"El punk no fue nada m¨¢s que un magn¨ªfico fracaso"
Puedes sacar a Malcolm McLaren del punk, pero no puedes sacar el punk de Malcolm McLaren. O, nunca se sabe, quiz¨¢ sea al rev¨¦s. Por m¨¢s que el agitador, empresario, m¨²sico, hombre de negocios y visionario mayor del rock como estafa diese por finada su relaci¨®n con el movimiento. Fue en alg¨²n punto entre enero de 1978 (fecha de la separaci¨®n de sus c¨¦lebres representados Sex Pistols) y 1980 (cuando Johnny Rotten, cantante, le arrebat¨® los derechos de sus canciones). Pero a¨²n le plantan a la m¨ªnima ocasi¨®n en medio de una org¨ªa de imperdibles, cuadros escoceses y frases construidas a mordiscos de tipograf¨ªa.
La ¨²ltima vez, ayer en Madrid, donde un McLaren sard¨®nico, elegante (s¨®lo un dandi de la clase obrera sale indemne de meterse los pantalones dentro de las botas) y grandilocuente en su cinismo lleg¨®, hizo una performance en un garaje del barrio de Salamanca, cobr¨® de una marca de ginebra y se fue por donde hab¨ªa venido. La excusa eran los 30 a?os del nacimiento del punk, movimiento musical que vio la luz presuntamente en 1977. Si pocos a¨²n estar¨ªan de acuerdo en fijar en esa fecha y en Londres el comienzo de todo el tinglado, casi nadie niega a McLaren implicaci¨®n en la paternidad del invento. El estilo se hab¨ªa gestado mucho antes en SEX, la tienda de ropa que McLaren y Vivienne Westwood (tambi¨¦n a¨²n una rentable transgresora) abrieron en Londres; se dio de bruces con el sistema establecido y la reina que lo pari¨® de la mano de Sex Pistols, cuatro desarrapados a los que McLaren vio un enorme y ef¨ªmero potencial; y revive cada vez que alguien decide emprenderla con el mundo y hacer algo por s¨ª mismo.
"Desde 1976 trato de entender qu¨¦ pu?etas fue este movimiento"
"Se convirti¨® en la mejor forma de vender algo en el mundo corporativo
"Creo que yo soy el punk", afirmaba pomposo McLaren (Londres, 1946) un par de horas antes de subir a un escenario (unas cocheras abandonadas) de indudable poder evocador para un espect¨¢culo que mezclaba im¨¢genes de ¨¦poca, modelos, el inevitable dj y sus propios recuerdos. "Antes incluso de que se llamase punk, yo ya lo era. Creo que nac¨ª para ser un ni?ato hasta morirme. Para representar todo lo que la sociedad odia".
Hay el convencimiento y la seducci¨®n justos en sus palabras. M¨¢s que otra cosa, McLaren siempre ha sido un superviviente, que pilla al vuelo el signo de los tiempos y lo empaqueta para los que llegan detr¨¢s. Lo ha intentado una y otra vez y, mucho se teme, sin lograr causar siempre la misma mella en la cultura popular. Si con el punk le hizo una buena muesca, no han tenido la misma fortuna sus devaneos con las m¨²sicas del mundo (Bow Wow Wow) o el hip-hop (su rap podrido Duck rock es un hito del estilo).
"Siempre he sido un magn¨ªfico fracasado", admite. "Lo mismo sucede con el punk, que nunca lleg¨® a cristalizar. ?Qu¨¦ demonios! Ni siquiera empez¨®. Un magn¨ªfico fracaso, s¨ª se?or. Brillante, emocionante, pero un condenado fracaso. El hecho de ser formidable fue lo que le salv¨®. Si hubiese sido un fracaso a secas, nadie se acordar¨ªa. Todo lo que antes parec¨ªa desagradable y amateur, ahora est¨¢ asimilado por el sistema. Han hecho un mot¨®n de pasta con la idea".
?Habla del mismo dinero que empuj¨® a los Sex Pistols a la gira de reuni¨®n pat¨¦tica y desafiante de este a?o? ?O el que atrajo al propio McLaren ayer aqu¨ª? "?Claro!", respond¨ªa ante un tipo que pululaba disfrazado como un personaje de la etiqueta de una botella de ginebra. "Lo que fue realmente profundo del punk fue la posibilidad de que hubiese sido un movimiento que no estaba a la venta. En cierto modo, hoy, en que todo y todos estamos en venta, esa idea es muy poderosa, s¨®lo el concepto. Luego, claro, se convirti¨® en la mejor forma de colocar cualquier cosa para el mundo corporativo. F¨ªjese... ?No es la mejor de las herramientas para uno de estos ejecutivos de marketing de tres al cuarto un movimiento que en teor¨ªa no est¨¢ en venta pero que vende de un modo fabuloso? Y no me mire as¨ª, por supuesto que todo esto es un asunto comercial".
"En cuanto a los Pistols", prosigue "odio las reuniones. Aunque ¨¦sa fue la de peor gusto, y la m¨¢s aburrida. Un acto torpe de dinamitar la cultura popular. Si no puedes ser bueno en ser malo, lo mejor es que no lo hagas", sentencia divertido, con la seguridad de alguien que lleva instalado en la transgresi¨®n desde hace d¨¦cadas. "Si me sirviese de algo..., llevo en esto desde 1976. Intentando entender qu¨¦ pu?etas es el punk. A¨²n lo estoy intentando. Soy un estudiante, hijo, puede que alg¨²n d¨ªa me grad¨²e, pero lo dudo mucho", exclama. Y estalla en una c¨ªnica carcajada.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.