El populista Zuma gana la presidencia del primer partido de Sur¨¢frica
El nuevo l¨ªder aplasta con el 60% del voto al actual presidente del pa¨ªs, Mbeki
Jacob Zuma, hombre de pasado dudoso y futuro incierto, gan¨® anoche de manera contundente las elecciones para la presidencia del Congreso Nacional Africano (ANC), el partido gobernante de Sur¨¢frica, y se perfila como sucesor a la presidencia de la naci¨®n del hombre que derrot¨®, Thabo Mbeki. A no ser que acabe antes en la c¨¢rcel. Porque pende sobre Zuma un proceso judicial por corrupci¨®n que podr¨ªa conllevar 15 a?os de condena.
El vencedor est¨¢ acusado de recibir sobornos durante tres a?os
Zuma venci¨® a Mbeki con el 60% del voto tras una elecci¨®n en la que participaron casi 4.000 delegados del ANC en un ambiente bullicioso, lleno de c¨¢nticos y bailes espont¨¢neos, que a veces recordaba m¨¢s a un partido de f¨²tbol que a un solemne evento pol¨ªtico de gran importancia para Sur¨¢frica y el continente africano.
El congreso del ANC, que se lleva a cabo cada cinco a?os, se celebr¨® dentro de una enorme carpa blanca en Polokwane, en el norte del pa¨ªs, no lejos de la frontera con Zimbabue. Aunque ah¨ª acaban las similitudes con el pa¨ªs vecino que gobierna el dictatorial Robert Mugabe.
Como hab¨ªan explicado varios de los delegados a lo largo del congreso, que empez¨® el domingo, el factor que tild¨® la balanza a favor de Zuma fue, no tanto su atractivo como candidato, sino un amplio rechazo a Mbeki y sus intentos de perpetuarse en el poder a trav¨¦s del control del partido, m¨¢s all¨¢ de las elecciones generales que se llevar¨¢n a cabo en abril de 2009. Si Mbeki hubiese ganado anoche, ¨¦l hubiera tenido un enorme poder persuasi¨®n a la hora de elegir el candidato presidencial del ANC, seguro ganador en las elecciones nacionales.
Zuma, veterano zul¨² del ANC de 64 a?os, estuvo en la misma c¨¢rcel que Nelson Mandela en los a?os sesenta. Eso fue por motivos estrictamente pol¨ªticos, relacionados con su militancia en la lucha contra el apartheid.
El a?o pasado se salv¨® de volver a la c¨¢rcel cuando un tribunal lo declar¨® inocente tras la acusaci¨®n de la hija de un viejo amigo suyo que le acus¨® de haberla violado. El a?o que viene vivir¨¢ momentos similares de tensi¨®n, esta vez acusado de recibir a lo largo de tres a?os sobornos con un valor de unos 170.00 euros.
Sin embargo, hay un consenso generalizado entre los comentaristas de prensa, e integrantes del ANC con historiales intachables, de que el resultado de anoche representa una victoria para un principio democr¨¢tico elemental, de m¨¢s trascendencia que la cuesti¨®n de si el pol¨ªgamo Zuma, que tiene que dar de comer a 19 hijos, obtuvo de manera ilegal una suma estimada en unos 170.000 euros. Es el principio de la no reelecci¨®n, especialmente v¨¢lido en una democracia joven como la Sur¨¢frica en un continente en el que prevalece la tendencia de muchos de sus gobernantes a permanecer en el poder hasta la muerte.
La gran cuesti¨®n que surgir¨¢ ahora en Sur¨¢frica es si Zuma, en el caso de logre salvarse una vez m¨¢s de prisi¨®n, se rodear¨¢ de gente honesta y competente o si se concentrar¨¢ en premiar a sus m¨¢s leales, y no siempre admirables, seguidores.
Pero lo m¨¢s notable anoche, despu¨¦s de la bofetada que signific¨® la victoria de Zuma para el presidente Mbeki, fue el ambiente de reconciliaci¨®n tras el clima peligrosamente antag¨®nico -para el ANC y para el pa¨ªs- en los ¨²ltimos d¨ªas entre los dos bandos opuestos.
Zuma y Mbeki se han peleado a muerte, pero siempre dentro de los c¨¢nones del comportamiento democr¨¢tico y anoche, tras conocer su derrota, Mbeki demostr¨® una cara generosa que pocos hab¨ªan visto hasta la fecha. Se acerc¨® a su rival y le dio un abrazo. Zuma, ofreciendo un ejemplo de madurez pol¨ªtica que no se le conoc¨ªa, se lo correspondi¨® con calidez.
Inspirados por el ejemplo de sus dirigentes, los seguidores de Mbeki, o una buena parte de ellos, le dieron a Zuma un fraternal aplauso. Lo cual no se ve tan a menudo en un partido de f¨²tbol. Y ni siquiera entre los hasta hace poco ac¨¦rrimos rivales del partido laborista en la democracia electoral m¨¢s antigua del mundo, Gordon Brown y Tony Blair.
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