Orientaciones pastorales
Parec¨ªa que la presencia de la Iglesia cat¨®lica en la vida pol¨ªtica y, sobre todo, en la vida electoral no iba a ser un elemento con el que tendr¨ªamos que contar en el ciclo constitucional que se inici¨® con la Constituci¨®n de 1978. El fracaso absoluto de la democracia cristiana en las elecciones de 15 de junio de 1977, en las que ¨²nicamente en Catalu?a consigui¨® un esca?o, puso de manifiesto que la ¨¦poca de los partidos dem¨®cratas cristianos ya hab¨ªa pasado y que los que todav¨ªa formaban parte del sistema de partidos de algunos pa¨ªses europeos eran expresi¨®n de la inercia hist¨®rica, de un momento en que la sociedad era menos laica y en que la presencia del marxismo en el debate pol¨ªtico era significativa.
Nada hac¨ªa presagiar durante muchos a?os que la Iglesia cat¨®lica fuera a recuperar el inter¨¦s en hacer pol¨ªtica y en intentar influir en el resultado electoral. No se debe olvidar que, tras la arrolladora victoria del PSOE en las elecciones de 1982, la Iglesia cat¨®lica pudo sentirse un poco hu¨¦rfana y puso en marcha la pr¨¢ctica de las beatificaciones masivas de m¨¢rtires de la guerra civil con la que ha continuado hasta el d¨ªa de hoy, pero no pretendi¨® participar en el debate pol¨ªtico y orientar la conducta electoral de los ciudadanos.
Ha sido curiosamente tras la derrota electoral del PP y la llegada al Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero cuando la jerarqu¨ªa cat¨®lica se ha vuelto m¨¢s beligerante y ha bajado a la arena pol¨ªtica. En esta legislatura ha sido, con mucha diferencia, en la que la jerarqu¨ªa cat¨®lica se ha hecho m¨¢s visible pol¨ªticamente desde la recuperaci¨®n de la democracia. Ha convocado m¨¢s manifestaciones no que en todas las dem¨¢s legislaturas juntas, sino posiblemente m¨¢s que en toda la historia de Espa?a. Se ha pronunciado en conferencias episcopales sobre numerosas normas jur¨ªdicas, llegando incluso a intentar boicotear la puesta en marcha de una asignatura como la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, que se ense?a pac¨ªficamente en pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea.
Como casi siempre suele ocurrir, cuando nos encontramos ante expresiones pol¨ªticas de la derecha espa?ola, Andaluc¨ªa se sit¨²a a la cabeza. Los obispos andaluces no s¨®lo pusieron en circulaci¨®n un comunicado extraordinariamente beligerante contra la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa para Andaluc¨ªa, sino que se han despachado esta semana con unas llamadas orientaciones pastorales, en las que se atreven a establecer los "criterios decisivos" que deben orientar el ejercicio del derecho de sufragio, que no son otros que "el apoyo a la familia y al matrimonio basado en la uni¨®n entre un hombre y una mujer", as¨ª como el rechazo de "los proyectos, m¨¢s o menos expl¨ªcitos, de ampliar la ley del aborto o de abrir el camino a la eutanasia".
No creo que la incidencia de estas orientaciones pastorales en la orientaci¨®n del voto vaya a ser significativa. La Iglesia cat¨®lica se ha ganado a pulso el prestigio que tiene. M¨¢s bien cabr¨ªa decir que la jerarqu¨ªa cat¨®lica se ha apuntado a la pr¨¢ctica del barullo, de embarrar el campo, para que no se pueda hacer una campa?a limpia, a ver si de esa manera se consigue una mayor abstenci¨®n, que es en lo ¨²nico en lo que el PP conf¨ªa para recuperar el poder. Est¨¢n en su derecho de hacerlo. Pero los poderes p¨²blicos deber¨ªan ser tan coherentes como los prelados a la hora de hacer realidad la separaci¨®n de la Iglesia y el Estado.
A la vista de la conducta de la jerarqu¨ªa cat¨®lica no creo que tenga ning¨²n sentido que se mantengan en vigor los acuerdos de 3 de enero de 1979 sobre las relaciones entre el Estado espa?ol y la Santa Sede.
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