Ser rey

El mundo es maravilloso. Deambulando por la Red he encontrado una informaci¨®n seg¨²n la cual Luis Alfonso de Borb¨®n ocupa el n¨²mero 27 en la sucesi¨®n a la Corona de Espa?a, lo que quiere decir que si se murieran las 26 personas que le preceden, se instalar¨ªa con todo derecho en La Zarzuela, en donde Zapatero despachar¨ªa con ¨¦l todas las semanas. No deseo la muerte de nadie, pero dar¨ªa cualquier cosa por ver a Luis Alfonso de Borb¨®n reclamar su derecho a ser mi rey. Hay gente que ama la vida por su sentido trascendental. Yo la amo por su absurdo esencial. Si es verdad que este chico, candidato tambi¨¦n al inexistente trono de Francia, tiene alguna posibilidad de ser jefe de Estado, la existencia es extraordinaria.

Por otra parte, si aplic¨¢ramos al resto de la poblaci¨®n el criterio para coronar a Luis Alfonso, quiz¨¢ s¨®lo tuvieran que morirse (Dios no lo permita) 45 millones de espa?oles para que yo mismo tuviera que hacerme cargo de ese trono. Lo he calculado a ojo de buen cubero. Quiz¨¢ bastara con que faltaran 43 millones. Mi madre, la pobre, que siempre pens¨® que nunca llegar¨ªa a nada, se quedar¨ªa at¨®nita si supiera que soy un candidato firme al trono de Espa?a, como Alcaraz, por otra parte, o como el obispo de Sig¨¹enza, o como Rouco Varela, como Bl¨¢zquez, como Ana Obreg¨®n, como ?ngel Acebes... Para ser rey hay que pedir la vez, como para comprar el pan, s¨®lo que aqu¨ª no depende del primero que llega, sino del censo, que es m¨¢s justo. Personalmente, preferir¨ªa que reinara Ana Obreg¨®n antes que Luis Alfonso, aunque se tuviera que morir m¨¢s gente, con perd¨®n. Pero voy a seguir navegando por Internet, a ver si averiguo qu¨¦ lugar ocupo para que me den el Nobel de Matem¨¢ticas. Despu¨¦s de todo, s¨¦ las cuatro reglas y despejar ecuaciones de una inc¨®gnita, como Luis Alfonso de Borb¨®n, a quien Dios guarde muchos a?os.