de Osaka (Jap¨®n), es el creador del Centro Nacional de Artes Esc¨¦nicas de Pek¨ªn. "En un momento dado, hubo una fuerte oposici¨®n. Esto es normal. Si no se discute de lo cultural, de qu¨¦ se va a discutir", dice sentado en el vest¨ªbulo del centro.
Reconoce que se trata de "un edificio grande, caro". "He sido generoso con el espacio. La arquitectura debe ser tambi¨¦n generosa. Pero esto no significa que se malgaste el dinero. Estados Unidos construy¨® proyectos caros en su momento de gloria, y tambi¨¦n los hicimos nosotros en el siglo XIX. Las ciudades necesitan un rostro". Sobre el hecho de que los principales proyectos en China est¨¦n siendo realizados por extranjeros, comenta: "Las vacas van donde hay hierba, ?se equivocan por ello?".
Andreu critica, sin embargo, el proceso de urbanizaci¨®n chino -"todo es demasiado uniforme"- y la "brutal" desaparici¨®n de los barrios antiguos. "Pero no todo se puede conservar y rehabilitar, ser¨ªa demasiado caro".
La proximidad de la plaza de Tiananmen y de la Asamblea Popular Nacional jugaron como "una llamada a lo esencial", y la de la Ciudad Prohibida le llev¨® a concebir "un edificio que no perfore el cielo".
Considera que "trabajar en China no es f¨¢cil". Y asegura que no ha hecho "ninguna concesi¨®n", aunque ha aceptado cambios "razonables". "Me dijeron que eligieron mi proyecto porque, durante el concurso, mientras los otros dec¨ªan siempre s¨ª, yo a veces respond¨ªa no. Entendieron que, trat¨¢ndose de un proyecto dif¨ªcil, hac¨ªa falta alguien que no cediera".
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