Ese ni?o terrible y revirado
Esta farsa es como esas entradas de payasos donde el carablanca se cree listo pero es enredado por el tonto, el contraugusto siembra el p¨¢nico y el loyal acaba llev¨¢ndose las bofetadas. Funciona como un reloj suizo: basta con darle cuerda. Feydeau escrib¨ªa teatro sin que se le vea la escuela, con la naturalidad absoluta de quien anda instalado en su oficio desde siempre. Tem¨ªa, malditos prejuicios, que Georges Lavaudant la sirviera demasiado fr¨ªa, con m¨¢s est¨¦tica que nervio, pero, felizmente, la ha llevado a comp¨¢s, sobre todo en el ¨²ltimo tramo, sin pausa ni desperdicio.
Hay que purgar a Tot¨® es la cr¨®nica de la ruptura de un fabricante de loza (Jordi Bosch) con su esposa (Nuria Espert). ?l aguarda en casa la llegada de un contratista del ej¨¦rcito, al que ha invitado a cenar: si elige sus orinales se har¨¢ millonario. A ella, en cambio, eso le importa un bledo. Su ¨²nica preocupaci¨®n es que Tot¨®, su unig¨¦nito, anda aquejado de estre?imiento. Teme, absurdamente, que no si no se le purga, muera. Pero el ni?o, malcriado, se niega en redondo a tomar el laxante.
Hay que purgar a Tot¨®
De Georges Feydeau. Adaptaci¨®n: Luis Blat. Con: Nuria Espert, Jordi Bosch, Gonzalo de Castro, Tom¨¢s Pozzi, Ana Frau, Carmen Ar¨¦valo, Manuel Mill¨¢n. Escenograf¨ªa y vestuario: Jean-Pierre Vergier. Luz y direcci¨®n: Georges Lavaudant. Teatro Espa?ol. Madrid. Del 22 de diciembre al 27 de enero.
Con este asunto tan leve, Feydeau teje un disparate c¨®mico de primera, donde equ¨ªvocos y malentendidos se suceden y el humor absurdo, que Ionesco sistematiz¨® tres d¨¦cadas despu¨¦s, aflora a punta de pala. Jean-Pierre Vergier sirve al espect¨¢culo con un espacio escenogr¨¢fico ¨²nico, levemente irreal: el despacho del fabricante Rebollo, asim¨¦trico como el decorado de una pel¨ªcula expresionista, siniestro y alegre a la vez, con una puerta min¨²scula y otra gigantesca y un div¨¢n calcado de Las hermanas Gilda, actualiza la funci¨®n sin moverla de ¨¦poca.
El disparate, para que tenga gracia, hay que hacerlo muy serio. Jordi Bosch transmite flema, aunque su personaje siempre anda a punto de perderla: le ha cogido el tempo al g¨¦nero, respira bien el texto y lo enfatiza cuando hace falta. Nuria Espert debuta en la comedia despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas protagonizando tragedias y melodramas. Era un paso ineludible: es un g¨¦nero dif¨ªcil, y no ha habido gran actriz tr¨¢gica, desde Mar¨ªa Guerrero a la Xirgu, que no haya ensayado el cambio de registro, para probarse a s¨ª misma. Cuando mejor est¨¢ es en los momentos netamente absurdos y cuando a su personaje le escuece lo que est¨¢ pasando: por ejemplo, al dolerse c¨®micamente de que su marido se ande metiendo con mam¨¢. Si recortara ese bailoteo de peso ligero en torno al marido que mantiene en algunos momentos sujetar¨ªa mejor sus r¨¦plicas.
Gonzalo de Castro encarna al at¨®nito invitado de la pareja con vis c¨®mica. Es el convidado de piedra de una batalla campal que le acaba salpicando, y de qu¨¦ manera. Tom¨¢s Pozzi arranc¨® un aplauso espont¨¢neo con la primera r¨¦plica de Tot¨®. Le saca partido a un papel breve y contundente.
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