El 'sorpasso'
Espa?a rebasa por primera vez a Italia en PIB, pero no ser¨¢ f¨¢cil mantener la convergencia con la UE
Han sido pocas las econom¨ªas europeas que han registrado un comportamiento tan favorable como el de la espa?ola en la ¨²ltima d¨¦cada. El crecimiento del PIB ha sido muy superior al del promedio de la UE en todas sus referencias. Como consecuencia de esa expansi¨®n diferencial, la m¨¢s relevante de las medidas de bienestar y prosperidad de un pa¨ªs, el cociente entre el PIB y la poblaci¨®n se ha aproximado al de las econom¨ªas m¨¢s avanzadas. Hasta 2001 se encontraba por debajo de lo que hoy es la UE-27, pero en 2006 nuestro PIB per c¨¢pita equival¨ªa al 105,3% del europeo; en 2004 alcanzaba el 101,4%. Ello ha sido posible pese al aumento significativo de la poblaci¨®n espa?ola.
Destaca m¨¢s que ese indicador haya superado al de Italia, que no ha hecho sino descender en los ¨²ltimos a?os. M¨¢s all¨¢ de esa constataci¨®n, de dudosa celebraci¨®n, lo importante es verificar si se dan las condiciones para que la econom¨ªa espa?ola no detenga esa tendencia a la convergencia real, no tanto con las econom¨ªas m¨¢s rezagadas y con mayores problemas estructurales, sino con las m¨¢s din¨¢micas y generadoras de mayor bienestar. En 2006, el PIB por habitante del conjunto de la eurozona, incluyendo Espa?a y la propia Italia, era significativamente m¨¢s elevado que el nuestro, del 110,4%, a pesar de que algunas de las grandes econom¨ªas llevan a?os creciendo por debajo de su potencial. Pero es mucho mayor la distancia que nos separa de las econom¨ªas del norte de Europa, que forman parte de las m¨¢s competitivas del mundo. Dinamarca ten¨ªa en ese a?o un PIB per c¨¢pita del 126,2% de la UE; Suecia, del 125%, y Finlandia, del 117,3%.
Son estas econom¨ªas las que tambi¨¦n ocupan las primeras posiciones en el ranking mundial de competitividad. El denominador com¨²n a todas ellas es la intensidad con que desde hace a?os vienen fortaleciendo sus dotaciones de capital basado en el conocimiento, as¨ª como la mejora continua de sus instituciones. Son tambi¨¦n los casos en los que las diferencias sociales son menos acusadas y m¨¢s garantizada se presenta la igualdad de oportunidades de todos sus ciudadanos. No menos importante, sus administraciones p¨²blicas son eficaces colaboradores de las empresas.
Mantener en Espa?a el ritmo de convergencia de estos ¨²ltimos a?os no ser¨¢ f¨¢cil. Aun cuando la desaceleraci¨®n del ritmo de crecimiento sea com¨²n a todas las econom¨ªas, puede ser algo m¨¢s intensa en Espa?a, dado el protagonismo que han tenido sectores hoy seriamente debilitados, como la construcci¨®n residencial. La alternativa es conseguir que la misma sea m¨¢s intensa en aquellas modalidades de capital en las que todav¨ªa nuestra econom¨ªa presenta serias carencias: las habilidades de los que trabajan y las tecnolog¨ªas disponibles en las empresas. Si, junto a ello, las administraciones p¨²blicas mejoran su eficiencia, esa convergencia real no ser¨¢ s¨®lo el resultado de esa fase c¨ªclica que hoy muestra s¨ªntomas de cansancio.
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