Los techos que albergan alumnos
EL PA?S revisa las instalaciones de algunos de los centros escolares m¨¢s conocidos, p¨²blicos y concertados, de Madrid, Valencia y Sevilla
?Est¨¢n los centros escolares en buenas condiciones? Los cuatro sucesos de las ¨²ltimas semanas llevan irremediablemente a hacerse esta pregunta. EL PA?S ha visitado algunos de los centros hist¨®ricos de las capitales de las comunidades aut¨®nomas en las que se han acumulado en los ¨²ltimos a?os m¨¢s protestas y sucesos: Madrid, Comunidad Valenciana y Andaluc¨ªa.
Las instalaciones del madrile?o colegio Nuestra Se?ora del Pilar est¨¢n impolutas. Ni un papel, ni una bolsa de golosinas en el suelo. El Pilar, el hist¨®rico colegio madrile?o que este curso celebra su centenario, revisa "cuidadosamente", seg¨²n su director, Ignacio Zabala, el edificio en el que estudian sus 1.900 alumnos. El centro, tradicionalmente privado pero que ahora es concertado, pide a los padres una donaci¨®n voluntaria de alrededor de 75 euros al mes por ni?o para mantener las instalaciones en buen estado. El Pilar adem¨¢s de una Iglesia neog¨®tica tiene un polideportivo subterr¨¢neo con una piscina cubierta, varias canchas de f¨²tbol y un gimnasio. Para cuidar de que todo est¨¦ correctamente tienen, seg¨²n el director, a un arquitecto que trabaja tambi¨¦n para otros ocho colegios marianistas como el suyo. Las instalaciones de otro de los centros hist¨®ricos de la capital, el IES Ramiro de Maeztu, no gozan de tan buena salud. El enorme colegio, cuna del equipo de baloncesto Estudiantes, necesita una mano de pintura en los pasillos de alguno de sus edificios, la fijaci¨®n de varias losetas de m¨¢rmol que andan sueltas y una reparaci¨®n de las aceras de las callecitas que recorren sus inmuebles. Las canchas deportivas est¨¢n bien. "Todo es mejorable", reconoce una responsable del centro, que explica que en junio pasado se pintaron y reformaron algunas partes.
M¨¢s antiguo que el Ramiro y que El Pilar es el Instituto San Isidoro, situado en pleno centro de Sevilla, que fue erigido en 1846 y es el decano de Andaluc¨ªa. Los responsables de este centro p¨²blico, por cuyas aulas han pasado desde escritores como Manuel Machado o los hermanos ?lvarez Quintero hasta un cient¨ªfico y Premio Nobel como Severo Ochoa, recalcan el buen estado de las instalaciones. El instituto -de secundaria y bachillerato- cuenta con una persona que revisa constantemente las instalaciones. Si descubre alguna deficiencia, se pone en contacto con un arquitecto de la Junta de Andaluc¨ªa. El centro ha recibido recientemente 200.000 euros para arreglar el suelo del patio donde los alumnos juegan al f¨²tbol, baloncesto y balonmano. "El suelo est¨¢ en mal estado. Hay desniveles en las losetas, con lo que, al correr, los alumnos pueden tropezar", comenta una responsable del centro. El patio estar¨¢ reformado este a?o; prev¨¦n las otras para Semana Santa o verano.
Pero no todos los centros, por hist¨®ricos que sean, lo tienen f¨¢cil. El Llu¨ªs Vives de Valencia es un ejemplo. Este instituto p¨²blico toc¨® fondo el nueve de febrero de 2005. Aquella ma?ana, dos empleados de Iberdrola entraron al cuarto de mandos, cortaron la electricidad, entregaron al conserje una factura de 4.500 euros y se largaron. El apag¨®n ilumin¨® el colapso del Vives: el primer instituto p¨²blico de Valencia, emplazado entre el Ayuntamiento y la Estaci¨®n del Norte, en el coraz¨®n de la ciudad, era incapaz de pagar la luz. O cambiar las puertas rotas de los lavabos. O reparar los techos que en varias aulas colgaban como p¨¢ginas de libros.
Una vez dado a conocer su estado, dos cosas jugaron a su favor: su notoriedad -lleva abierto desde 1870 y conserva parte de la estructura del primer colegio fundado en Espa?a por la Compa?¨ªa de Jes¨²s, en 1562- y ser el colegio electoral del presidente de la Generalitat. Los padres se movilizaron y ese verano, el Vives fue sometido a una "actuaci¨®n de choque".
Desde entonces, ayuda extraordinaria que ha solicitado su director, Llu¨ªs Piqueras, ayuda que generalmente ha llegado para pagar desperfectos cotidianos (una tuber¨ªa que revienta, una pared que se desconcha) hasta recuperar un aspecto respetable. Las inversiones menos austeras (ampliar el n¨²mero de ordenadores de la biblioteca) se financian por otras v¨ªas, como la de alojar ferias medievales en vacaciones.
Las cuentas de los centros concertados tampoco dan para muchos excesos en la Comunidad Valenciana, a tenor de lo que se?ala la direcci¨®n del San Juan Bosco, que gestionan los Salesianos: "Las partidas para la renovaci¨®n de material o para hacer obras de mejora son evidentemente insuficientes, lo que nos lleva a estar siempre en n¨²meros rojos. En general, cuando llegan ya est¨¢n gastadas". El centro es conocido en la ciudad por su fomento del deporte. "La sociedad nos pide cada vez m¨¢s servicios. Abrimos a las ocho el servicio de guarder¨ªa y cerramos casi a las diez de la noche. Los padres hacen contribuciones simb¨®licas de unos 10 euros y cada a?o perdemos poder adquisitivo", afirma el director. Parte de las reparaciones las pagan con el dinero que obtiene de los cursos de nataci¨®n y de alquilar su teatro.
Esta informaci¨®n ha sido elaborada por Mar¨ªa. R. Sahuquillo (Madrid), Santiago Belausteguigoitia (Sevilla) e Ignacio Zafra (Valencia).
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