Gastando por el mapa
La gesti¨®n p¨²blica puede ser evaluada con arreglo a puntos de vista muy diversos. Puede serlo, por ejemplo, desde el de su eficacia o desde el de la econom¨ªa, pero sin olvidar que el principal canon para valorar la actividad del sector p¨²blico es la legalidad. La Administraci¨®n, en efecto, debe actuar "con sometimiento pleno a la ley y al derecho", tal y como proclama el art¨ªculo 103 de la Constituci¨®n y como impone el sentido com¨²n.
Cuando se elude la normativa bajo pretensiones de una mayor eficiencia se burlan de modo solapado los principios que inspiran la legislaci¨®n (casi siempre los de transparencia, competencia, m¨¦rito, capacidad, igualdad, etc¨¦tera). Esto es algo sabido por todos: los que lo hacen, los que lo consienten y los que desde las tribunas del "saber convencional" prestan su discurso legitimador. Si, a pesar de tal evidencia, me decido a escribir no es porque albergue la m¨¢s m¨ªnima esperanza de frenar este proceso de aut¨¦ntica corrosi¨®n democr¨¢tica. No. Solamente quisiera que no nos tomen a todos por tontos.
?C¨®mo puede ser que no se otorgue una ayuda de similares caracter¨ªsticas al resto de empresas clientes del BEC?
Estoy refiri¨¦ndome, aunque la reflexi¨®n valdr¨ªa para otros casos, a las delirantes explicaciones suministradas por los responsables del Bilbao Exhibition Centre (BEC) respecto del impacto econ¨®mico del concierto del artista norteamericano Bruce Springsteen del pasado 26 de noviembre, para el que la empresa p¨²blica BEC, coparticipada mayoritariamente por el Gobierno vasco y la Diputaci¨®n de Vizcaya, cedi¨® gratuitamente el pabell¨®n. Comenzar¨¦ por se?alar que estoy plenamente de acuerdo con la afirmaci¨®n de que "no hay que ver s¨®lo lo que cuesta traerle, sino tambi¨¦n la riqueza que ha generado". La cuesti¨®n, no menor, es que ese "lo que ha costado traerle" es por el momento una inc¨®gnita, de modo que, para poder continuar, diremos que el valor de la cesi¨®n del local ha sido "X".
Por otra parte, es preciso reconocer que la legitimaci¨®n de la acci¨®n p¨²blica no se contrae a la satisfacci¨®n de un criterio de rentabilidad financiera. Tirar el dinero, desde luego, es nefasto para el sector p¨²blico (y para el privado). Sin embargo, el hecho de que una determinada pol¨ªtica p¨²blica resulte deficitaria no tiene por qu¨¦ implicar una evaluaci¨®n negativa. En estos casos habr¨¢ que valorar la obtenci¨®n de resultados en t¨¦rminos de eficacia, equidad, solidaridad, etc¨¦tera. Pensemos sin ir m¨¢s lejos en la universalizaci¨®n de la atenci¨®n sanitaria, la educaci¨®n, las pensiones m¨ªnimas y tantas otras.
No pretendo, pues, exigir rentabilidad financiera a una acci¨®n administrativa orientada a la satisfacci¨®n de otros objetivos pol¨ªticos; eso s¨ª, siempre y cuando se haya obrado con transparencia presupuestaria y de gesti¨®n. "Poner Bilbao [o Vizcaya o Euskadi] en el mapa" es una letan¨ªa que, por mucho que se repita, no adquiere valor justificante para cualquier dispendio.
En el presente caso lo que encontramos es una liberalidad cuya motivaci¨®n, a tenor de las declaraciones de sus responsables, no tiene que ver con la buena marcha de la empresa (opera directamente contra su bastante delicada cuenta de resultados) ni pretende justificarse en una difusa funci¨®n publicitaria. Al decir del propio BEC, el motivo de la donaci¨®n de "X" miles de euros a la promotora del concierto no es otro que el logro de un impacto econ¨®mico cifrado, seg¨²n sus c¨¢lculos, en 1,8 millones de euros. Es aqu¨ª donde comienza el espect¨¢culo de magia potagia o, por mejor decir, la tomadura de pelo.
