Fali, un h¨¦roe contra el fuego
Rafael Caro salv¨® a siete inmigrantes de un incendio en un barrio de M¨¢laga
Rafael Caro, de 24 a?os y vecino del barrio de Monte Pavero, al norte de M¨¢laga, no durmi¨® casi la noche del mi¨¦rcoles. Tampoco concili¨® bien el sue?o Ana Mari, su novia y madre de las dos hijas de la pareja, Naima, de cuatro a?os, y Siomar, de dos meses. Esa ma?ana, sobre las 9.00, Rafael, conocido por todos los vecinos como Fali, recibi¨® una llamada angustiada en su tel¨¦fono m¨®vil. Al otro lado Ana Mar¨ªa le dec¨ªa que volviera al barrio, que hab¨ªa un incendio en el primer piso del bloque en el que vive su madre. Fali no sab¨ªa que ah¨ª empezaba una peripecia que le convertir¨ªa, por m¨¦ritos propios y con el empuj¨®n de los medios, en el h¨¦roe oficial y orgullo de Monte Pavero, una de las barriadas m¨¢s humildes de la capital malague?a.
Fali repiti¨® ayer cuatro veces su proeza a petici¨®n de las televisiones
El joven, padre de dos ni?as, gana mil euros y tiene una hipoteca de 560
Mientras hablaba con su chica por el m¨®vil, Fali cogi¨® sin pens¨¢rselo dos veces la Renault Kangoo de Recambios San Alberto, el taller en el que trabaja como repartidor, y se present¨® a toda velocidad en la calle Genoveses. "All¨ª estaban mis colegas todo nerviosos. Yo cre¨ªa que se estaba quemando la casa de mi madre", rememora. Todo el bloque hab¨ªa sido evacuado excepto la vivienda del noveno piso en la que viven siete inmigrantes, dos de ellos menores. Este grupo hab¨ªa conseguido descender a pie hasta la tercera planta y se hab¨ªa metido en un apartamento para evitar el humo que sub¨ªa por el hueco de la escalera. Agolpados en la terraza del tercero y casi asfixiados por el humo que tambi¨¦n sal¨ªa por las ventanas del primero, los vecinos estaban dispuestos a soltar a los ni?os desde la terraza hasta el suelo, donde un grupo de vecinos se hab¨ªa colocado para intentar recogerlos.
Ah¨ª le salt¨® a Fali el autom¨¢tico. A pesar de que los bomberos de M¨¢laga ya estaban trabajando, el joven, con dos brazos como remos, fruto de cuatro a?os de visitas diarias al Coliseo, el gimnasio del barrio, salt¨® desde el suelo hasta la reja de la terraza del primer piso. Desde ah¨ª, trep¨® hasta el segundo piso y se puso de pie en el bordillo de la terraza. Mientras con el brazo derecho, repleto de tatuajes, se aferraba a una barra de tendedero no muy segura, con el brazo izquierdo cogi¨® a uno de los ni?os y baj¨® con ¨¦l hasta el suelo, entre los gritos de ¨¢nimo de los vecinos. Despu¨¦s repiti¨® la operaci¨®n con el otro ni?o. "Menos mal que mi madre ni lo vi¨® ni se enter¨® hasta pasado un rato. Cuando se lo contaron, se puso de los nervios. Ya sabes c¨®mo son las madres, pero madre no hay m¨¢s que una y hay que cuidarla", sonr¨ªe.
Tras bajar a los dos menores, Fali, "medio asfixiado", volvi¨® al bordillo del segundo para ayudar al resto de los inmigrantes a pasar a la terraza de ese piso, y desde ah¨ª, apoy¨¢ndose en el enrejado del piso primero, lograron alcanzar todos la calle.
Aqu¨ª comenz¨® el d¨ªa de fama de Rafael Caro, que ha descubierto que la popularidad es casi tan dura como trabajar de 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00 repartiendo piezas de coches. "Estoy quemad¨ªsimo. Casi no he comido nada en todo el d¨ªa", contaba ayer por la noche. Primero vino la felicitaci¨®n del jefe del cuerpo de bomberos, cuerpo al que Fali no pudo opositar por no disponer de dinero para preparar los ex¨¢menes. Despu¨¦s, un polic¨ªa local de uniforme, se acerc¨® a pedirle los datos. "Pens¨¦ que me quer¨ªa poner una multa por haber trepado al segundo, pero no era para eso". Luego llegaron los parabienes y apretones de manos del alcalde de M¨¢laga, Francisco de la Torre (PP) y, finalmente, atender a decenas de medios de comunicaci¨®n deseosos de conocer los detalles de la haza?a.
El tel¨¦fono de Fali, en el que suena un politono de una vieja canci¨®n de la Ni?a Pastori, estuvo ayer sonando todo el d¨ªa. Periodistas de toda M¨¢laga, amigos del gimnasio, colegas del barrio, familiares y compa?eros de trabajo le llamaban porque hab¨ªan visto su cara en los peri¨®dicos locales. "Lo hubiera hecho una y mil veces. Son seres humanos a los que hay que ayudar siempre", afirma, mientras sus amigos piden a los fot¨®grafos y camar¨®grafos que les saquen im¨¢genes junto al "h¨¦roe".
Durante la jornada de ayer, Fali, un chico de barrio amable y vacil¨®n, repiti¨® su proeza "por lo menos cuatro veces". Algunas televisiones le pidieron que les mostrara sobre el terreno c¨®mo hizo el rescate. Fali, empujado por las ganas de mostrarse y de agradar a las c¨¢maras, trep¨® hasta el segundo piso cada vez que las teles le ped¨ªan que reprodujera su haza?a. Algunas se limitaron a pedir que se agarrara a la parte baja del balc¨®n del primero. Luego, seg¨²n los periodistas, fue el propio Fali quien sigui¨® su escalada hasta el segundo "voluntariamente". Otra productora se limit¨® a pedir a Fali que "repitiera" lo que hab¨ªa hecho ante otras c¨¢maras, que no hicieron nada por evitar que Fali se jugara la vida por unos segundos de pantalla.
Las ascensiones al piso acabaron cuando la madre de Fali baj¨® de su casa para poner cordura. En una bronca de campeonato, la madre le dijo: "Ni por fotos ni por nada. No te subas m¨¢s a la terraza". Fali baj¨® la cabeza, y sus amigos, que antes le jaleaban, tambi¨¦n.
Una vez terminados sus d¨ªas de bien ganada gloria, Fali volver¨¢ a una realidad mucho menos ¨¦pica, o mucho m¨¢s, seg¨²n se mire. Fali, deber¨¢ sacar adelante a su joven familia con un sueldo de 1.060 euros al mes. De ellos, 560 van directamente a pagar una hipoteca suscrita hace cuatro meses durante cuarenta a?os por un apartamento en el bloque situado justo enfrente del de su madre. "Todav¨ªa tengo que hacer la reforma. A ver de d¨®nde saco el dinero".
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