Con la resaca del batacazo
Inversores y 'brokers' viven pegados a la evoluci¨®n de Wall Street el d¨ªa despu¨¦s del derrumbe del Ibex 35
Doce hombres con camisa y corbata miran fijamente su ordenador. Son corredores de bolsa en Renta 4, una sociedad de valores con sede en Madrid. Gestionan carteras, compran y venden acciones. Atienden tres o cuatro monitores al mismo tiempo mientras sujetan como pueden el tel¨¦fono. Intercambian c¨®digos a voces mientras en sus pantallas parpadean valores. De fondo, en una televisi¨®n de plasma dos periodistas americanos gritan nerviosos. Son las 15.30 y la bolsa de Nueva York acaba de abrir. Tras la ca¨ªda de los mercados europeos y asi¨¢ticos del lunes, esperan inquietos la reacci¨®n norteamericana.
El d¨ªa anterior el denominado lunes negro fue duro, "pero en cuanto a llamadas, la cosa estaba m¨¢s tranquila. Ayer [por el lunes ]se vivi¨® la ca¨ªda y hoy el mercado empieza a reaccionar", asegura uno de los corredores. "Cuando habla quien ha hablado, todo empieza a moverse", explica otro de los brokers refiri¨¦ndose al anuncio de la Fed sobre la bajada de los tipos.
"Tras la ca¨ªda, el mercado empieza a reaccionar", cree un corredor de Bolsa
Se organizan por mesas seg¨²n sus ¨¢reas: gesti¨®n de carteras, renta fija, nacional e internacional. Trabajan por turnos, de ocho de la ma?ana a once de la noche. "Se?ores, esto se nos va para abajo", grita uno. EE UU abre en rojo. "Todav¨ªa queda mucha tarde en Norteam¨¦rica", zanja otro m¨¢s tranquilizador.
Fuera de la sala corre aire con menos adrenalina. En ocho mesas alineadas est¨¢n los comerciales. Aconsejan a los clientes particulares, a los "inversores de la calle", explican. "En d¨ªas como estos hay un gran volumen de llamadas. La gente quiere saber", comenta una asesora. Desde la planta de arriba los analistas les inundan con noticias, informes, estrategias...
Ricardo, cliente de la sociedad desde hace ocho a?os, prefiere calcular sus propios riesgos. Acude a la sala de clientes, una habitaci¨®n con ordenadores desde la que puede comprar o vender por Internet. "Para m¨ª es como un trabajo. Vengo a mirar las pantallas desde las 8 de la ma?ana hasta las 5 de la tarde", explica. Otros cuatro o cinco clientes suelen acompa?arle. "Ayer vino m¨¢s gente. Fue un d¨ªa de p¨¢nico. La ca¨ªda fue muy grande", se lamenta. Pero ha vivido momentos peores. "En el 2000, cuando la burbuja tecnol¨®gica explot¨®, ven¨ªamos 60 o 70 personas. La euforia y la rabia se contagiaban", recuerda. "Desde que lleg¨® Internet sin embargo, la gente vive estas cosas en casa", dice un asesor.
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