McCain se la juega en Florida
- Una victoria del senador de Arizona le situar¨¢ como favorito para el 'supermartes' - El ex alcalde Giuliani, que daba por hecho su triunfo, se hunde en los sondeos
La guerra de las primarias republicanas de Florida se ha convertido en un duelo. Las encuestas mostraban ayer un empate t¨¦cnico entre el senador John McCain y el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney. El candidato que gane en las votaciones de hoy llegar¨¢ considerablemente reforzado al supermartes del 5 de febrero, cuando millones de estadounidenses acudir¨¢n a las urnas en m¨¢s de 20 Estados. El equipo electoral de McCain considera la prueba de Florida como una cuesti¨®n de vida o muerte: es el Estado que le puede ratificar como el candidato. Este ex prisionero de guerra de 71 a?os ha centrado su campa?a en atraer a hispanos, jubilados y veteranos del Ej¨¦rcito.
El voto de los jubilados ser¨¢ decisivo en las primarias de hoy
"Giuliani limpi¨® las calles de Nueva York, ?y qu¨¦?", dice una pensionista
Hubo un tiempo, el a?o pasado, en que el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani so?¨® con una victoria segura en este Estado. Las encuestas le daban como ganador, por lo que decidi¨® prescindir de hacer campa?a en los dem¨¢s Estados primerizos. Confiaba en el voto de los cientos de miles de jubilados que se han mudado desde los Estados de Nueva York y Nueva Jersey a las soleadas planicies de Florida. Pero a Giuliani le est¨¢n fallando los planes. Ahora va tercero en los sondeos. En Port Saint Lucie, zona de jubilados, paisaje de campos de golf y fort¨ªn de votos republicanos, se le augura un hundimiento seguro.
De hecho, Giuliani bien podr¨ªa considerar casos como el de Isaiah y Linda Steinberg como un fracaso personal. Ambos son jud¨ªos. A los 67 y 64 a?os, viven una pl¨¢cida jubilaci¨®n en una casa con piscina y jard¨ªn en Port Saint Lucie. Vivieron en Nueva Jersey hasta que se retiraron hace cuatro a?os. Encajan en el perfil que Giuliani se ha esforzado por atraer a su terreno. Sin embargo, Isaiah votar¨¢ hoy a McCain. Linda, a Romney.
"Estoy de acuerdo con que Giuliani limpi¨® las calles de Nueva York", dice ella. "?Y qu¨¦? A m¨ª lo que me importa es que se ponga freno a la inmigraci¨®n incontrolada. Y para eso me f¨ªo de Romney". El ex gobernador ha mantenido en la campa?a un discurso duro en el tema de la inmigraci¨®n: quiere, sobre todo, evitar amnist¨ªas para los 12 millones de inmigrantes ilegales que tiene EE UU. Para esta familia, Giuliani fue un buen alcalde, pero no el h¨¦roe que ha pretendido ser. "Si hay un h¨¦roe, es McCain. Su historial de guerra es impresionante", asegura Isaiah.
Que su estela se desvanece lo sabe Giuliani y se nota en sus actos de campa?a. A esta localidad llega con su autob¨²s a una pizzer¨ªa que bien podr¨ªa haber sido sacada de una esquina de Manhattan. Le esperan un centenar escaso de personas. Algunos llevan gorras con logotipos de los cuerpos de polic¨ªa y bomberos de Nueva York. Otros exhiben camisetas de los Mets, el equipo de b¨¦isbol de Nueva York. Nada m¨¢s llegar, un polic¨ªa jubilado se le acerca al candidato y le agradece su servicio por la ciudad: "Es usted el mejor alcalde que ha tenido Am¨¦rica".
Giuliani sonr¨ªe, estampa su firma en una foto y no contesta. Su discurso es breve, centrado en su propuesta de bajar los impuestos. "Traed a gente a votar. Dec¨ªdselo a vuestros amigos: a¨²n podemos cambiar este pa¨ªs". La gente le aclama. Pero ¨¦l no acepta m¨¢s preguntas que las de la prensa. Firma aut¨®grafos y se marcha en su autob¨²s tan r¨¢pido como ha llegado.
En un Estado en que tres millones de ciudadanos tienen m¨¢s de 65 a?os, muchos de ellos llegados del norte de la costa este, el que parec¨ªa el s¨®lido granero de votos del conocido como el alcalde m¨¢s famoso de Am¨¦rica se ha desvanecido. "La gente mayor votar¨¢ a McCain", comenta Jerry Levy, con un herm¨¦tico acento neoyorquino. Tiene 76 a?os, fue due?o de Les Poulets, una discoteca del barrio de Tribeca que Giuliani visit¨® en varias ocasiones cuando era alcalde. "Giuliani ser¨ªa buen presidente, pero ha perdido el momento. La gente no le percibe como ganador", comenta.
En el mismo d¨ªa, Giuliani visita una sinagoga en Boca Rat¨®n. Trescientos jud¨ªos, casi todos con la kip¨¢ en la cabeza, le esperan sentados. A su llegada se canta el himno americano y el israel¨ª. En su presentaci¨®n se habla del derecho de retorno y del terrorismo palestino. Giuliani cumple: su discurso es el de un duro protector de los derechos de Israel. "Tenemos una relaci¨®n especial como han existido pocas", dice. "Como presidente, obligar¨¦ a Palestina a que reconozca vuestro derecho a existir", dice entre aplausos.
El rabino Samuel Fox, de 78 a?os, tambi¨¦n es neoyorquino y tambi¨¦n se ha jubilado en Florida. Votar¨¢ por Giuliani. Pero bien podr¨ªa cambiar de opini¨®n hoy. "Menos Mike Huckabee, todos los republicanos son buenos. Huckabee se centra demasiado en la religi¨®n. En cambio, McCain...". ?sa es la frase de la semana, la que se oye en casi todas las paradas de Giuliani en Florida: "En cambio, McCain...".
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