El deseo y la bestia
En Domingo, un corto de Nacho Vigalondo realizado para una de las ediciones de Notodofilmfest, una c¨¢mara de v¨ªdeo dom¨¦stico registra el avistamiento de un ovni. La banda sonora recoge la discusi¨®n que el casual operador est¨¢ manteniendo con su pareja. En un momento clim¨¢tico, el protagonista deja la c¨¢mara en el suelo y el objetivo captura el desenlace de la bronca, mientras, en el off del plano, el objeto volador no identificado hace algo prodigioso que no vemos. Ese desplazamiento del objetivo de lo prodigioso a lo trivial, de lo c¨®smico a lo privado tambi¨¦n define la esencia de Monstruoso, la producci¨®n de J. J. Abrams tan inteligentemente publicitada como raudamente castigada en la taquilla americana por un p¨²blico quiz¨¢s poco receptivo a la experimentaci¨®n.
MONSTRUOSO
Direcci¨®n: Matt Reeves.
Int¨¦rpretes: Lizzy Caplan, Jessica Lucas, Michael Stahl-David, Odette Yustman.
G¨¦nero: fant¨¢stico. Estados Unidos, 2008.
Duraci¨®n: 73 minutos.
No cuenta la devastaci¨®n de Nueva York, es una pel¨ªcula de amor
Dirigida por Matt Reeves -cineasta que debut¨® con la heterodoxa comedia rom¨¢ntica Mi desconocido amigo (1996) antes de centrarse en labores televisivas-, Monstruoso es, como Domingo, todo un s¨ªntoma cultural, una consecuencia de esa cultura del yo que privilegia lo ¨ªntimo sobre lo colectivo. Como a estas alturas de la inclemente campa?a publicitaria ya sabr¨¢ todo lector, Monstruoso es una monster movie en forma de documento encontrado, El monstruo de tiempos remotos (1953) de la era YouTube, narrado por una videoc¨¢mara en la que palpitan los ecos de una historia de amor en forma de flashes de cinta reciclada. Y ah¨ª est¨¢, precisamente, el verdadero toque de distinci¨®n de la pel¨ªcula: en realidad, Monstruoso no habla de la devastaci¨®n de Nueva York por parte de una criatura colosal, de cuyo cuerpo llueven par¨¢sitos voraces. Monstruoso es, en realidad, una pel¨ªcula de amor: la cr¨®nica de una desesperada reconciliaci¨®n amorosa en el mismo umbral del Apocalipsis.
El productor Abrams ya hab¨ªa abierto un discurso parecido con su sensacional serie Alias: all¨ª, los arquetipos de la ficci¨®n de espionaje se somet¨ªan a la radical transgresi¨®n de tener vida privada. Una vida privada que, en una prodigiosa pirueta, aportaba todo el armaz¨®n narrativo del juego de simulacros, mentiras y apariencias que defin¨ªa un g¨¦nero que, superados los referentes de la guerra fr¨ªa, intoxicaba la esfera de lo ¨ªntimo. Monstruoso es, pues, puro Abrams y sus muchas virtudes no se agotan en la premisa: la pel¨ªcula de Reeves funciona como abrumador ejercicio de virtuosismo, en el que el registro, aparentemente ca¨®tico, de la cat¨¢strofe se pone al servicio de un calculado juego de elipsis e informaciones dosificadas.
Sin estar libre de interpretaciones pol¨ªticas -el cr¨ªtico de Village Voice hablaba del paso de Godzilla a Al-Quaedzilla-, Monstruoso centra su inter¨¦s en otra cosa: en la vida interior del arquetipo -antip¨¢tico, pijo y sin carisma- mientras todo se desmorona a su alrededor.
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