Sopapos y fichajes
Las zancadillas, emboscadas y navajazos para figurar en las listas del 9-M han causado ya esta semana las primeras bajas dentro de los grandes partidos, cuyos privilegios institucionales por razones de antig¨¹edad les otorgan ventajas competitivas en el proceso electoral -desde los espacios gratuitos en televisi¨®n hasta las subvenciones presupuestarias- respecto a reci¨¦n llegados como UPyD. La ley de igualdad efectiva de g¨¦neros promulgada en marzo de 2007 ha introducido la nueva obligaci¨®n -ensayada en los recientes comicios locales- de que las candidaturas electorales ofrezcan una "composici¨®n equilibrada" de mujeres y hombres: un m¨ªnimo, el 40% de la lista, que deber¨¢ mantenerse en cada tramo de cinco puestos.
La incorporaci¨®n de Pizarro a las listas del PP qued¨® devaluada por el rechazo de la oferta de Ruiz-Gallard¨®n
La marginaci¨®n de diputados y senadores que ocuparon esca?os del PSOE y del PP en la anterior legislatura responde generalmente a criterios disciplinarios y de lealtad malamente disfrazados de ret¨®rica generacional. Algunos parlamentarios como Manuel Mar¨ªn, cuya ca¨ªda en desgracia fue descort¨¦smente pregonada hace meses (el interesado conoci¨® la sentencia por unas declaraciones de su eventual sucesor en la presidencia del Congreso, Jos¨¦ Bono), han optado por hacer de la necesidad virtud y han renunciado orgullosamente a un honor que les hab¨ªa sido negado con poca delicadeza de antemano.
El traslado forzoso desde el asiento delantero de una circunscripci¨®n considerada un feudo propio por el conductor hasta un estrapont¨ªn del coche-escoba madrile?o -as¨ª le ocurre a Zaplana- constituye un castigo encubierto. El desplazamiento a un puesto en las listas cerradas y bloqueadas del Congreso que ponga en peligro el esca?o es un preaviso de exilio. Las listas abiertas de la C¨¢mara alta tambi¨¦n encierran secretos: la inicial del apellido de los candidatos suele decidir -a favor de las primeras letras del alfabeto- la plaza de senador reservada a las minor¨ªas.
Las variantes de remoci¨®n semisilenciosa en las listas de antiguos parlamentarios pretenden mantener la disciplina partidista sin provocar efectos perversos. La experiencia ense?a que el electorado se distancia de las formaciones pol¨ªticas desgarradas por las divisiones internas. El estruendoso sopapo propinado en presencia de Esperanza Aguirre -una escena circense de payasos- por Rajoy a Ruiz-Gallard¨®n, que vio despreciada su petici¨®n de entrar en las listas del Congreso, fall¨® contra el alcalde de Madrid su pleito personal, ideol¨®gico y pol¨ªtico con la presidenta de la Comunidad. Los beneficios logrados la v¨ªspera por el efecto Pizarro -el fichaje del antiguo presidente de Endesa que se enfrent¨® con el Gobierno como David con Goliat en la OPA de Gas Natural- quedaron devaluados por este episodio, revelador de la escasa consideraci¨®n del presidente del PP hacia la autoestima y dignidad de sus correligionarios. La derrota de Ruiz-Gallard¨®n significa, en ¨²ltima instancia, el aplastamiento del sector centrista del PP por la apisonadora ultramontana. -
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