Para comenzar, diremos que ni el BEC ni la promotora pueden saber cu¨¢ntas personas acudieron a Barakaldo desde otras comunidades aut¨®nomas espa?olas o, incluso, desde pa¨ªses lim¨ªtrofes. En cualquier caso, aun dando por v¨¢lida la estimaci¨®n del 20% del aforo (3.400 personas), tendr¨ªamos que admitir que el resto (13.600) no deber¨ªan computarse, pues al PIB vasco aportan s¨®lo los que traen su dinerito de fuera y se lo gastan aqu¨ª. El hecho de que los vascos decidan gastar en un concierto, en comprarse un libro o en irse de parranda no aporta nada diferencial a no ser que se argumente (?h¨¢ganlo, por favor!) que el multiplicador de la demanda inherente a un gasto en "transporte, comida y potes previos" (BEC dixit) es superior al de un gasto en, pongamos por caso, ropa, frigor¨ªficos o autom¨®viles. Si tal cosa fuera cierta, la reflexi¨®n podr¨ªa ser si no ser¨ªa mejor olvidar nuestra rica tradici¨®n industrial y comercial para incorporarnos al futuro como potencia de "txaranga y trikititxa".
Por otra parte, si vamos a contar lo que se aporta, tendremos que descontar lo que se va. El se?or Springsteen y su productora se supone que no han actuado gratis y desde luego, no son vascos. Algo se habr¨¢n llevado. ?Cu¨¢nto?... Pongamos que "Y", de modo que los decrementos imputables al concierto ser¨ªan "Z", es decir, "X" (valor de la cesi¨®n gratuita) + "Y" (factura del artista) y los ingresos netos incorporados al PIB vasco ser¨ªan el resultado de multiplicar 3.400 (asistentes for¨¢neos calculados) por una cifra estimada de gasto que, por no discutir, admitir¨ªa que entre comida, transportes, entrada y potes previos (como dice el BEC) puede alcanzar unos 150 euros (cifra tan sin fundamento como cualquier otra, aunque no llega a la osad¨ªa de contar dos veces el IVA, como hacen los analistas del BEC) o sea, unos 510.000 euros. De manera que el mencionado "impacto" neto sobre el PIB vasco quedar¨ªa en (510.000-"Z").
Bien, supongamos que "Z" es mayor que 510.000. En tal caso, desde el punto de vista econ¨®mico, la contrataci¨®n de Bruce Sprigsteen en los t¨¦rminos en que se llev¨® a cabo fue ruinosa. Imaginemos que, por el contrario, "Z" es menor que 510.000, es decir, que podemos detectar un efectivo incremento neto del PIB vasco como consecuencia del concierto. Ante ello, s¨®lo cabe efectuar una objeci¨®n y una sugerencia. La objeci¨®n tiene que ver con un principio de igualdad en el acceso a los bienes p¨²blicos. En efecto, si en virtud de su impacto econ¨®mico la Administraci¨®n suministra bienes o servicios p¨²blicos gratuitos a alguna empresa sin sujeci¨®n a una normativa transparente previamente conocida, ?c¨®mo puede ser que no se otorgue una ayuda de similares caracter¨ªsticas al resto de empresas clientes del BEC, desde la Feria de M¨¢quina-Herramienta (de reconocido impacto sobre la econom¨ªa vasca) hasta cualquier otra?
Y, para terminar, la sugerencia. Si el objetivo del BEC consiste en promover el incremento de la riqueza a trav¨¦s del uso de sus locales y se demuestra que el ¨®ptimo resultado se obtiene mediante su cesi¨®n gratuita, la consecuencia no puede ser otra que el establecimiento de una pol¨ªtica de gratuidad generalizada. Pretender cobrar, siquiera los costes directos incurridos y la amortizaci¨®n, resultar¨ªa parad¨®jicamente contrario a la econom¨ªa vasca. ?Y eso, nunca!
Rafael Iturriaga Nieva es miembro del Tribunal Vasco de Cuentas P¨²blicas.
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