La doble condena de 1.771 espa?oles
El n¨²mero de encarcelados en el extranjero ha crecido este a?o un 13%
Suena el m¨®vil y Natividad Rodr¨ªguez conf¨ªa en que sea la llamada definitiva. La que le confirme que su hijo Jos¨¦ Blanco, Pepito, vuelve a Espa?a. Que no cumplir¨¢ el pr¨®ximo marzo los tres a?os en El Para¨ªso, la c¨¢rcel de Venezuela a la que fue condenado seis a?os y ocho meses por intentar viajar con dos kilos de coca¨ªna. Que pagar¨¢ esa pena cerca de su Huelva natal. Natividad, de 59 a?os, s¨®lo piensa en lo que le dijo hace poco un cargo del Ministerio de Exteriores: "Tranquila, si no come el pavo, se comer¨¢ las uvas". A los otros 1.770 presos en tierra extra?a le gustar¨ªa correr la misma suerte.
El 77% de los presos en el exterior est¨¢n acusados de tr¨¢fico de drogas
El n¨²mero de espa?oles encarcelados en el extranjero sol¨ªa girar en torno a 1.550. Este a?o esa cifra se ha incrementado en 206 (un 13,1%), seg¨²n datos de la Direcci¨®n General de Asuntos Consulares del Ministerio de Exteriores. El 77% est¨¢n presos por traficar con drogas. Latinoam¨¦rica es la zona donde m¨¢s se ha notado la subida. Ecuador ha pasado de albergar 46 reclusos espa?oles en 2004 a 91 en la actualidad; Argentina, de 33 a 89, o Per¨², de 113 a 150, son algunos ejemplos.
Exteriores y la Fundaci¨®n Ram¨®n Rubial, cuyo programa Espa?oles en el Mundo atiende a cerca de 500 detenidos, achacan este aumento a que "cada vez se viaja m¨¢s". Una portavoz del Plan Nacional sobre Drogas matiza que, dependiendo del delito cometido -ning¨²n organismo lo ha facilitado-, el repunte puede ser ocasional. "No es lo mismo fumarse un porro en La Habana, donde es motivo de c¨¢rcel, que te detengan con una maleta con coca¨ªna en Rep¨²blica Dominicana", recalca la portavoz.
Aunque los casos que m¨¢s repercusi¨®n han tenido son los de Pablo Ibar, que desde hace siete a?os se encuentra en un corredor de la muerte en Florida, o el de Paco Larra?aga, condenado en Filipinas por secuestro y asesinato, lo com¨²n es que se repitan historias como las de Jos¨¦ Blanco, de 32 a?os.
"Son gente con un perfil cultural bajo-medio y escasos recursos econ¨®micos", se?ala un informe de Espa?oles en el Mundo. Personas entre 20 y 40 a?os que no tienen antecedentes penales y suelen ser utilizados por las mafias que les ofrecen cantidades de dinero por realizar un viaje de placer, con un trasfondo de peligro.
"A mi hijo lo engatus¨® una mujer; despu¨¦s, sus amigos le enga?aron", asegura convencida Noelia, nombre ficticio de la madre de un preso en Colombia. Muy reticente a contar algunos asuntos del caso, "por miedo a represalias", relata c¨®mo se enter¨® de la detenci¨®n de su hijo. "Un d¨ªa me encontr¨¦ con la que era mi nuera y le pregunt¨¦ por mi hijo, hac¨ªa unos d¨ªas que no lo ve¨ªa; ella me respondi¨® que se hab¨ªa ido a Colombia. ?Sin decirme nada? No daba cr¨¦dito". Cuando consigui¨® localizarlo, su hijo le coment¨® que hab¨ªa ido a pasar unos d¨ªas con un amigo. El 21 de enero la llam¨® para decirle que "sal¨ªa para Espa?a". Hasta hoy.
La historia es un calco de la de Jos¨¦ Blanco. Natividad, su madre, no resta importancia a lo que hizo. "Al contrario, si lo ha hecho, que pague; pero en unas condiciones dignas". Las condiciones de las c¨¢rceles, especialmente las de Latinoam¨¦rica, provocan que los reclusos sientan que est¨¢n cumpliendo una doble pena.
"He tenido que mandar dinero hasta para que no me lo maten; cuando hay problemas de droga por medio las mafias hacen lo que haga falta", cuenta en conversaci¨®n telef¨®nica Natividad, a quien se le entrecorta la voz cuando rememora la primera vez que visit¨® a su hijo en Venezuela. "Estaba en una celda con siete personas m¨¢s; hab¨ªa perdido 40 kilos. Jam¨¢s me quitar¨¦ de la cabeza esa imagen".
La espera es inquietante. Mientras aguarda la llamada definitiva, Natividad habla una media de dos veces al d¨ªa con su hijo. "Lo mismo que tienen armas, a escondidas, algunos tienen tel¨¦fonos; es su ¨²nica v¨ªa de escape".
Espa?oles en el Mundo estima que, anualmente, cerca de cien personas son trasladadas para cumplir condena en c¨¢rceles espa?olas. El proceso no es nada sencillo. Para conseguir la extradici¨®n se necesita la solicitud por parte del condenado. Y algo mucho m¨¢s importante: que la condena sea firme. "Lo mejor que pueden hacer", explica una abogada de la Fundaci¨®n Ram¨®n Rubial "es declararse culpables para poder pedir la extradici¨®n lo antes posible". La ¨²nica forma de no arriesgarse a cumplir una doble pena.
"Por mi hijo me gasto lo que sea"
David ten¨ªa 21 a?os cuando, hace cinco, le dijo a sus padres que se iba a vivir un tiempo a Latinoam¨¦rica. "?Si no tienes dinero!", recuerda su madre que le espet¨®. Un amigo se lo prestar¨ªa. "Ya se lo devolver¨¦ cuando empiece a trabajar", le dijo para tranquilizarla. Porque, en realidad, lo que David iba a hacer era pasar dos semanas de desfase en Brasil. S¨®lo ten¨ªa que volver con una maleta cargada de droga. Una aventura que no s¨®lo le ha salido cara a ¨¦l.
Carlos y Mercedes est¨¢n en Madrid. Hace unos d¨ªas que han trasladado a su hijo a la c¨¢rcel de Soto del Real. La v¨ªspera de la visita recuerdan en una cafeter¨ªa c¨®mo no se han podido permitir ning¨²n capricho en los ¨²ltimos a?os. "Nos hemos gastado m¨¢s de 60.000 euros". La hoja de gastos la recitan pr¨¢cticamente de memoria: tel¨¦fono, manutenci¨®n de David en Brasil cuando se le dio el tercer grado, un viaje anual, el del mes de vacaciones, para visitarle... Suma y sigue.
Entre suspiros, Mercedes trata de justificarse, como si tuviera que hacerlo: "Es mi hijo, por ¨¦l me gasto lo que sea y me equivoco las veces que haga falta". Lo que m¨¢s dolor le produce es "el timo" de 2.000 euros que les hizo un abogado. Les prometi¨® que en un mes su hijo estar¨ªa libre. De vuelta a casa. "Los meses pasaban y cada vez nos ped¨ªa m¨¢s dinero; otra pesadilla".
El Ministerio de Asuntos Exteriores alerta de que es "relativamente frecuente que abogados extranjeros soliciten el pago de elevadas sumas por adelantado a cambio de vagas promesas que son luego incumplidas".
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