Gallard¨®n sentimental
Querido alcalde: no sabe cu¨¢ntos madrile?os se identifican con usted en estos momentos, y c¨®mo ha calado en los corazones de los que no se sienten queridos por sus jefes, por su pareja, por los compa?eros. No sabe c¨®mo le comprende ese empleado que se ha dejado las pesta?as para ahorrarle dinero a la empresa y tiene que ver c¨®mo le conceden su anhelado ascenso a otro y encima no puede poner mala cara para no ser tachado de envidioso y poco deportivo; porque adem¨¢s al humillado se le exige ser muy generoso y desearle buena suerte a quien ya la tiene sobradamente, incluso se le pide que le preste todo su apoyo. ?Por qu¨¦?, ?por qu¨¦ no yo?, se pregunta, y aunque ¨ªntimamente sepa la respuesta no podr¨¢ se?alar a nadie con el dedo para no quedar como un rencoroso vengativo, lo que todav¨ªa empeorar¨¢ m¨¢s su imagen, ya deteriorada por el estigma de no ser deseado.
Algunos asistimos at¨®nitos al descubrimiento del mundo emocional de nuestro alcalde
El rechazado, el apartado del grupo, ha de comportarse como si no hubiese sido rechazado, fingiendo que no se ha dado por enterado, como si estuviese por encima del bien o del mal o como si ¨¦l considerase que semejante vejaci¨®n en realidad no se le ha infligido a ¨¦l, sino a ese otro que los humilladores, vejadores y rechazadores tienen en su malvada mente. Adem¨¢s, el decoro le exigir¨¢ no quejarse y no tener la mala leche de hacer sentirse culpables a quienes le han dado la patada en el culo refreg¨¢ndoles su presencia por los ojos. Para que esas personas no se sientan inc¨®modas y no tengan que pasar por el trago de esquivar su mirada y su saludo (qu¨¦ pat¨¦tico, ?verdad?) lo ideal ser¨ªa desaparecer del mapa. De ah¨ª que se haya inventado la f¨®rmula de que la v¨ªctima no pueda enterarse de exactamente qui¨¦n es su verdugo y que su dolor se diluya en un mar de sombras equ¨ªvocas y acabe algo paranoica.
Tendr¨¢ que hacer frente a la situaci¨®n y no esconderse, pasearse por la vida con la cabeza bien alta, sonrisa optimista y andares m¨¢s desenvueltos que nunca dejando claro que ¨¦l no es ¨¦se y que el da?o se lo han hecho a un fantasma producto de retorcidas fantas¨ªas. Ser¨¢ ¨¦ste un recurso de supervivencia para evitar mayores da?os y sufrimientos porque no hay nada que active m¨¢s la crueldad que la debilidad de la v¨ªctima. Todo el mundo sabe que pase lo que pase hay que mostrarse fuerte y due?o de la situaci¨®n y no permitir que el enemigo conozca el grado de flaqueza o debilidad de uno. As¨ª que hay que reconocer que Alberto Ruiz- Gallard¨®n le ech¨® un par de narices cuando en la presentaci¨®n de un libro de Fraga permiti¨® que se le saltaran las l¨¢grimas. Algunos asistimos at¨®nitos por televisi¨®n al descubrimiento del mundo emocional de nuestro alcalde, que se complet¨® con la tirada de toalla anunciada tiempo despu¨¦s por el asunto de su exclusi¨®n de las listas del PP al Congreso. El caso es que a partir de este momento sus sentimientos nos importan tanto o m¨¢s que los de los participantes de Fama o de Gran Hermano. A m¨ª particularmente lo que le est¨¢ ocurriendo me lo ha hecho m¨¢s cre¨ªble que cuando bailaba con Shakira, y el que no sea una roca impenetrable ni una m¨¢quina de generar mil palabras por segundo, m¨¢s cercano a ese ciudadano, que en cuanto sufra alguna injusticia a lo mejor le reconforta acordarse de ¨¦l.
Nadie se libra. Los agravios van de aqu¨ª para all¨¢ formando una selva enmara?ada de rencor y desd¨¦n que, en el fondo, es el que mueve o paraliza el mundo. Seg¨²n un art¨ªculo de la revista Quo, "en Estados Unidos, la sed de venganza contra el jefe lleva a diario a miles de trabajadores a sabotear los ordenadores de la oficina, poniendo en peligro la seguridad nacional o la econom¨ªa del pa¨ªs... Los ataques suelen consistir en la supresi¨®n de programas e informaciones importantes para la compa?¨ªa, y la introducci¨®n de pornograf¨ªa en sus p¨¢ginas web. Por supuesto, son an¨®nimos, y si llevan firma, corresponde a alg¨²n compa?ero, que cargar¨¢ con la culpa".
?No ser¨ªa conveniente hacer un test psicol¨®gico a quienes desempe?en cualquier puesto con poder sobre las carreras de otras personas para descartar que sean excesivamente vengativos? Porque cuando se tiene en la mano fastidiar a alguien e impedir que avance puede necesitarse muy poco: una negativa, una mirada indiferente, un desaire o porque cae mal. Aunque no es ¨¦ste el caso de los pol¨ªticos, cuya gran capacidad de amar se ha hecho visible y concreta a trav¨¦s de la empalagosa pareja Sarko-Carla.
A partir de ahora el pol¨ªtico es un ser sentimental al que contemplamos llorar, re¨ªr y enamorarse locamente (como si de personajes de un reality se tratara) desde nuestra endurecida vida de simples ciudadanos.
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