Revistas cient¨ªficas en Espa?a, entre el aldeanismo y el desd¨¦n
En los ¨²ltimos d¨ªas hemos sido testigos de la entrega del Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades a las revistas cient¨ªficas Nature y Science, aut¨¦nticos iconos demi¨²rgicos de una nueva religi¨®n intelectual a los que parece que todos los investigadores debemos mostrar adoraci¨®n y pleites¨ªa. Un aldeanismo m¨¢s propio de otros ambientes y, por supuesto, inimaginable en Francia o en Alemania, por ejemplo. ?Qu¨¦ es lo que se ha pretendido realmente con dicho premio?... ?dar fe p¨²blica de la incompetencia de nuestras revistas cient¨ªficas para competir internacionalmente? ... ?buscar el efecto milagroso del brazo incorrupto de Santa Teresa, como dec¨ªa Ortega, cuando paseaban por Espa?a al laureado Cajal, quien nunca public¨® en Science o Nature?
Las revistas premiadas 'Nature' y 'Science' no liberan su contenido
Son muchas las preguntas que podr¨ªamos hacernos acerca del discutible premio asturiano, que ha sorprendido incluso a las propias revistas galardonadas. Sin embargo, nos centraremos en algo que parece que ha pasado inadvertido a sus patrocinadores. Nos referimos a que las centenarias y renombradas publicaciones han sido, ante todo, la punta de lanza de la ciencia brit¨¢nica y norteamericana (los for¨¢neos que han publicado en ellas y, particularmente, los espa?oles, son una muestra decorativa e insignificante a lo largo de su historia). Por otra parte, ambos semanarios son, en realidad, un formidable negocio editorial -promocionado y mantenido por sus excelentes gabinetes de prensa- que beneficia exclusivamente a la compa?¨ªa privada Nature Publishing Group y a la American Association for the Advancement of Science (?nuestros bibliotecarios, investigadores e instituciones cient¨ªficas saben muy bien lo que cuesta suscribirse, publicar o anunciarse en ellas!). M¨¢s a¨²n, a diferencia de las revistas acad¨¦micas que hemos firmado, por ejemplo, los Washington DC Principles for Free Access to Science (www.dcprinciples.org), las premiadas no liberan el contenido de su edici¨®n electr¨®nica -pasado el tiempo prudencial que permite la viabilidad econ¨®mica de las publicaciones-, sino que lo mantienen bloqueado permanentemente; una excelente fuente adicional de ingresos proporcionada por las nuevas TICs para la venta, por v¨ªa electr¨®nica, de art¨ªculos sueltos.
Nuestra perplejidad es mucho mayor tras la ¨²ltima evaluaci¨®n anual de revistas cient¨ªficas del Institute for Scientific Information (2006 Journal Citation Reports) de Filadelfia; por cierto, otro lucrativo monopolio estadounidense y posible candidato a un pr¨®ximo Premio Pr¨ªncipe de Asturias. Pues bien, all¨ª puede evidenciarse el gran avance experimentado por las revistas cient¨ªficas espa?olas -no confundir con en espa?ol, que esto es diferente y, por ahora, desgraciadamente, muy secundario- pese a que carecemos a¨²n de un plan estrat¨¦gico nacional para avanzar en su profesionalizaci¨®n y en la creaci¨®n de consorcios de venta al exterior (actualmente, los bibliotecarios de todo el mundo se suscriben m¨¢s f¨¢cilmente a paquetes de revistas que a publicaciones individuales). Es m¨¢s, en el recientemente aprobado Plan Nacional de I+D+I 2008- 2011 no existe ni una sola referencia, siquiera indirecta, dedicada a la promoci¨®n de revistas cient¨ªficas espa?olas de calidad, a pesar de que durante su desarrollo se ir¨¢n al exterior cientos de millones de euros bajo la forma de gastos de edici¨®n y de suscripciones a bases de datos y a revistas extranjeras (probablemente, este gasto supere ya el 25% de la inversi¨®n total espa?ola en investigaci¨®n cient¨ªfica, m¨¦dica y tecnol¨®gica). S¨®lo la Fundaci¨®n Espa?ola para la Ciencia y Tecnolog¨ªa (FECYT) y la Fundaci¨®n Lilly, aunque t¨ªmidamente a¨²n, han comenzado a darse cuenta del gran patrimonio que representan nuestras revistas cient¨ªficas.
Parece que nos falta mucho para concienciarnos sobre el hecho de que los art¨ªculos de una revista profesional son el producto final de la actividad investigadora y de que la edici¨®n de las mismas en Espa?a no puede seguir siendo una labor fortuita, ocasional, filantr¨®pica o cultural, sino un proyecto competitivo internacionalmente y una fuente de prestigio y de ingresos econ¨®micos para el pa¨ªs, hoy al albur de las multinacionales de la edici¨®n cient¨ªfica. No nos cansaremos de repetir a este respecto -quiz¨¢s, para el asombro de muchos- que en Espa?a hay potencial humano y tecnolog¨ªa suficientes para publicar varias Natures o Sciences. S¨®lo tenemos que propon¨¦rnoslo, creer en nosotros mismos (quiz¨¢s lo m¨¢s dif¨ªcil de todo) y dedicarle los recursos imprescindibles. Incluso, ahora, con el buen uso de las nuevas tecnolog¨ªas inform¨¢ticas y electr¨®nicas todo es asombrosamente mucho m¨¢s factible. Que no tengamos que esperar, como siempre, a que sean los extranjeros -algunos estamos sintiendo ya su aliento en la cerviz- los primeros en darse cuenta del valor de las revistas cient¨ªficas espa?olas, justamente lo contrario de lo que se ha hecho con el reciente Premio Pr¨ªncipe de Asturias.
Juan Ar¨¦chaga (juan.arechaga@ehu.es) es catedr¨¢tico de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y director de The International Journal of Developmental Biology (www.intjdevbiol.com), la revista cient¨ªfica espa?ola m¨¢s citada en el mundo.
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