"No pueden olvidarse los servicios de Su Majestad"
Al borde de los 90 a?os, el general Sabino Fern¨¢ndez Campo habla sobre don Juan Carlos desde su experiencia de 16 a?os en la Casa del Rey, 13 como secretario general y tres en la jefatura de la Casa, en la que ces¨® en 1993.
Pregunta. Usted ha sido testigo de algunas de las decisiones m¨¢s significativas del Rey: la renuncia a los poderes que ten¨ªa antes de la Constituci¨®n o las ¨®rdenes a los militares sublevados del 23-F para que depusieran su actitud.
Respuesta. La renuncia a los poderes que ten¨ªa antes de la Constituci¨®n de 1978 fue fundamental para que la Monarqu¨ªa ostentara el car¨¢cter de parlamentaria, adecuada a los tiempos actuales, en los que el Rey ve reducidos sus poderes y tambi¨¦n se limitan sus responsabilidades. Si bien se disminuye su potestas, est¨¢ en condiciones de aumentar su auctoritas, con su ejemplaridad y su acierto en el ejercicio de sus funciones. Tambi¨¦n es de se?alar la decidida actitud del Rey el 23 de febrero de 1981 para abortar la acci¨®n de algunos militares y conseguir la obediencia general de las Fuerzas Armadas.
"Tutear al presidente de Venezuela, que se juzga como agravante, resta importancia a lo sucedido"
"Lo normal es que el Rey proponga como presidente del Gobierno al jefe del partido m¨¢s votado"
"Antes de presentar la dimisi¨®n, Adolfo Su¨¢rez me confes¨® haber perdido la confianza del Rey. Le contradije"
"Que [sucesor del Rey] se esfuerce constantemente en imitar el ejemplo de su padre"
P. Y a la vista de la controversia p¨²blica sobre la Monarqu¨ªa que reaparece en Espa?a, ?dir¨ªa usted que ya est¨¢n olvidados los servicios prestados por el Rey?
R. Por muy olvidadizos que seamos los espa?oles, no creo que puedan ser olvidados esos servicios importantes y otros realizados por Su Majestad en la transici¨®n. Una memoria hist¨®rica verdadera contribuir¨¢ a recordar acontecimientos importantes. Y ciertos actos actuales contrarios a la Monarqu¨ªa, si bien desagradables e inoportunos, son realizados por grupos muy minoritarios, aunque siempre ser¨¢ aconsejable prestarles la atenci¨®n que merezcan como signo indicativo.
P. Visitar Ceuta y Melilla en pleno restablecimiento de buenas relaciones con Marruecos; preguntarle a otro jefe de Estado por qu¨¦ no se calla, tute¨¢ndole, ?son asuntos apropiados para el Rey?
R. Las actitudes y acciones del Rey tienen que ser meditadas con la anticipaci¨®n posible. En los viajes o visitas ser¨¢ necesario contar siempre con el consejo de los ministros o del presidente del Gobierno. La famosa frase "?por qu¨¦ no te callas?" surgi¨®, sin duda, por la indignaci¨®n irrefrenable del m¨¢ximo representante de Espa?a al presenciar los insultos a algunos compatriotas, los ataques a empresas espa?olas en Venezuela, y a una falta de autoridad de la presidenta de Chile, que a la vez presid¨ªa la reuni¨®n que se estaba celebrando. Aunque la frase de nuestro Rey pueda resultar inadecuada, precisamente el hecho de tutear al presidente de Venezuela resta importancia a lo sucedido, pues indica una confianza que prevalece en esas reuniones, y soy testigo de ello, en las que el Monarca alterna con los otros jefes de Estado, con la mayor amistad y naturalidad. Esa relaci¨®n amistosa facilit¨® la frase y el tuteo, si bien hubiera sido preferible que don Juan Carlos mantuviera una posici¨®n m¨¢s elevada, aunque su "?por qu¨¦ no te callas?" haya sido juzgado favorablemente en muchos sectores.
P. Los resultados electorales han facilitado al Rey que pueda proponer como presidente del Gobierno al jefe del partido m¨¢s votado. Nada garantiza que eso seguir¨¢ siendo as¨ª. ?Qu¨¦ protagonismo, qu¨¦ desgaste tendr¨ªa el Rey en caso de mayor fragmentaci¨®n o inestabilidad pol¨ªtica?
R. Lo normal es que el Rey proponga como presidente del Gobierno al jefe del partido m¨¢s votado. Ignoro si no suceder¨¢ as¨ª en el futuro, lo que resultar¨ªa m¨¢s complicado. Desde luego, no es tarea f¨¢cil para Su Majestad mantener al pa¨ªs unido cuando se manifiestan tendencias separatistas o independentistas; pero la dificultad no ser¨ªa s¨®lo para el Rey, sino para cuantos espa?oles nos sentimos unidos y deseamos una Espa?a ¨²nica y en paz. El Rey y los espa?oles lograremos esa unidad, sin duda. En todo caso, al Rey le corresponde el mando supremo de las Fuerzas Armadas, y a la misi¨®n de ¨¦stas se refiere el art¨ªculo octavo de la Constituci¨®n.
