El pol¨ªtico que nunca mand¨®
Los 81 a?os de viaje al centro de V¨ªctor Moro, el galleguista m¨¢s deseado
"Nunca fui un pol¨ªtico profesional, aunque s¨ª vocacional, porque siempre defend¨ª un lugar al sol de Espa?a para el progreso de Galicia". V¨ªctor Moro Rodr¨ªguez (Ribadeo, 1926) fue homenajeado en Vigo por Caixa Galicia en un multitudinario acto de agasajo que dej¨® en evidencia a la ciudad en la que vive y por la que se desvive desde hace m¨¢s de 50 a?os. Institucionalmente, Vigo nunca ha reconocido p¨²blicamente al que fuera el primer y m¨¢s votado candidato a la alcald¨ªa (por la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico) en las elecciones municipales que inauguraron la democracia, en 1979.
"A los 17 a?os sal¨ª de Ribadeo con una alforja tan vac¨ªa de contenidos como llena de esperanzas", relat¨® Moro ante las m¨¢s de 400 personas que le ovacionaron. Ha sido en los a?os 70 y 80 el l¨ªder m¨¢s deseado por el galleguismo de centro, en el intento de replicar la mayor¨ªa social que domina Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco. Pero nunca quiso asumir poder pol¨ªtico en la Xunta, por no estar dispuesto a "pelearse por el sill¨®n con los pol¨ªticos profesionales". Como vino se fue de Coalici¨®n Galega, del Ayuntamiento de Vigo o del Congreso de los Diputados y sigue "ligado al Banco de Espa?a en el afecto". 25 a?os de trabajo y afecto.
"Nunca fui un pol¨ªtico profesional, aunque siempre lo ser¨¦ vocacional"
Moro fue el primer diputado en pedir la autonom¨ªa de Galicia a las Cortes
En los 70 perteneci¨® a la junta democr¨¢tica que, clandestinamente, buscaba salidas al franquismo agonizante. En 1978 fue el primer gallego que pidi¨®, en el Congreso de los Diputados, un Estatuto de Autonom¨ªa para Galicia. "Fue el primero en hacerlo en sede parlamentaria, tras un debate de seis horas con Manuel Mar¨ªn [PSOE], tras el que Felipe Gonz¨¢lez pregunt¨®: Qui¨¦n ha mandado meterse con Moro", recuerda el periodista Bieito Rubido, encargado de compendiar la vida p¨²blica del economista gallego, durante el homenaje celebrado el jueves en el Club Financiero de Vigo.
Resulta curioso que Moro sea recordado por lo que no quiso ser. Porque fue muchas cosas: el primero de su promoci¨®n de economistas del Banco de Espa?a (1948) donde lleg¨® a subdirector general; director general de la Pescanova de Jos¨¦ Fern¨¢ndez; subsecretario general de Pesca, autor del Real Decreto que origin¨® las empresas pesqueras mixtas o del primer acuerdo pesquero con Marruecos. El director de Caixa Galicia, Jos¨¦ Luis M¨¦ndez, le coloc¨® la medalla de oro y brillantes de la entidad, destacando su influyente papel de defensa de Galicia, "nunca desde una visi¨®n localista, sino de conjunto".
"Hago votos por la prosperidad de Galicia y sus instituciones", se?al¨® el homenajeado. Moro acu?¨® el t¨¦rmino oro blanco para definir la riqueza energ¨¦tica de Galicia y, aunque fue durante a?os consejero de Uni¨®n Fenosa, nunca dej¨® de acusar a las el¨¦ctricas de "expolio" hacia su tierra.
"La historia de la pol¨ªtica econ¨®mica moderna del Banco de Espa?a y de las negociaciones de ingreso de Espa?a en la Uni¨®n Europea no pueden entenderse sin la figura de V¨ªctor Moro", explic¨® el catedr¨¢tico Juan Velarde, uno de los ide¨®logos de la derecha econ¨®mica espa?ola y presidente la Fundaci¨®n Fraga.
Moro es hoy presidente de la consultora Solventis y de la distribuidora Vima, compa?¨ªas gestionadas por sus tres hijos. Y contin¨²a siendo un fan¨¢tico observador y columnista eventual de la actualidad pol¨ªtica gallega. Pero, sobre todo, es un hombre preocupado por la falta de luz en la clase dirigente de Vigo. "Conoc¨ª aquel Vigo esplendoroso de los a?os 60, el despegue de la Pescanova de don Jos¨¦ Fern¨¢ndez, el puente de Rande con el que so?aba Gerardo Campos", evoca Moro, quien no puede concebir que la mayor ciudad gallega carezca hoy de una l¨ªnea directa de AVE con Madrid o que se sigan poniendo trabas a la creaci¨®n de un ?rea Metropolitana de Vigo.
Moro no gobern¨®, pero influy¨® m¨¢s que la mayor¨ªa de los pol¨ªticos gallegos. Ma?ana pasar¨¢ por el quir¨®fano para que su pierna derecha vuelva a caminar sin bast¨®n. Y, a sus 81 a?os, volver¨¢ a influir. Porque mandar, manda quien quiere.
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