Un ¨®rdago
Por primera vez comparec¨ªa el pianista bilba¨ªno Joaqu¨ªn Ach¨²carro en estos ciclos de Grandes int¨¦rpretes. Ten¨ªa por delante una buena papeleta. En esta edici¨®n los otros son Pollini, Sokolov, Zimerman, Aimard, Zacharias, todos ellos m¨¢s o menos habituales. Ach¨²carro no se achant¨®. Sabe que est¨¢ donde est¨¢ por m¨¦ritos m¨¢s que sobrados. Se plant¨®, no obstante, en escena con una actitud a medio camino entre la humildad y las ganas de agradar, poniendo, en primer lugar, la importancia de las obras y en segundo, la faceta interpretativa.
El programa que eligi¨® fue de los de ¨®rdago. Un recorrido del Brahms juvenil e intermedio al de su ¨²ltima ¨¦poca en la primera parte, y los 12 preludios del libro segundo de Debussy, en la segunda. Le define -y le honra- este coraje. Adem¨¢s, salpic¨® con medidas explicaciones lo que iba a hacer y por qu¨¦. Otros espa?oles imprescindibles del teclado -De Larrocha, Colom- ya hab¨ªan pasado por estos ciclos. Ach¨²carro, no. Ten¨ªa que revalidar su maestr¨ªa ante un p¨²blico diferente. La mayor¨ªa le conoc¨ªa, el sector m¨¢s joven quiz¨¢ no tanto. Su empuje y su disposici¨®n se vieron recompensados. Ach¨²carro triunf¨®. Y por encima de ello convenci¨® gracias a su seguridad, coherencia, profesionalidad, claridad, elaboraci¨®n del sonido, sentido mel¨®dico del fraseo y coraz¨®n.
Joaqu¨ªn Ach¨²carro
Obras de Brahms y Debussy. Inauguraci¨®n del 13? Ciclo de Grandes int¨¦rpretes. Organizado por Fundaci¨®n Scherzo y patrocinado por EL PA?S. Auditorio Nacional. Madrid, 29 de enero.
A por todas
Su Brahms tuvo una dimensi¨®n claramente did¨¢ctica, en una primera lectura. La prolongada experiencia docente del int¨¦rprete en EE UU -particularmente, desde su c¨¢tedra en Dallas- pesa lo suyo. Pero sus versiones van m¨¢s all¨¢ del mero ejercicio ilustrativo, buceando en las l¨ªneas de fuerza de una evoluci¨®n, desde los reveladores apuntes de las Variaciones, opus 9, a las enigm¨¢ticas y asombrosas Klavierst¨¹cke, opus 119, puntos extremos de un recorrido de casi 40 a?os. Ach¨²carro sac¨® a la luz con nitidez las obras de juventud y alcanz¨® unos niveles de enorme maestr¨ªa en las piezas finales. Fue el suyo un Brahms vers¨¢til, profundo, contrastado y sereno. Un Brahms necesario.
No estaba anunciado inicialmente que Ach¨²carro iba a enfrentarse con todos los preludios del segundo libro de Debussy. Pero era una noche en la que iba a por todas. As¨ª que dej¨® en la trastienda el anunciado Ravel y se meti¨® hasta las cejas en una de las obras m¨¢s complejas -y atractivas- de la literatura pianistica de todos los tiempos. Sali¨® airoso, poniendo en primer t¨¦rmino valores como la fidelidad, la austeridad y la l¨®gica. El popular Claro de luna redonde¨® su incursi¨®n francesa.
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