Un tipo com¨²n
La personalidad anodina del 'broker' al que Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale acusa del mayor fraude bancario de la historia aviva las dudas sobre su culpabilidad
J¨¦r?me Kerviel era demasiado normal para ser considerado un perdedor. Hasta el d¨ªa en que fue acusado por Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale de haber cometido el mayor fraude de la historia bancaria, no hab¨ªa nada llamativo en ¨¦l.
No logr¨® los suficientes votos para ser elegido concejal en su pueblo natal, Pont-l'Abb¨¦, una localidad de 7.800 habitantes de la Breta?a francesa; despu¨¦s de a?os de practicar yudo, no pas¨® del cintur¨®n verde, un nivel medio, por culpa de un problema en sus rodillas; y no asisti¨® a ninguna universidad de ¨¦lite, sino a una facultad mediana, donde cosech¨® unas notas respetables, pero nada sobresalientes.
"Los m¨¢s espabilados; los que consiguen mejores trabajos no estudian aqu¨ª", dice Val¨¦rie Buthion, la directora del departamento de Econom¨ªa e Ingenier¨ªa Financiera de la Universidad de Lyon, donde Kerviel hizo un m¨¢ster en finanzas.
Sus compa?eros dicen que es listo, pero no un genio de la inform¨¢tica
En un intento por explicar c¨®mo un broker de nivel medio ha causado unas p¨¦rdidas de 4.900 millones de euros, los antiguos jefes de Kerviel en Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦ral, uno de los m¨¢s antiguos y respetables bancos franceses, le describieron como un empleado "brillante" que logr¨® eludir los sofisticados sistemas de control. Pero el perfil de la vida de Kerviel, de 31 a?os, no ofrece ning¨²n brillo especial. Al contrario, los que le conocen le retratan como un joven reservado que prefer¨ªa quedar siempre en un segundo plano.
Es esta descripci¨®n la que ha avivado las dudas sobre su capacidad de generar ¨¦l solo unas p¨¦rdidas tan desorbitadas. Algunos expertos franceses sugieren que Kerviel puede servir de chivo expiatorio para tapar otras p¨¦rdidas que el banco habr¨ªa tenido por las hipotecas basura.
El salario de Kerviel, unos 100.000 euros anuales, era irrisorio si se compara con el de algunos de sus colegas. Y la subida que logr¨® en 2006 se limit¨® a un pobre 1,5%. Sus compa?eros de trabajo aseguran que era tranquilo y que destacaba poco. Listo, pero desde luego ning¨²n genio de la inform¨¢tica. "Cuando apareci¨® la noticia, vi su foto y pens¨¦ que no pod¨ªa ser ¨¦l", dice un compa?ero que prefiere no dar su nombre.
Hijo de una peluquera y de un profesor en una escuela de siderurgia que muri¨® hace dos a?os, vivi¨® en Pont-l'Abb¨¦ hasta que se march¨® a estudiar a Nantes, y m¨¢s tarde a Lyon. All¨ª fue a una universidad con estudiantes destinados a cubrir puestos poco glamourosos en oficinas. "Era uno m¨¢s entre los de su clase; nunca destac¨®", dice su antigua profesora Gisele Reynaud.
Como muchos de sus compa?eros, Kerviel comenz¨® a trabajar de becario en Banque Nationale de Paris. Y entr¨® en Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale en 2000. Un a?o m¨¢s tarde, el alcalde de su pueblo le llam¨® para entrar en las listas para las elecciones municipales, pero no logr¨® suficientes votos para ser concejal.
Seg¨²n cuenta el que fue su profesor de yudo durante seis a?os, a Kerviel le gustaba tratar con la gente, por lo que ¨¦l tambi¨¦n dio clases de artes marciales a ni?os.
Con los periodistas merodeando por su casa desde que se destap¨® el desfalco multimillonario, los familiares han preferido guardar silencio. "Lo siento, pero no tengo ning¨²n inter¨¦s en hablar de eso", dec¨ªa el viernes su t¨ªa Raymonde Kerviel, antes de dar un portazo en la cara de los curiosos.
Los responsables del banco, que afirman que Kerviel no se ha enriquecido, aseguraron en una rueda de prensa el pasado jueves que es una "persona d¨¦bil" y que ten¨ªa "problemas familiares".
Tanto el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, como el primer ministro, Fran?ois Fillon, insistieron en que el caso Kerviel no tiene ninguna relaci¨®n con el desplome de las Bolsas de la semana pasada o con las crisis de las hipotecas subprime. Pero Fillon no dej¨® pasar la ocasi¨®n de criticar a Noyer por no haberle avisado antes del agujero de 4.900 millones de Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale.
? The New York Times.
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