"Para crear hay que encontrar lo que te hace ¨²nico"
No suele almorzar, sobre todo porque recuerda con nostalgia las comidas de su tierra, la actual Rep¨²blica Checa, demasiado copiosas pero con una c¨¢lida sobremesa que en nada se parecen al veloz bocadillo con un caf¨¦ de los holandeses. As¨ª que hace una excepci¨®n y elige un restaurante de moda en La Haya, con una original mezcla de cocina japonesa y gala. Llega en bicicleta, vestido de manera informal y listo para el ensayo posterior de una de sus coreograf¨ªas m¨¢s recientes para el Nederlands Dans Theater (NDT), Alas de alquitr¨¢n. Jir¨ª Kyli¨¢n (Praga, 1947), que fue su director art¨ªstico durante 25 a?os, ha compuesto bailes legendarios como Sinfonietta, con m¨²sica de Leos Jan¨¢cek, y sigue haci¨¦ndolo en la compa?¨ªa holandesa, tampoco bebe antes de trabajar. Esta vez, de todos modos, no se resiste a acompa?ar el pez lim¨®n crudo que ha pedido con uno de sus vinos favoritos, un blanco del Somontano. Da un sorbo, espera a que la mesa est¨¦ puesta y proclama lo orgulloso que est¨¢ de haber convertido el NDT -como llama al conjunto- "en un foco de gente creativa del que han salido por lo menos 15 core¨®grafos repartidos hoy por Europa, Asia y Estados Unidos".
El gran core¨®grafo quiso ser zapatero y acr¨®bata, pero con 6 a?os empez¨® a bailar
Uno de ellos es el espa?ol Nacho Duato, al que dedicar¨¢ sentidos elogios, pero antes expone su visi¨®n de lo que debe tener un buen core¨®grafo para destacar. ?l, que de peque?o quiso ser zapatero, acr¨®bata o director de orquesta y empez¨® a bailar a los nueve a?os, exige un gran esfuerzo intelectual, f¨ªsico y emocional a sus alumnos. "Eso les llevar¨¢ a descubrir su voz en el movimiento que les defina. El que nadie m¨¢s posea y les haga ¨²nicos". Es un desaf¨ªo no apto para todos los bailarines, porque algunos prefieren buscar su singularidad interpretando la obra de otros. "Bailar nada m¨¢s es una buena ruta, pero cuando alguien me dice que desea avanzar y adentrarse en la coreograf¨ªa, le apoyo sin pensarlo". Con Duato no tuvo dudas. "Desde el primer momento supe de su calidad", dice del actual director de la Compa?¨ªa Nacional de Danza.
La a?oranza del principio le visita de nuevo mediado el almuerzo al evocar su salida de Praga camino del Ballet de Stuttgart y luego de Holanda. "La patria est¨¢ all¨ª donde viven tus amigos, y yo sab¨ªa que no regresar¨ªa cuando dej¨¦ mi casa el 28 de agosto de 1968. Fue una semana despu¨¦s de la invasi¨®n sovi¨¦tica y tom¨¦ el ¨²ltimo tren que part¨ªa de un pa¨ªs abandonado a su suerte por los poderes occidentales. Si hubi¨¦ramos tenido petr¨®leo, Estados Unidos habr¨ªa intervenido de inmediato". Pronunciado con la fortaleza de los que se han visto obligados a ser ap¨¢tridas y tener un pasaporte provisional, "que parec¨ªa una esquela f¨²nebre", el peque?o discurso se transforma enseguida en broma: "Lo que s¨ª ten¨ªamos era cerveza; las famosas pilsner". Dicho lo cual, alaba a su madre Mark¨¦ta, de 95 a?os, antigua bailarina e implacable cr¨ªtica, y se estira en la silla con poderosa suavidad. Un curioso contrasentido para cualquiera ajeno al baile. A cambio del postre, que no pide, avanza el t¨ªtulo de su nueva coreograf¨ªa. Es El gemelo desaparecido, donde reflexiona sobre las obras inacabadas: "Como la vida misma, una tarea nunca completa".
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