Los tiempos (que corren) en cocina
En muchas recetas en los libros de cocina, tras la lista de ingredientes necesarios para la elaboraci¨®n, se indica el tiempo preciso para llevarla a cabo. No es un dato trivial pues quiz¨¢s sea el m¨¢s importante de todos los ingredientes que se requieren. Cualquier actividad artesana, art¨ªstica e interpretativa requiere de movimientos espec¨ªficos, un ritmo, que son claves para lograr su perfecta ejecuci¨®n. Que coincidan tiempos y procesos es la utop¨ªa siempre anhelada por todos los que nos dedicamos a la cocina, puesto que sabemos que es en esa frontera tenue pero precisa el lugar en el que se fraguan la cocci¨®n, el aroma y la textura justos.
?Cu¨¢l es el tiempo necesario para idear un nuevo plato? Una idea nueva se compone de una materia prima compleja nutrida de infinidad de est¨ªmulos y pensamientos, conscientes e inconscientes, acumulados a lo largo de los a?os. La capacidad creativa de un cocinero, como la de cualquier otro ser humano, est¨¢ influenciada por toda su experiencia gastron¨®mica, por su personal punto de vista sobre la cocina, su posici¨®n ante el propio ejercicio creativo, su receptividad hacia el mundo, sus ciclos y hasta por su relaci¨®n con el resto de las personas con las que lo comparte. Sabemos que la experiencia del tiempo es heterog¨¦nea, desigual y muy personal. Cada individuo tiene su ritmo vital, vertiginoso o pausado, en donde da lo mejor de s¨ª y es en ese dictamen de la cadencia propia donde surgen las nuevas ideas.
Parad¨®jicamente, la forma de vida contempor¨¢nea nos tiene cautivos en una fren¨¦tica carrera hacia nadie sabe qu¨¦ lugar. La consigna actual parece ser: "Da igual lo que se haga, lo importante es que te vean hacerlo". La historia nos ense?a que los cambios trascendentes son los que consiguen modificar h¨¢bitos incuestionables aprehendidos en el hacer cotidiano. Muchas de esas rutinas "reflejo" tienen que ver con la concepci¨®n subjetiva del aprovechamiento del tiempo y la velocidad. En relaci¨®n a esto, escuch¨¦ hace unos d¨ªas al fil¨®sofo Daniel Innerarity: "La sociedad actual trata de compensar la resistencia profunda al cambio con una agitaci¨®n tremenda; cuando alguien no tiene ni idea de lo que hace, se mueve excesivamente".
Uno de los costes de esta velocidad es, parad¨®jicamente, la falta de tiempo, el m¨¢s valioso de los ingredientes que nos permite vivir, recapacitar y elaborar nuestras recetas. Acompasar lo que finalmente hacemos con lo que nuestro tempo interno nos sugiere es la clave vital para huir de la peligrosa agitaci¨®n general, evitando desaforadas propuestas y consolidando, as¨ª, el movimiento fresco e innovador que abandera la cocina actual y que tiene ilusionado al mundo que puede permitirse el privilegio de comer civilizadamente.
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