P. Lo que reconoce la Constituci¨®n al Rey es la facultad de "arbitrar" y "moderar". ?En qu¨¦ casos la ha ejercido?
R. El poder arbitral y moderador del Rey encierra considerable importancia, y ejercerlo es muy delicado. Arbitrar puede suponer dar la raz¨®n a una de las partes en discordia, y esa circunstancia lleva consigo el peligro de enfrentarse con aquella a quien se quite la raz¨®n. Quiz¨¢ precisamente por eso, Su Majestad no ha ejercido de ordinario esa facultad. El poder moderador exige una habilidad que se convierte casi en una obra de arte y un sentido de anticipaci¨®n, pues una vez se aprueba una disposici¨®n en las Cortes, sin defecto en su tramitaci¨®n, al Rey no le queda m¨¢s remedio que sancionarla. Pero en los despachos anteriores con el presidente del Gobierno, los ministros o los altos cargos de la naci¨®n, puede hacer valer su prestigio para aconsejar, advertir o moderar proyectos que a¨²n no han sido sometidos al Parlamento. Ignoro si el Rey ha ejercido con frecuencia esta facultad.
P. ?Qu¨¦ podr¨ªa hacer el Monarca respecto a un refer¨¦ndum no convocado por ¨¦l, como podr¨ªa ser la consulta propugnada por el actual lehendakari?
R. Nuestra Ley Fundamental establece (art¨ªculo 62, c) que corresponde al Rey "convocar a refer¨¦ndum en los casos previstos en la Constituci¨®n". Hay que pasar revista, y no voy a hacerlo ahora, a los supuestos contenidos en aqu¨¦lla, teniendo en cuenta el n¨²mero 32 del art¨ªculo 149, donde se establece que es competencia exclusiva del Estado la autorizaci¨®n para la convocatoria de consultas populares por v¨ªa de refer¨¦ndum.
P. En algunos sectores persiste la duda del temor a un golpe militar como causa de la dimisi¨®n de Adolfo Su¨¢rez como jefe del Gobierno. En otros se cree que le falt¨® el apoyo de su partido y el del Rey. ?Cu¨¢l es su testimonio sobre aquellos hechos?
R. El d¨ªa en que el presidente Adolfo Su¨¢rez acudi¨® al palacio de la Zarzuela para presentar la dimisi¨®n a su majestad el Rey, me pidi¨® verme media hora antes de la audiencia. Nos reunimos en mi despacho y me encomend¨® que, en cuantas ocasiones se presentaran, yo asegurara que al presidente no le echaban, sino que se marchaba ¨¦l por su propia voluntad. Se extendi¨® luego en una serie de consideraciones sobre la oposici¨®n, sobre alg¨²n sector de su propio partido, sobre la enemiga que encontraba en las Fuerzas Armadas, y finalmente me confes¨® haber perdido la confianza del Rey. Le contradije esta ¨²ltima raz¨®n, porque as¨ª lo cre¨ªa sinceramente. Pero reconoc¨ª el malestar de las Fuerzas Armadas no por el reconocimiento del Partido Comunista, sino porque se llev¨® a cabo sin rectificar la promesa que hab¨ªa hecho el presidente en una reuni¨®n con los ministros y los altos mandos de los ej¨¦rcitos, al asegurarles que ser¨ªan legalizados todos los partidos pol¨ªticos, excepto el Comunista. Cuando se enteraron por la prensa de que el reconocimiento se hab¨ªa producido, lo consideraron como un desprecio imperdonable.
P. ?Cree factible evitar la cr¨ªtica y el escrutinio p¨²blicos sobre el Rey?
R. Durante mi etapa en la Casa de Su Majestad procur¨¦ mantener excelentes contactos con los medios de comunicaci¨®n. Creo haberlo conseguido con la ayuda de un extraordinario jefe de prensa, Fernando Guti¨¦rrez, tristemente desaparecido. Los tiempos cambian, y lo que a mi juicio debe pretenderse es que no cambien demasiado y conduzcan a resultados de publicidad contraproducente.
P. Una estructura tan reducida como la del Monarca se contrapone a las cr¨ªticas hacia gastos de la Casa del Rey. ?Qu¨¦ se necesita para garantizar la transparencia en su sostenimiento financiero?
R. La asignaci¨®n que tiene Su Majestad para el sostenimiento de su Casa y familia aparece cada a?o en los Presupuestos.
P. ?C¨®mo podr¨ªa conservar el sucesor la popularidad de su padre?
R. Que se esfuerce constantemente por imitar el ejemplo de su padre, estar persuadido de su deber de servir a Espa?a y lograr la popularidad de que disfruta don Juan Carlos.
P. ?C¨®mo ha visto al Rey en este a?o tan plagado de incidentes?
R. La verdad es que le he visto muy poco en los ¨²ltimos tiempos, pero conozco su serenidad y su buen juicio para enfrentarse a las contrariedades.
P. ?Cu¨¢ndo se conocer¨¢n sus archivos y memorias?
R. Nunca.
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