La profec¨ªa
En Almonte el presidente Chaves, con Rodr¨ªguez Zapatero, respondi¨® el mi¨¦rcoles a la defensa que los obispos cat¨®licos han hecho de la familia cat¨®lica: "Las familias cristianas espa?olas", dijo Chaves, "no tienen un concepto de familia tan integrista, arcaico y ultraconservador como algunos obispos y cardenales espa?oles". Me figuro que Chaves pensaba en la mayor¨ªa de las familias de Espa?a, y que no expresaba su intuici¨®n sobre una confesi¨®n religiosa en particular. Las religiones, m¨¢s all¨¢ de los dioses, consisten en costumbres y reglas de vida, mitos y ritos compartidos, un calendario, una manera de hablar, de comer. Aunque lo neguemos, aqu¨ª la inmensa mayor¨ªa somos cat¨®licos, si nos aplicamos la l¨®gica que aplicamos a jud¨ªos y musulmanes. Conozco a un escritor neoyorquino, jud¨ªo, ni creyente ni practicante, que es considerado jud¨ªo por nacer en familia jud¨ªa, como consideramos musulmanes a los individuos de ¨¢mbitos musulmanes. Pero nosotros, aunque hayamos nacido y crecido inmersos en la pegajosa compota cat¨®lica, no nos consideramos cat¨®licos. Adem¨¢s de cat¨®licos, nosotros somos especiales.
La patrona de Almonte es Nuestra Se?ora del Roc¨ªo, uno de los emblemas de la soldadura oficial de la Iglesia cat¨®lica con la sociedad espa?ola. La Iglesia cat¨®lica tiene sus normas y sus dogmas, que repite siempre que puede a pesar de que poqu¨ªsimos le hagan caso en la pr¨¢ctica. Lo admirable es la sorpresa que provoca esa Iglesia que repite lo mismo una y otra vez. Ni siquiera es asombroso que monte en Madrid una gran manifestaci¨®n para declarar fuera de la ley a todo el que no piensa como la Iglesia cat¨®lica, pues la Iglesia cat¨®lica es especialista en el arte de montar espectaculares demostraciones p¨²blicas, hasta el punto de tener una importancia fundamental en la historia del teatro y de la guerra en Occidente. Y sus ideas sobre el sexo son tan conocidas como sus tesis sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado.
Echo de menos que, cada vez que la Iglesia cat¨®lica repite que quien no asume sus leyes est¨¢ fuera de la ley, alguien se limite a recordar que la Iglesia cat¨®lica es una confesi¨®n religiosa entre otras, con la peculiaridad de que su concepci¨®n del mundo es totalitaria, y que puede decir lo que se le ocurra. El que quiera seguirla, que la siga. Obligado no est¨¢ nadie, por el momento. El caso es que en Espa?a nunca terminan de separarse la Iglesia y el Estado, y, cuando los cardenales hablan, es como si hablara el Consejo de Estado o el Tribunal Constitucional. Andaluc¨ªa es uno de los mejores escenarios para ver incesantemente la alianza espa?ola del Altar y el Trono, del Estado y su Iglesia, en misas y procesiones escoltadas por militares armados, con altos mandos del Ej¨¦rcito que ofrendan sus bandas a la Virgen, y alcaldes con b¨¢culo de servidor de Cristo, y crucifijos en oficinas de funcionarios p¨²blicos.
Esto no cambiar¨¢ nunca. El gobierno socialista de Rodr¨ªguez Zapatero, detestado por la c¨²pula episcopal, es precisamente el que m¨¢s ha protegido la indisoluble uni¨®n matrimonial de catolicismo y Estado, y el ¨²ltimo Estatuto andaluz privilegia a la Iglesia cat¨®lica sobre cualquier otra confesi¨®n. ?No cambiar¨¢ nunca? Las noticias que llegan de las largas elecciones presidenciales en EE UU dicen que Barack Obama se ha puesto en Iowa al frente de los candidatos dem¨®cratas. Yo, hasta ahora, cre¨ªa en la profec¨ªa de Morrissey, el antiguo vocalista de los Smiths: "Am¨¦rica, tierra de la libertad, dicen ellos, y de las oportunidades, pero donde el presidente nunca es negro, ni mujer, ni gay", cantaba en su confesi¨®n Am¨¦rica no es el mundo. ?Se romper¨¢ la profec¨ªa de Morrissey? En el partido contrario, el republicano, va ganando un blanco, Mike Huckabee, pastor de la iglesia evang¨¦lica, y no s¨¦ si esto es un signo del triunfo mundial de la religi¨®n o de las doctrinas de vida sana: el pastor, que estaba gordo, ha perdido 50 kilos y se ha hecho corredor de maratones.
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