Van Nistelrooy llama s¨®lo una vez
Un ¨²nico remate del holand¨¦s sirve para plasmar la superioridad del Madrid ante un Athletic de media hora
Ni la televisi¨®n, ni el d¨ªa del club (los socios pagaban), ni la hora tan tard¨ªa, ni el tiempo, ni las precauciones de los entrenadores, demasiado tendidos a los valores musculares, apolillaron el lustre de un cl¨¢sico que en la Catedral se vive con un inter¨¦s inagotable. M¨¢s que un partido, se trata de un cl¨¢sico deseable que se desarroll¨® de una forma previsible, con dominio alterno, con golpes de energ¨ªa, con alternancia en el mando, con poquitas ocasiones. En definitiva, el pulso que se esperaba entre dos equipos desiguales. El uno, el Madrid, apelaba al bal¨®n para acoquinar al Athletic, pero todo lo que manejaban con soltura Robinho o Sneijder lo perd¨ªa con esp¨ªritu caritativo un impreciso Diarra. El otro, el Athletic, se fiaba a los golpes de energ¨ªa y la seda de un intermitente Yeste, que pon¨ªa a ras de tierra lo que el resto del equipo dejaba por las nubes.
ATHLETIC 0- REAL MADRID 1
Athletic: Aranzubia; Ustaritz (Orbaiz, m. 40), Aitor Ocio, Amorebieta, Koikili; Javi Mart¨ªnez (Aduriz, m. 60), Yeste; Iraola, Etxeberria (Gabilondo, m. 67), David L¨®pez; y Llorente. No utilizados: Ra¨²l Fern¨¢ndez; Del Horno, Murillo y Mu?oz.
Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Cannavaro, Pepe, Torres; Sneijder (Gago, m. 74), Diarra, Baptista, Robinho (Robben, m. 88); Ra¨²l y Van Nistelrooy (Guti, m. 82). No utilizados: Dudek; Marcelo, Drenthe y Saviola.
Goles: 0-1. M. 54. Van Nistelrooy aprovecha un mal pase de Ocio para batir a Aranzubia con un soberbio derechazo.
?rbitro: Medina Cantalejo. Amonest¨® a Sneijder, Orbaiz, Amorebieta, Robinho y Yeste.
Unos 38.000 espectadores en San Mam¨¦s.
A falta de Guti, Robinho confundi¨® al Athletic, o m¨¢s bien habr¨ªa que decir que Caparr¨®s se confundi¨® con Robinho. Lo emparej¨® con Ustaritz, un decir, porque el brasile?o, sin esfuerzo, le pill¨® la espalda en diez minutos simplemente pisando la cal de la banda. Ustaritz estaba a disgusto y Caparr¨®s, a los 20 minutos, reconoci¨® su error y retras¨® a Iraola, movi¨® a la banda a Javi Mart¨ªnez y meti¨® a Ustaritz en el centro del campo. Hasta que a los 40 minutos lo retir¨® mareado por un golpe que bien pudiera haber sido la consecuencia de la sombra de Robinho.
Aun as¨ª mand¨® el Athletic unos 20 minutos, fruto de su presi¨®n y de sus ganas, que se saldaron con dos actuaciones grandiosas de Casillas, que repeli¨® un mano a mano con Iraola y un cabezazo impecable de Llorente a centro de Koikili.
Hasta que consigui¨® dominar el partido, el Madrid apenas se entrometi¨® a ratos, eso s¨ª, con la prestancia del toque. A los diez minutos, seis jugadores del Madrid se asociaron al primer toque para que Ra¨²l soltara un quiebro de los suyos, mandando a Ocio a ver la grada, pero su disparo lo despej¨® Aranzubia, bien colocado. Cuando m¨¢s dominaban los de Schuster, el ¨¢rbitro auxiliar anul¨® un gol a Sergio Ramos por fuera de juego tras cabecear un libre indirecto. La mejor lectura para el Athletic es que hab¨ªa conseguido igualar la disputa con un rival superior. Lo hab¨ªa conseguido a base de un esfuerzo supremo, de una presi¨®n exigente que le garantizaba avanzar sobre el campo y llegar a los dominios de Casillas. El sacrificio tuvo su final.
Tras el descanso, el Athletic parec¨ªa entregado. Con menos presi¨®n, menos juego. Y el Madrid, a¨²n sin deslumbrar, sin combinar con la belleza que se le supone (o que le suele dar Guti), se antojaba el jefe de la estaci¨®n. ?l ordenaba el tr¨¢fico de los trenes. Sneijder dec¨ªa cu¨¢l deb¨ªa ir por la izquierda, cu¨¢l por la derecha, mientras el tranv¨ªa rojiblanco iba por v¨ªa estrecha. Y lleg¨® Van Nistelrooy, casi de inc¨®gnito, olvidado en el ¨¢rea, como Ra¨²l en plan proletario, y larg¨® un derechazo imponente, seco y colocado que mat¨® la disputa y abri¨® el festejo madridista.
La igualdad se fue a pique en un instante. Sneijder era la hormiga hacendosa que poco a poco se hizo con el bal¨®n, con el medio campo, con el esp¨ªritu del partido y con el toque que el Madrid necesitaba para acosar a un Athletic un tanto angustiado y m¨¢s que agotado.
El gol de Van Nistelrooy fue una losa casi definitiva. La monta?a creci¨® un kil¨®metro para el Athletic, puesto a merced del toque de Sneijder y la exhibici¨®n f¨ªsica de Sergio Ramos, con jurisdicci¨®n en toda la banda. Robinho, ya libre por las inmediaciones del ¨¢rea, larg¨® un derechazo contra el poste de Aranzubia que acall¨® a La Catedral.
La jugada sancion¨® una jerarqu¨ªa que apenas tuvo peque?os brotes de insolencia rojiblanca en un par de acciones a bal¨®n parado o en una entrada m¨¢s racial que efectiva de Koikili, reclamada como penalti de Diarra por una mano inexistente.
El cl¨¢sico tuvo tanto lustre como diferencia. El Athletic aguant¨® medio partido a un Madrid obrerista que acab¨® en plan arquitecto con un Athletic agotado en su propia ambici¨®n y que malgast¨® sus escasas balas mientras le empuj¨® el coraz¨®n. Al final, se impuso la cabeza y la destreza de un delantero de manual: casi desaparecido en combate, actor de reparto, Van Nistelrooy acab¨® por comerse la pel¨ªcula.

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