"El problema es la ignorancia"
Para los inmigrantes musulmanes es complicado integrarse en Sevilla
"Salam aleikum, amigo". Kamal Aitoutouhen, de Tetu¨¢n (Marruecos), saluda a su amigo Hamid, de Senegal. Es la hora de la tercera oraci¨®n del d¨ªa, las 14.30, y la mezquita de la calle Los Romeros, al noroeste de Sevilla, se convierte en un hervidero de musulmanes que bajan las escaleras y desaparecen en una agradable nube de incienso.
A cinco minutos de ah¨ª, la iglesia de la Macarena re¨²ne diariamente a multitud de devotos y curiosos. "La paz contigo", le dice Antonio Jim¨¦nez, con acento andaluz, a otro amigo. Tambi¨¦n huele a incienso. El hilo musical religioso crea un ambiente acogedor. Mezquita e iglesia. Musulmanes y cristianos. Kamal y Antonio. Y un saludo que significa exactamente lo mismo: "La paz est¨¦ con vosotros".
Una organizaci¨®n musulmana tilda de "hostil" al Ayuntamiento
"El conflicto real es el rechazo a la inmigraci¨®n, no a los musulmanes"
Kamal estudi¨® Filolog¨ªa Hisp¨¢nica y lleg¨® a Espa?a en 1998 para hacer los cursos de doctorado. "No los acab¨¦ porque me tuve que poner a trabajar para poder comer". Antes de entrar en la mezquita, mientras se quita las zapatillas, ofrece su opini¨®n pausadamente: "El problema de la gente aqu¨ª es la ignorancia respecto al islam. No se ense?a en los colegios, no se habla, no se explica. As¨ª es muy dif¨ªcil que puedan ser tolerantes. No saben con qu¨¦ serlo".
Un grupo de mujeres se re¨²ne en una tienda a 50 metros de la mezquita. "Que se vayan a su pa¨ªs de una vez", dice una. Mientras compran el pan, dos cervezas o una bolsa de colines discuten sobre el tema de la inmigraci¨®n. Portan grandes monederos en las manos. No est¨¢n muy seguras de la nacionalidad de sus nuevos vecinos, pero todos entran en un mismo saco: el de "moros".
Carmen, ama de casa de 68 a?os que vive en el barrio hace 30, intenta calmar los ¨¢nimos. Asoma los ojos por la parte de arriba de sus gafas: "Yo viv¨ª en Ceuta 14 a?os. Mis amigos de all¨ª son m¨¢s buenos que nadie del mundo", asegura. Despu¨¦s introduce el pan en su carro a cuadros. Se marcha.
El Observatorio Andalus¨ª, que depende de la Uni¨®n de Comunidades Isl¨¢micas de Espa?a (Ucide), ha sacado este mes un listado de las administraciones "hostiles" al ejercicio de la libertad religiosa en 2007. Entre ellas, el Ayuntamiento de Sevilla. El informe ha abierto la caja de Pandora: ?Hay islamofobia en Sevilla?
Alguien pasa delante de una pasteler¨ªa cercana a la bas¨ªlica de la Macarena. Camina despacio. Es de T¨¢nger (Marruecos), tiene 50 a?os y seis hijos. Decide llamarse F¨¢tima para ocultar su nombre real. Mira los dulces de reojo. "Yo noto mucho rechazo aqu¨ª. Y eso que llevo 30 a?os. A veces a¨²n me llaman morata". Lleva un vestido muy largo de color oscuro y un velo morado. Casi no se la ve la cara y no consiente que le saquen fotos: "Todo lo que piensan los espa?oles es verdad. ?Claro que hay musulmanes radicales! Pero que no nos metan en el mismo saco".
Faysal, que trabaja en un locutorio de la calle Doctor Fedriani, est¨¢ de acuerdo. Vino a los 29 a?os desde Mauritania y dice haber trabajado en casi todo. "Me he recorrido todos los pueblos de Espa?a entre la fresa, las aceitunas,...". A Faysal le encanta Andaluc¨ªa porque se parece mucho a su pa¨ªs. "Pero que no nos juzguen m¨¢s, por favor".
El presidente de la Comunidad Isl¨¢mica en Espa?a, Malik Ruiz -que no pertenece a Ucide- , afirma que "no hay problemas de racismo contra musulmanes en Sevilla". Su opini¨®n choca con la decisi¨®n de Ucide y con ciertas actitudes ciudadanas.
Juan Antonio Jim¨¦nez, representante de la Comunidad Isl¨¢mica en Sevilla, intenta aclarar la situaci¨®n: "Debemos diferenciar a los musulmanes andaluces de los inmigrantes. El problema real es el rechazo a la inmigraci¨®n, a los que vienen huyendo de sus pa¨ªses. La intolerancia la sufren igual los musulmanes y los no musulmanes".
Jim¨¦nez se presenta a s¨ª mismo como Muyahi. Se convirti¨® a los 27 a?os "tras dar varias vueltas por el mundo". Su mujer lleva velo "como signo de identidad y porque le da la gana". Tienen siete hijos. Est¨¢ seguro de que la mezquita de Sevilla, cuyo proyecto fue paralizado, se construir¨¢ tarde o temprano. En febrero del a?o pasado, la asociaci¨®n de vecinos de Los Bermejales se neg¨® a la construcci¨®n de la mezquita en la parcela de 6.000 metros cuadrados que el Ayuntamiento de Sevilla hab¨ªa cedido.
M¨¢s de 7.000 musulmanes viven en Sevilla. "Y la cifra va aumentando", se regocija Muyahi.
Mientras tanto, contin¨²a la reflexi¨®n en el comercio. Los musulmanes salen de la oraci¨®n y pasan por delante de la tienda. Un se?or de 71 a?os llega a comprar pan para la comida. Lleva 36 en el barrio. Sus ojos azules entienden el problema de otra forma: "Tambi¨¦n los espa?oles tuvimos que emigrar muertos de hambre. ?No nos acordamos o qu¨¦?" Respira profundo y se dirige a la tendera: "?Me vas a dar el bollito o qu¨¦, mi arma?"
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