Los pa¨ªses pobres de la UE podr¨¢n contaminar m¨¢s que los ricos
La Comisi¨®n Europea fija un nuevo reparto de emisiones de CO2 para 2012
Ha llegado la dolorosa hora del reparto. Tras meses de grandes palabras y de presentarse ante el mundo como la campeona en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, la Uni¨®n Europea tiene ahora que dejar por escrito c¨®mo va a cumplir los ambiciosos objetivos que se ha marcado -recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero de un 20% para 2020 respecto a los niveles de 1990- una vez que expire el protocolo de Kioto en 2012, y, sobre todo, explicar c¨®mo los Veintisiete van a ser capaces de conseguir que, tambi¨¦n en 2020, el 20% de la energ¨ªa que consuman provenga de fuentes renovables; un objetivo muy dif¨ªcil de alcanzar para algunos pa¨ªses.
Los derechos de emisi¨®n se fijar¨¢n seg¨²n el PIB 'per c¨¢pita' del pa¨ªs
Al menos dos tercios del total de los permisos ser¨¢n subastados
Despu¨¦s de intensas semanas de consultas con los Estados y la industria, la Comisi¨®n Europea pondr¨¢ sobre la mesa un paquete legislativo el 23 de enero, a cuyo borrador ha tenido acceso este diario, que fija los criterios de reparto del recorte de emisiones de gases contaminantes y los complejos mecanismos que deber¨¢n aplicar los Veintisiete. Las propuestas legislativas deber¨¢n contar con la aprobaci¨®n del Consejo Europeo y el Parlamento.
El texto, sujeto a modificaciones de ¨²ltima hora y en el que a¨²n no figuran las cifras exactas que corresponden a cada pa¨ªs, indica que las reducciones se asignar¨¢n "teniendo en consideraci¨®n el PIB por habitante de los Estados miembros". Es decir, los pa¨ªses ricos estar¨¢n obligados a reducciones importantes, mientras que los menos desarrollados, principalmente los nuevos socios del Este, podr¨¢n incluso aumentar sus emisiones respecto a las de 2005, el a?o de referencia que maneja Bruselas para el escenario post-Kioto. Tendr¨¢n, sin embargo, un l¨ªmite: no podr¨¢n superar el 20% respecto al nivel de hace tres a?os.
Este criterio se aplicar¨¢ para sectores como la vivienda, la agricultura, el transporte o el comercio. Forman parte del llamado sistema de comercio de emisiones por el que las empresas pueden comprar y vender derechos de emisi¨®n de gases contaminantes. La industria pesada tendr¨¢ objetivos sectoriales que se aplicar¨¢n a todos los pa¨ªses por igual para evitar que las empresas de un pa¨ªs tengan ventajas sobre otros y para desincentivar las deslocalizaciones.
Una de las novedades del nuevo sistema de comercio de emisiones, que se presentar¨¢ tambi¨¦n dentro de 10 d¨ªas, es que a partir de 2013 las empresas tendr¨¢n que pagar para adquirir la mayor parte de los derechos de emisi¨®n en lugar de recibirlos gratis de los Estados, como hasta ahora. "Al menos dos tercios del total de los permisos ser¨¢n subastados", dice el texto en el que Bruselas realiza un poco frecuente ejercicio de autocr¨ªtica y reconoce que en la primera fase (2005-2007) los Estados "concedieron demasiados" permisos de emisi¨®n, lo que provoc¨® que muchas compa?¨ªas no se vieron obligadas a reducir los gases que vert¨ªan a la atm¨®sfera y adem¨¢s se enriquecieron vendi¨¦ndolos.
Bruselas se propone mejorar este complejo sistema poniendo precio a los derechos de emisi¨®n, aunque algunos sectores como la aviaci¨®n no tendr¨¢n que pagar parte de estos derechos durante los primeros a?os. La Comisi¨®n otorgar¨¢ a cada pa¨ªs una cierta cantidad de derechos de emisi¨®n, tambi¨¦n en funci¨®n del PIB per c¨¢pita.
Ante la preocupaci¨®n que ya ha manifestado la industria, Bruselas se compromete a revisar el sistema dentro de tres a?os y conceder nuevos permisos gratuitos si las empresas europeas pierden terreno en el mercado mundial por exigencias ambientales.
Junto a los recortes de emisiones, el impulso de las energ¨ªas renovables y de los biocombustibles es el otro pilar de la pol¨ªtica europea de lucha contra el cambio clim¨¢tico, con el que adem¨¢s Bruselas pretende reducir la dependencia energ¨¦tica de pa¨ªses como Rusia y crear trabajo.
El paquete legislativo fija las reglas para alcanzar el objetivo de que el 20% de la energ¨ªa que se consuma en la UE provenga de fuentes renovables -actualmente ronda el 8,5%- y de que el 10% del transporte se alimente de biocombustible. Tambi¨¦n en las renovables se tendr¨¢ en cuenta el crecimiento econ¨®mico de los pa¨ªses a la hora del reparto a partir de una cifra ¨²nica que todos deber¨¢n cumplir. El trasiego de cr¨¦ditos de emisi¨®n se extiende tambi¨¦n al cap¨ªtulo de renovables, lo que ha provocado el rechazo de parte de la industria, de las ONG y de Gobiernos como Alemania o Espa?a, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a la negociaci¨®n.
La idea es que las empresas europeas puedan comprar y vender entre s¨ª una especie de cr¨¦ditos que permiten a los que los compren apuntarse su cuota de renovable aunque no generen este tipo de energ¨ªa. Gobiernos e industrias critican este sistema por considerar que distorsionar¨¢ los mercados nacionales.
Grupos ecologistas lamentan que la UE haya adoptado la cifra global de reducci¨®n del 20% cuando del consenso cient¨ªfico se desprende que es necesaria una reducci¨®n del 30% para limitar el calentamiento del planeta a dos grados cent¨ªgrados. La coordinadora de cambio clim¨¢tico de Greenpeace en Bruselas, Mahi Sideridou, asegura que "la UE ha adoptado una cifra arbitraria que adem¨¢s es inferior al 25-40% que se acord¨® en Bali para los pa¨ªses industrializados".
El borrador de directiva explica, sin embargo, que en caso de alcanzarse un acuerdo internacional para reducir las emisiones en un 30%, "la Comisi¨®n deber¨¢ ajustar los l¨ªmites de emisi¨®n de los Estados miembros" sobre la base de un nuevo pacto global pos-Kioto.
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