Ram¨®n Sampedro sigue en casa
En una d¨¦cada no se cumpli¨® su deseo de ser incinerado y aventado
Hoy, los Sampedro comer¨¢n callos, uno de los platos preferidos de Ram¨®n. Su cu?ada, Manuela Sanl¨¦s, suele preparar cocido los domingos porque es el d¨ªa en el que se junta toda la familia en la casa de Xu?o (Porto do Son, A Coru?a). Ella y Jos¨¦, el hermano de Ram¨®n, los 13 nietos y cinco de los seis hijos, Lola, Manola, Rosa, Luis y Maril¨ªn, porque Jos¨¦ Ram¨®n, el mayor, trabaja de alba?il en Nueva York. Pero el cocido requiere unos tiempos. El cocido es posesivo, pide mimos "toda la ma?ana", y Manuela tiene comprometida la ma?ana. La familia estar¨¢ en el homenaje que le han organizado al "Padrino" y volver¨¢ a comer los callos con el tiempo justo. En la mesa no se har¨¢ nada especial. Ni brindis ni oraciones ni recordatorios del d¨¦cimo aniversario de su muerte. "Es que Ram¨®n no se fue. Ram¨®n sigue en casa".
"?Incinerarlo? ?Ni hablar!", contesta airada la cu?ada de Ram¨®n a la propuesta
El cuarto de Sampedro no se puede fotografiar por los derechos de la pel¨ªcula
La que esto dice es Manuela, que a continuaci¨®n invita a subir las escaleras para ver el cuarto de Sampedro, intacto, venerado como un santuario. "?Hola, Padrino!", saluda al entrar, y en el acto proh¨ªbe hacer fotos "por los derechos de la pel¨ªcula". No sabe cu¨¢ndo Amen¨¢bar abrir¨¢ la veda. Los veleros, el p¨®ster de Neruda, cintas, libros y m¨¢s libros, el tel¨¦fono con manos libres de madera, su ca?a-bol¨ªgrafo, su pasador de hojas y otros inventos como el atril, con las ¨²ltimas letras que dej¨®: "Es una aberraci¨®n negar la propiedad m¨¢s privada. Nuestra patria y reino personal. Nuestro cuerpo, vida y conciencia. Nuestro universo. Querida familia, siento haber tenido que dejaros..., lo que comenten o calumnien los necios y enemigos".
Los ¨²nicos cambios han sido un gato de peluche que ha venido a ocupar el hueco del Padrino en la cama y la alegr¨ªa blanca que cuando Ram¨®n viv¨ªa era diminuta y, una d¨¦cada despu¨¦s, en el mismo raqu¨ªtico tiesto, ha ido prosperando sin cuidados. Llegado este grado de confianza, cuando la familia ha abierto su coraz¨®n a los extra?os intern¨¢ndolos en el templo, parece momento de espetar la pregunta: "?Y qu¨¦? ?Acceder¨¢n a incinerar a Ram¨®n para cumplir su voluntad de ser esparcido en el monte de A Curota y en la playa de As Furnas?". "?Incinerarlo? ?ni hablar!", contesta airada la cu?ada.
El ambiente se vuelve a enfriar. Menos mal que abajo, donde aguarda Jos¨¦, est¨¢ prendida la cocina de hierro. Ram¨®n era "un gran psic¨®logo" que, seg¨²n su mejor amigo, el miembro de Derecho a Morir Dignamente (DMD) Pepe Vila, a cada cual le dec¨ªa lo que cada cual quer¨ªa escuchar. Engatusaba a todos y al cabo a todos les hincaba la gran cuesti¨®n: "?Y t¨² me ayudar¨ªas?" As¨ª enamor¨® a Ramona Maneiro, que al final fue quien le ayud¨®. "Los hombres, con las mujeres, ya se sabe, si queremos algo mentimos un poquito", confiesa Pepe.
