Disipar dudas
Si hay algo que los economistas hemos aprendido es la irracionalidad que supone establecer objetivos num¨¦ricos constantes sobre variables de naturaleza econ¨®mica. Tipos de cambio fijos, tasas de crecimiento monetario constante, d¨¦ficits cero, etc¨¦tera, son conceptos que se han barajado e intentado aplicar, aunque a la postre han resultado ineficientes, insostenibles o incluso inalcanzables.
A estas alturas del siglo XXI los economistas hemos asumido que flexibilidad y variabilidad son dos conceptos esenciales para un sistema como el de mercado, de naturaleza c¨ªclica y sujeto a impactos (shocks) que pueden alterar sustancialmente cualquier status quo, por eso nos chirr¨ªan esos l¨ªmites al crecimiento urban¨ªstico fijados en el Plan de Ordenaci¨®n del Territorio de Andaluc¨ªa ( 30% de la poblaci¨®n y 40% de la superficie urbana) que traen de cabeza a todos los agentes implicados.
En principio la limitaci¨®n de la superficie es arbitraria y carente de otro fundamento que no sea la discrecionalidad, al ser Espa?a un pa¨ªs relativamente poco poblado, mientras que la limitaci¨®n referida a la poblaci¨®n podr¨ªa parecer razonable, aunque tampoco resulta muy acertada por m¨²ltiples factores.
Primero, porque la demanda de vivienda no depende fundamentalmente de la poblaci¨®n del municipio sino de su producci¨®n, su renta y su riqueza, y de otras variables como los tipos de inter¨¦s, la rentabilidad de la bolsa, etc. lo que hace que los l¨ªmites asociados a la poblaci¨®n a la larga o sean inoperantes o conduzcan a mayores precios de la vivienda. Es m¨¢s, en algunos casos como en las costas o en las sierras la demanda de vivienda es totalmente independiente del tama?o de la poblaci¨®n aut¨®ctona, por lo que ligar el crecimiento urban¨ªstico a esa poblaci¨®n es simplemente una forma de contraer la oferta.
En segundo lugar, proponer un crecimiento uniforme para todo tipo de municipios no es econ¨®micamente congruente, ya que las necesidades de vivienda y suelo industrial son sensiblemente diferentes seg¨²n el municipio y el momento. As¨ª, una limitaci¨®n sobre un municipio peque?o puede impedir la instalaci¨®n de una gran industria, mientras que el mismo porcentaje sobre una gran ciudad no tiene incidencia y puede conducir a una gran congesti¨®n de una zona saturada. Un ejemplo de esta incongruencia es el caso de El Rubio, en plena campi?a sevillana, donde se ha impedido que se construyan 450 viviendas porque se sobrepasa el l¨ªmite (30,89%), mientras que en Marbella, Dos Hermanas o Tomares se permite construir miles de ellas.
Adem¨¢s de lo anterior, si se repasan los datos de construcci¨®n de vivienda en Andaluc¨ªa se observa que con las limitaciones del POTA hubiese sido imposible la actividad urban¨ªstica que se ha producido en los ¨²ltimos a?os en determinadas provincias, zonas y localidades. Es decir, con los l¨ªmites del POTA en la mano el crecimiento de la producci¨®n de vivienda hubiese sido menor y el precio de la vivienda habr¨ªa crecido mucho m¨¢s de lo que lo ha hecho.
No obstante, quiz¨¢s lo m¨¢s problem¨¢tico a corto plazo sea el impacto sobre el nivel de producci¨®n. La profusi¨®n del reglamentarismo urban¨ªstico ha producido una ralentizaci¨®n del sistema de planificaci¨®n que ahora se acrecienta con la necesidad de asumir los l¨ªmites del POTA. Los organismos internacionales est¨¢n previendo menor crecimiento en Espa?a para el a?o pr¨®ximo como consecuencia del par¨®n en el sector de la construcci¨®n. Si tenemos en cuenta que en Andaluc¨ªa el peso del sector es mayor que en el resto del pa¨ªs, la repercusi¨®n del par¨®n ser¨¢ mayor y si a eso le sumamos los l¨ªmites del POTA el resultado puede ser muy problem¨¢tico.
Es evidente pues que ante el rumbo tomado por la econom¨ªa debemos entrar en una nueva fase de percepci¨®n del urbanismo, en la que la participaci¨®n de los agentes sociales tenga m¨¢s peso que el dirigismo administrativista. El compromiso del acceso a la vivienda protegida con ingresos inferiores a 3100 euros unido al Pacto por la Vivienda es un camino correcto que debe permitir tender a una agilizaci¨®n de los procedimientos y a una relativizaci¨®n de las limitaciones del POTA y es urgente que se implemente ya que la econom¨ªa andaluza est¨¢ necesitada m¨¢s que la espa?ola de que en este ¨¢mbito se disipen las dudas.
Luis ?ngel Hierro es director del Master en Urbanismo y Ordenaci¨®n del Territorio de la Universidad de Sevilla. Comentarios en http://luisangelhierro.blogspot.com/
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