"Carreras hubo siempre, pero esto es otra cosa y con Internet"
"Las carreras siempre han existido, aunque nunca tuvieron la trascendencia que ahora", comenta el experto Joaqu¨ªn Portabales. ?l las ha presenciado en Valencia, Sevilla o Marbella, "donde s¨ª puede hablarse de carreras ilegales organizadas, pero no en Galicia. De haberlas, creo que yo me hubiera enterado, pero lo que est¨¢ sucediendo es otra cosa que tambi¨¦n cobra m¨¢s trascendencia con Internet", a?ade.
Los excesos de velocidad son directamente comprobables en cualquier carretera por la que se circule, sin distingos en la edad de los conductores. Las estad¨ªsticas de siniestralidad son alarmantes en t¨¦rminos gen¨¦ricos, pero tampoco discriminan, salvo por el roce que pueda existir con el aumento de los accidentes participados por motos, las atribuibles a la tribu. Su conducci¨®n temeraria, sin embargo, est¨¢ fuera de toda duda.
Para el fiscal de Tr¨¢fico del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Alberto Rodr¨ªguez Fern¨¢ndez, las carreras temerarias son "conductas sumamente graves" que s¨®lo se pueden combatir desde la educaci¨®n y con sanciones, que se van endureciendo: ahora ya es delito lo que ven¨ªa siendo mera infracci¨®n administrativa. Tambi¨¦n se atacar¨¢ su propaganda en Internet.
Circuitos improvisados
Los presuntos circuitos de carreras ilegales puntean casi todo el mapa de Galicia. Pero eso s¨®lo indica la dispersi¨®n de los ¨¦mulos de Dom Toretto, que eligen puntualmente v¨ªas pr¨®ximas y conocidas para competir. Inicialmente se frecuentaron mucho los viales de los pol¨ªgonos industriales, pero la vigilancia de la Guardia Civil fue desplazando las preferencias de las tribus locales por esos escenarios estables hac¨ªa v¨ªas o parajes que suponen sin tr¨¢fico, ni vigilancias -los m¨®viles alertan, llegado el caso- como en Vigo la antigua carretera de Madrid o la subida a A Madroa, coronada por una estupenda pista para trabajar el rotonding despu¨¦s de ascender a todo gas por v¨ªas estrechas y en permanente curva a izquierda y derecha.
El rugido de los motores rompe el sue?o y da la alarma al vecindario, que avisa a la Polic¨ªa Local, pero ¨¦sta llega siempre necesariamente tarde. Igual que la Guardia Civil, por motivos parecidos. Luego se enteran por Internet, porque la tribu no quiere renunciar a su minuto de gloria y la red facilita el punto de encuentro donde saborearla. "Pos s¨ª, soy yo, joer. No hacemos nada malo, s¨®lo disfrutamos de los coches y sobre todo de la propulsi¨®n", se?ala un corredor en uno de los m¨²ltiples foros de Internet, patrocinados todos por las grandes marcas o empresas del sector de la automoci¨®n.
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