Competir, cooperar
La globalizaci¨®n se puede resumir en una idea: el aumento de la concurrencia. Concurrir significa juntarse en un mismo lugar muchas personas y, obviamente, el mundo moderno ha ampliado eso que denominamos "el mismo lugar". La casa se nos ha hecho grande, lo que nos sucede est¨¢ cada vez m¨¢s en relaci¨®n con lo que hacen otros, m¨¢s numerosos, m¨¢s lejanos, desconocidos.
A lo largo de la historia, la interdependencia entre sociedades y territorios ha sido circunstancial, relativamente azarosa y reversible porque la concurrencia ha sido una simple posibilidad frente al aislamiento. La gran novedad tra¨ªda por el siglo XX ha sido la irreversible planetarizaci¨®n de las sociedades humanas.
La imagen de nuestras ciudades es la de hermanos mal avenidos
Las razones para cooperar son a¨²n m¨¢s urgentes en Galicia
La visi¨®n de la tierra desde el espacio es el icono de la unificaci¨®n de los territorios del planeta en un solo destino interdependiente. Esa conciencia de la unidad planetaria es, en una importante medida, tecnol¨®gica, y tiene que ver con la velocidad de la informaci¨®n: mientras que el descubrimiento de Am¨¦rica tard¨® varios meses en ser conocido en Europa, 470 a?os despu¨¦s la llegada de un hombre a la luna pudo ser seguida en directo.
Otra acepci¨®n de la palabra concurrir es tomar parte en un concurso, y quiz¨¢ por ello la idea principal que surge de la globalizaci¨®n es la de competir (contender entre s¨ª dos o m¨¢s personas que aspiran a una misma cosa). Estar ¨¤ la page en lo global quiere decir "ser competitivo". Todos (empresas, universidades, territorios, personas) medimos nuestro valor en nuestra "competitividad".
Sin embargo, el hecho de concurrir no s¨®lo permite competir, sino tambi¨¦n cooperar (trabajar juntamente con otros para un mismo fin). Como pretender ser totalmente competitivo es un delirio, situarse en el mundo global es saber con qui¨¦n hay que competir y en qu¨¦, y, para ello, acertar en qu¨¦ cooperar y con qui¨¦n.
El hombre, en sus relaciones de poder, identifica al vecino con el enemigo y al aliado con el que est¨¢ m¨¢s lejano. Ya saben: en Compostela son m¨¢s bien del Celta, y en Pontevedra, del Deportivo. As¨ª, nuestro sistema urbano (tan concurrente) se ha movido fundamentalmente por la rivalidad. Una imagen que podr¨ªa retratar a nuestras ciudades es la de unos hermanos mal avenidos disput¨¢ndose el aguinaldo semanal de pap¨¢. Podr¨ªamos imaginar a esos hermanos sacando adelante juntos el negocio familiar, pero en nuestro caso resultar¨ªa tan improbable como un mito.
Sin embargo hay un MITO real de esa naturaleza. Se trata de un festival internacional de m¨²sica que se desarroll¨® en su primera edici¨®n en 2007 en Mil¨¢n y en Tur¨ªn (Torino). La s¨ªlaba inicial de ambas ciudades da nombre a MITO, SettembreMusica.
Como se sabe, Mil¨¢n y Tur¨ªn, separadas por algo m¨¢s de 100 kil¨®metros, son las dos ciudades m¨¢s importantes del norte de Italia, que suman unos 2,5 millones de habitantes.
Pues bien, en el texto que introduce el festival MITO, los alcaldes de Mil¨¢n y de Tur¨ªn afirman (juntos) lo siguiente:
"De las grandes ¨¢reas urbanas que, dentro de pocos a?os, concentrar¨¢n tres cuartos de la humanidad, el ¨²nico ejemplo italiano es el eje Tur¨ªn-Mil¨¢n. Sin embargo, contrariamente a otros casos en el mundo, el italiano est¨¢ en gran parte por construir. Sobre este tema, en octubre de 2004 las C¨¢maras de Comercio de Tur¨ªn y Mil¨¢n invitaron a pol¨ªticos, emprendedores y agentes sociales a una convenci¨®n con el t¨ªtulo de Tur¨ªn-Mil¨¢n 2010. Un ferrocarril, dos ciudades, una regi¨®n europea.
Recordamos bien de qu¨¦ forma los pol¨ªticos y los administradores fuimos instados a renunciar al localismo para razonar en t¨¦rminos m¨¢s amplios. Una visi¨®n como esta podr¨ªa parecer excesivamente ambiciosa para presentar un festival de m¨²sica, pero a nosotros nos parece la m¨¢s adecuada si queremos aclarar y transmitir el sentido profundo del camino que nos ha conducido a MITO".
Las razones que han llevado a cooperar a Mil¨¢n y Tur¨ªn son a¨²n m¨¢s urgentes en Galicia, por lo que es l¨ªcito afirmar que el gran reto de nuestras ciudades es interiorizar la cooperaci¨®n con las vecinas como una forma de desarrollar con visi¨®n estrat¨¦gica los proyectos propios.
?Le pedimos un MITO a los Reyes Magos?
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