Sampedro le coment¨® a Ramona que quer¨ªa ser incinerado. Que sus part¨ªculas deber¨ªan aventarse entre A Curota, As Furnas y la playa de enfrente de la casa de ella. Por su parte, Vila asegura que "en su testamento y hasta en sus poemas", Sampedro dej¨® claro que quer¨ªa que lo quemasen, pero que por cuestiones judiciales, despu¨¦s de "un escarnio de autopsia", dio con sus zurcidos restos en un nicho, emparedado entre su padre y su madre.
Aprovechando el homenaje, DMD quiere proponerle a la familia que cumpla el ¨²ltimo deseo de Sampedro. Pero Manuela ya se adelanta para decirle que no se moleste. El 10 de enero de 1998, dos d¨ªas antes su muerte, Ram¨®n llam¨® a Jos¨¦ al piso de Boiro al que se hab¨ªa mudado con Maneiro. Le invit¨® a "un co?ac franc¨¦s de la tira de a?os". Una copa, otra y otra. Y luego le hizo prometer "que nunca denunciar¨ªa a Ramona si a ¨¦l le pasaba algo". Despu¨¦s, dej¨® caer: "Me pod¨¦is incinerar". Pero al ver la cara que se le quedaba a su hermano, a?adi¨®: "Si no, mira, haced lo que vosotros quer¨¢is". Y a esta frase se sigue aferrando la familia.
Han pasado 10 a?os y Antena 3 se ve mejor que aquel 4 de marzo del 98 en que la cadena emiti¨® el v¨ªdeo de la muerte de Sampedro a la hora de la cena. La familia no logr¨® sintonizar la se?al. En realidad, esto es lo ¨²nico que ha cambiado en la casa, porque Manuela, como si hubiera sido ayer, sigue encendi¨¦ndose cuando se le menta a Ramona, esa "asesina" que le neg¨® la muerte pl¨¢cida en casa, cogido de la mano de su padre y su cu?ada, escuchando Tannh?usser. Esa "lagarta" que no recibi¨® el cianuro de Barcelona, como dijo, sino que compr¨® "matarratas" en la farmacia "y luego", relata Jos¨¦, "a¨²n fue a Ribeira para que le dijesen qu¨¦ cantidad acababa con un hombre y as¨ª ahorrar el resto para hacer otros servicios. La agon¨ªa de Ram¨®n fue m¨¢s larga y dolorosa por su culpa".
Hace tres a?os que prescribi¨® el delito y Ramona cont¨® su versi¨®n en televisi¨®n y en un libro. "Pongo en el vaso la cantidad de agua que ¨¦l me dice. Le echo aquella cantidad de cianuro, le pongo la pajita y se lo dejo donde ¨¦l quiere". Era el deb¨² de Ana Rosa en Tele 5, y Ramona, que fue abuela a los 36, el mismo a?o que muri¨® Sampedro, lograba la m¨¢xima audiencia despu¨¦s de una vida de ninguneos. Ten¨ªa derecho a una pizca de gloria, tan ef¨ªmera que ya no queda ni rastro. Hoy, seg¨²n cuenta, vive de la pensi¨®n de viudedad de su "suegra", 493 euros.
Despu¨¦s de lo de Ram¨®n, Maneiro descubri¨® su vocaci¨®n de enfermera y, "sin t¨ªtulo ni nada", atendi¨® a cinco personas. Ahora vive "arrimada con Manolo" y cuida de la madre de ¨¦l. En la casa de A Ribeiri?a, en A Pobra, terminaron conviviendo todos con los padres de ella, Ramona e Isolino. Pero Isolino, despu¨¦s de una larga enfermedad, muri¨® esta semana agarrado de la mano de su hija. Desde lo de Sampedro, Ramona se ha propuesto hacerles m¨¢s agradable el tr¨¢nsito a los que se le van. "?Fue una despedida tan chula, y pap¨¢ march¨® tan tranquilo con mis caricias!", dec¨ªa el d¨ªa del entierro. "Es la cosa m¨¢s bonita ayudar a una persona. Y el que llame asesinato a la eutanasia es que no tiene verg¨¹enza... A Ram¨®n no han sido capaces ni de cumplirle los deseos despu¨¦s de muerto".
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